Los lobbies turísticos, débiles sin estrategia
La debilidad del turismo a la hora de defenderse de las más incomprensibles decisiones políticas suele achacarse a la dispersión entre varios lobbies, aunque quizás ese no sea el principal motivo. Las medidas más disparatadas contra el sector sobre el cual gira el grueso de la economía nacional vienen acentuándose desde todos los estamentos, demostrando […]

La debilidad del turismo a la hora de defenderse de las más incomprensibles decisiones políticas suele achacarse a la dispersión entre varios lobbies, aunque quizás ese no sea el principal motivo.
Las medidas más disparatadas contra el sector sobre el cual gira el grueso de la economía nacional vienen acentuándose desde todos los estamentos, demostrando el nulo poder de las distintas asociaciones.
Mientras en otros países también sustentados con los viajeros, donde la colaboración público-privada impide que ciertas tentaciones de dislates no acaben haciéndose realidad, en España muy rara vez se logra.
Tenerife, Barcelona y Baleares son ejemplo de ello, como ejemplo de tres potencias turísticas actuando en contra de toda lógica, como ha venido relevando Preferente (Masoquismo en Tenerife, Barcelona y Mallorca).
Tenerife, con unos récords disparados de absentismo laboral desde la pandemia, sufre su primera gran manifestación del sector en 47 años, mientras Barcelona, sin haberse repuesto aún del todo del procés, de Ada Colau y del coronavirus, opta por imponer al viajero un recargo que puede llegar hasta 100 euros al día para una familia.
Y Baleares, de su lado, en plena crisis por falta de vivienda asequible y percepción de saturación, aprueba que se regularicen 90.000 plazas sobre un parque de viviendas de alrededor de 500.000 cuyo fin original era su uso como hogar.
Los varios lobbies nacionales y los también distintos regionales y locales están demostrando poca efectividad, por lo que convendría replantearse su forma de operar.
Hacer una rueda de prensa, o enviar una nota a los medios, o unas declaraciones ante micrófonos, parecen de escaso impacto, frente a otra estrategia con campañas más insistentes y de largo plazo, hasta que calasen sus mensajes, en vez de apariciones aisladas.
Los gobernantes no temen al sector, cuyas consignas se ven replicadas de inmediato, y condenadas a espacios pequeños en la cobertura informativa.
Reconociendo que la naturaleza atomizada del Turismo dificulta una cohesión, especialmente con algunos líderes siempre egoístas, también es factible la mejora del trabajo en la sombra, con una visión más propagandística y permanente en la sociedad, hasta que con estas nuevas técnicas los políticos empiecen a respetarnos.