Al igual que el sueño de la razón produce monstruos, el sueño profundo de las administración genera baches. Así ocurre con la A-49, la autovía Sevilla-Huelva-Portugal, convertida en otro icono de la gestión del Ministerio de Transportes. Sus baches tienen vocación abisal porque el abandono de la carretera, salvo retoques de maquillaje, va más allá del problema superficial y afecta al firme. La autovía es una metáfora de la degradación a la que se llega cuando no se atienden los problemas, te alejas de las necesidades reales, se desvían fondos a otros intereses y encima culpas al destino –llámese temporales–, de tu incompetencia. Es lo mismo que explica los retrasos de los AVE a Andalucía o el gran apagón. No...
Ver Más