La mejor obra de Margaret Thatcher

Tony Blair ha dicho que no debemos empeñarnos en reducir las emisiones sino en apostar por la energía nuclear. «Para mí Tony Blair debería estar en búsqueda y captura por su responsabilidad, y sus mentiras, a la hora de patrocinar la guerra de Irak», zanja Ovejero en su diario. La entrada La mejor obra de Margaret Thatcher se publicó primero en lamarea.com.

May 1, 2025 - 11:12
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La mejor obra de Margaret Thatcher

30 de abril

Se cumplen 50 años desde que salió Wish you were here. Yo aún estaba en el instituto. Recuerdo aquella época sin nostalgia alguna, al contrario, con el malestar de quien desperdició un tiempo que podría haber sido hermoso y de quien no supo sentirse a gusto en la vida. Aun hoy no sabría cómo explicar por qué. Música como la de Pink Floyd fue mi insuficiente refugio. Hago mi pequeña conmemoración privada escuchando el CD The Dark Side of the Moon, que siempre fue mi preferido entre los LPs del grupo y es el único que tengo en soporte físico. Quizá esta necesidad del objeto y el tacto para un rito define la generación a la que pertenezco.

¿Nos acordaremos en unos años del día del apagón? Para aquellos a quienes nos pilló en casa no ha sido un acontecimiento tan notorio, salvo por la preocupación que podamos haber sentido por otras personas. No conseguí hablar con mi madre hasta la mañana siguiente, pero suponía que estaría bien: seguro que estaba en casa a esas horas y es una mujer de recursos.

Pocos minutos antes estaba desconectando los cables que llevaban la corriente a una caldera vieja de la que tenemos que deshacernos. Mientras lo hacía saltó un chispazo por un movimiento torpe con el que junté dos cables que no debía. Luego salí a hablar con un vecino y mientras lo hacía me llamó Edurne para decirme que nos habíamos quedado sin electricidad. Sospechando que era el culpable, volví a casa a ver qué tenía que reparar. El vecino me acompañó y, cuando estábamos examinando las conexiones, su mujer le llamó para decirle que también estaban sin luz. Por un breve instante me atravesó el temor de haber provocado yo el desaguisado, aunque era un pensamiento irracional. Luego descubrimos que se trataba de un apagón general y quedé libre de sospecha.

Tony Blair, qué sorpresa, declara que se está planteando mal la defensa del medio ambiente y que no debemos centrarnos tanto en la reducción de las emisiones como en seguir desarrollando tecnologías para compensarlas, y volver a la energía nuclear.

No opinaré sobre la utilidad de relanzar el uso de la energía nuclear, porque desconozco la tecnología de los pequeños reactores modulares de los que habla. Pero mi desconfianza es grande ante quien plantea un discurso tan manipulador como el suyo: no es que seamos unos pobres ignorantes que mezclan la energía nuclear con la bomba atómica, como pretende con una mezcla de banalidad y prepotencia; es que nos acordamos de los accidentes de Three Mile Island, Chernóbil y Fukushima, por ejemplo, que él ha olvidado; y de sus consecuencias para la salud, la vida y también la economía de la gente.

No sé si es verdad que Margaret Thatcher dijo, como he oído, que su mayor contribución a la política fue Tony Blair, es decir, obligar a transformar el discurso de la socialdemocracia en un remedo del conservador. Pero es cierto que lo consiguió. Blair abrazó con entusiasmo el liberalismo y las privatizaciones de los bienes públicos, llegando a afirmar que su Gobierno no iba a pretender ser más inteligente que el mercado.

Además, para mí Tony Blair debería estar en búsqueda y captura por su responsabilidad, y sus mentiras, a la hora de patrocinar la guerra de Irak. ¿Cómo puede conservar algo de credibilidad quien ha provocado la muerte de miles de personas escamoteando la verdad?

Si un día Abascal escribiera sus memorias también podría presumir de que su mayor logro fue empujar al PP hacia la extrema derecha. No se puede negar que ha contribuido a convertir un partido conservador en uno populista; el miedo del PP a la competencia por la derecha –aparte de las querencias propias– le ha hecho enterrar todo discurso positivo y constructivo, sustituyendo cualquier promesa de futuro por un acoso cerril al Gobierno.

Cuando tenía más o menos 20 años leí un libro de aforismos de José Bergamín, cuya misoginia me resultó muy indigesta. Me pongo a buscarlo y llego a la conclusión de que debió de ser El cohete y la estrella. Encuentro en Wikiquote unos cuantos ejemplos –no tengo el libro, que seguramente saqué de una biblioteca–:

«Una mujer que no se hace esclava de un hombre solamente, lo es de todos».

«La personalidad de la mujer es un resultado de la cultura, como el paisaje; el hombre los ha humanizado».

Pero quizá me resulte aún más antipático que Bergamín quien degrada a las mujeres mientras pretende ensalzarlas o defenderlas. En la misma búsqueda en Wikiquote encuentro esta afirmación de Santiago Ramón y Cajal:

«Los misóginos deberían recordar que la más ignorante y rústica de las mujeres puede engendrar un hombre de genio».

No diré que me enorgullece, pero sí me alegra saber que a los 20 años ya me repugnaban las idioteces misóginas que se atrevían a publicar algunos hombres; ¿cómo es posible que hombres que en muchos campos dan muestras de inteligencia puedan expresar opiniones tan toscas y malignas sin sonrojarse, incluso sintiéndose brillantes u ocurrentes? ¿Qué desajuste se da en sus cerebros para no entender que el chisporroteo que producen no es el del ingenio, mucho menos el del genio, sino el del cortocircuito?

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