Los hermanos de los Javieres aprueban trasladarse a los Jesuitas

Los Javieres cuenta con el respaldo de sus hermanos para el regreso a su sede fundacional, la iglesia de los jesuitas en la calle Jesús del Gran Poder. La hermandad, en el cabildo general extraordinario celebrado en la noche del 26 de marzo, ha aprobado esta cuestión por la cual la junta de gobierno viene trabajando desde hace varios meses con una abrumadora mayoría de 279 votos a favor, 2 abstenciones y 13 en contra. Es sin duda otro paso más para ver a los Javieres en la antigua iglesia de la Compañía de Jesús y en la capilla de los Luises, dos templos que dan acceso a la calle Jesús del Gran Poder y Trajano, donde nació esta hermandad. La corporación ya cuenta con el beneplácito de los hermanos, de la diócesis y de los jesuitas . Además, se ha aprobado otorgar facultad al hermano mayor, José Antonio Oliert, para realizar las gestiones pertinentes y firmar el acuerdo de cesión, el último paso que falta para ver a los Javieres en este templo. La llegada de los Javieres a los jesuitas no sería 'inminente', dado que la cofradía hará la estación de penitencia del próximo Martes Santo desde Omnium Sanctorum, donde residen desde 1977, en la capilla de los Cervantes ubicada bajo la torre del remozado templo. Actualmente, la iglesia de los Jesuitas se encuentra cerrada al culto desde la marcha de la Pastora Juvenil. Este templo no ha albergado a una hermandad desde hace casi medio siglo con los Javieres. Está siendo un proceso largo y complejo, como ocurriera en otras décadas atrás con otras hermandades que cambiaron de sede canónica. Desde su fundación, la hermandad ha estado vinculada a esta orden. La iglesia de Jesús del Gran Poder fue su sede hasta 1977, desde donde realizó sus primeras salidas. Entre 1940 y 1945, la iglesia del Sagrado Corazón estuvo bajo la dirección de los padres jesuitas Pedro Ayala, Antonio Luque y José Luis Díez. Durante este tiempo, la congregación de los Javieres estaba dirigida espiritualmente por el padre José Luis Díez Gutiérrez-O'Neill. Fue en este contexto donde comenzó a gestarse la idea de una hermandad, que fructificaría con el encargo de las imágenes en 1945. El acuerdo formal para la fundación de la hermandad se plasmó en 1946. El 21 de junio de 1955, el cardenal Bueno Monreal aprobó las reglas de la hermandad, acordándose que el día de la salida sería el Martes Santo, en coincidencia con el nacimiento de San Francisco Javier, el 7 de abril de 1506. En 1956, estaba previsto que una representación de nazarenos con varas y estandarte acompañara a la hermandad del Dulce Nombre, pero no fue posible debido a la lluvia. Finalmente, salió con la Soledad de San Lorenzo el Sábado Santo. La hermandad realizó su primera estación de penitencia el 16 de abril de 1957, solo con el paso de Cristo. En 1969, la Virgen de Gracia y Amparo salió por primera vez en un Stabat Mater junto al crucificado desde este templo jesuita. En 1977, la hermandad abandonó definitivamente el lugar, aunque ahora alberga la esperanza de ver a esta cofradía regresar a sus naves en un futuro cercano.

Mar 27, 2025 - 02:03
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Los hermanos de los Javieres aprueban trasladarse a los Jesuitas
Los Javieres cuenta con el respaldo de sus hermanos para el regreso a su sede fundacional, la iglesia de los jesuitas en la calle Jesús del Gran Poder. La hermandad, en el cabildo general extraordinario celebrado en la noche del 26 de marzo, ha aprobado esta cuestión por la cual la junta de gobierno viene trabajando desde hace varios meses con una abrumadora mayoría de 279 votos a favor, 2 abstenciones y 13 en contra. Es sin duda otro paso más para ver a los Javieres en la antigua iglesia de la Compañía de Jesús y en la capilla de los Luises, dos templos que dan acceso a la calle Jesús del Gran Poder y Trajano, donde nació esta hermandad. La corporación ya cuenta con el beneplácito de los hermanos, de la diócesis y de los jesuitas . Además, se ha aprobado otorgar facultad al hermano mayor, José Antonio Oliert, para realizar las gestiones pertinentes y firmar el acuerdo de cesión, el último paso que falta para ver a los Javieres en este templo. La llegada de los Javieres a los jesuitas no sería 'inminente', dado que la cofradía hará la estación de penitencia del próximo Martes Santo desde Omnium Sanctorum, donde residen desde 1977, en la capilla de los Cervantes ubicada bajo la torre del remozado templo. Actualmente, la iglesia de los Jesuitas se encuentra cerrada al culto desde la marcha de la Pastora Juvenil. Este templo no ha albergado a una hermandad desde hace casi medio siglo con los Javieres. Está siendo un proceso largo y complejo, como ocurriera en otras décadas atrás con otras hermandades que cambiaron de sede canónica. Desde su fundación, la hermandad ha estado vinculada a esta orden. La iglesia de Jesús del Gran Poder fue su sede hasta 1977, desde donde realizó sus primeras salidas. Entre 1940 y 1945, la iglesia del Sagrado Corazón estuvo bajo la dirección de los padres jesuitas Pedro Ayala, Antonio Luque y José Luis Díez. Durante este tiempo, la congregación de los Javieres estaba dirigida espiritualmente por el padre José Luis Díez Gutiérrez-O'Neill. Fue en este contexto donde comenzó a gestarse la idea de una hermandad, que fructificaría con el encargo de las imágenes en 1945. El acuerdo formal para la fundación de la hermandad se plasmó en 1946. El 21 de junio de 1955, el cardenal Bueno Monreal aprobó las reglas de la hermandad, acordándose que el día de la salida sería el Martes Santo, en coincidencia con el nacimiento de San Francisco Javier, el 7 de abril de 1506. En 1956, estaba previsto que una representación de nazarenos con varas y estandarte acompañara a la hermandad del Dulce Nombre, pero no fue posible debido a la lluvia. Finalmente, salió con la Soledad de San Lorenzo el Sábado Santo. La hermandad realizó su primera estación de penitencia el 16 de abril de 1957, solo con el paso de Cristo. En 1969, la Virgen de Gracia y Amparo salió por primera vez en un Stabat Mater junto al crucificado desde este templo jesuita. En 1977, la hermandad abandonó definitivamente el lugar, aunque ahora alberga la esperanza de ver a esta cofradía regresar a sus naves en un futuro cercano.