Las estremecedoras palabras de Michel al enterarse del fallecimiento de su amigo José Ángel de la Casa: «Yo sé que…»
Cuando una voz se apaga, el eco conmueve a todos. Hay figuras cuya marcha trasciende lo personal y se convierte en algo colectivo. Su voz, su manera de estar en el mundo, su papel como testigo de momentos irrepetibles las convierte en patrimonio emocional de un país entero. Cuando esas voces se apagan, la tristeza ... Leer más

Cuando una voz se apaga, el eco conmueve a todos.
Hay figuras cuya marcha trasciende lo personal y se convierte en algo colectivo. Su voz, su manera de estar en el mundo, su papel como testigo de momentos irrepetibles las convierte en patrimonio emocional de un país entero. Cuando esas voces se apagan, la tristeza no entiende de edades, deportes o profesiones.
A los 74 años ha fallecido una de esas voces: la del periodista José Ángel de la Casa. Víctima de una neumonía, llevaba años enfrentándose con dignidad al Parkinson, una enfermedad que también conoció de cerca por su padre. Su muerte deja un silencio que costará llenar, sobre todo para quienes crecieron escuchándolo narrar la historia del deporte español.
La memoria sonora de una época.
Con un estilo preciso, contenido y honesto, José Ángel de la Casa se ganó el respeto de varias generaciones. Era capaz de transmitir emoción sin aspavientos, salvo cuando el fútbol lo desbordaba, como en aquel inolvidable 12-1 frente a Malta. Aquel grito por el gol de Señor, tan espontáneo como genuino, quedó grabado en la memoria colectiva.
Su trayectoria en la televisión pública comenzó en 1977 con el atletismo y terminó tres décadas después narrando un partido de España contra Islandia. Fueron casi dos mil retransmisiones, interrumpidas por un ERE que forzó una jubilación anticipada. Pero su influencia ya estaba más que consolidada.
Más allá del micrófono.
Pese a su adiós a las cámaras, De la Casa no dejó de luchar. Desde 2004 convivía con el Parkinson, un combate íntimo que nunca eclipsó su legado público. A sus espaldas deja la narración de seis Copas del Mundo, seis Juegos Olímpicos y momentos que definieron una era: desde la gloria de Fermín Cacho en Barcelona’92 hasta el gol de Mijatovic en Amsterdam.
Durante su carrera, compartió cabina con muchos comentaristas, pero su tándem con Míchel González se convirtió en una de las parejas más memorables de la televisión. Diez años de retransmisiones, complicidad y alguna que otra fricción marcaron su relación. “Míchel se cabreó mucho una vez… luego se arregló y punto”, contó alguna vez el periodista.
La despedida de un discípulo.
Míchel ha querido hoy despedirse con palabras cargadas de afecto. Ha recordado a De la Casa como su “entrenador fuera del fútbol”, alguien que le enseñó con rigor y generosidad desde la trinchera del periodismo. «Gracias José Ángel. Mi entrenador fuera del fútbol en esa otra vida…», escribe junto a una imagen de ambos.
Gracias José Ángel. Mi entrenador fuera del fútbol en esa otra vida . Metódico, serio, conciso pero eficaz . Entre confidencias, viajes y vida en común pasaron 8 maravillosos años contigo en la universidad de tu manera de narrar y hacer televisión, donde me enseñaste (1/2) pic.twitter.com/mXF4g8gY2i
— Míchel (@MichelGonzalez) May 5, 2025
esa imagen vale más que cualquier palabra. A nadie se lo decías, pero yo sé que formaba parte de ese selecto grupo de personas a las que tu carácter y tu formación no te permitía decírselo. Cada vez que escuche la narración de un partido, te seguiré extrañando.
— Míchel (@MichelGonzalez) May 5, 2025
En su homenaje, el exfutbolista subraya el valor humano del periodista, ese que no siempre era fácil de mostrar pero que los cercanos sabían detectar. «Cada vez que escuche la narración de un partido, te seguiré extrañando», concluye. Porque algunas voces, aunque callen, nunca dejan de oírse.