La audacia del león peruano
Hay dos opciones para afrontar lo que viene. O esconderse o plantarle cara. No es sencillo porque no sabemos exactamente qué es lo que está por llegar. Intuimos...

Hay dos opciones para afrontar lo que viene. O esconderse o plantarle cara. No es sencillo porque no sabemos exactamente qué es lo que está por llegar. Intuimos que tiene que ver con la tecnología y con la inteligencia artificial. Prevemos que perderemos nuestro empleo y de poco servirá nuestra formación. Sentimos que la polarización con sus mejores amigos, las noticias falsas y la censura, han acampado en nuestro entorno. Pero esta semana hemos encontrado una certeza, un ejemplo para saber cómo encarar este futuro tan incierto. El nuevo Papa.
León XIV no ha dejado de lanzar mensajes desde el jueves de la fumata blanca. Ha sido ágil y audaz. Ágil porque en apenas cuatro días ya ha puesto sobre la mesa los asuntos que marcarán su papado: la paz y la unidad. Y ha practicado la audacia al situar la inteligencia artificial en el mismo plano que supuso la revolución industrial hace 130 años cuando el anterior Papa de nombre León denunció la explotación obrera.
Robert Prevost ha elegido y nos muestra el camino para el nuevo liderazgo. Nada de ocultarse en la relativa comodidad en la que vivimos o resguardarnos en la cómoda prudencia de no saber qué pasará. Atreverse a poner nombre y apellidos a las amenazas es el primer paso de valentía para vencerlas. El odio entre nosotros que lleva a los conflictos armados tiene una parte previa que es la polarización y ha de vencerse con la audacia de querer construir puentes, pero también de la mano de la tecnología.
Nos tenemos que ir acostumbrando a este nuevo Papa cuyo nombre elegido nos va a recordar los tiempos de revoluciones, desigualdad y populismo del último pontífice con este nombre: León XIII que gobernó la Iglesia desde 1878 a 1903. Y no solo eso. Cada vez que veamos su gesto conciliador en una iglesia, también veremos a ese león de su nombre. Valiente, poderoso y con determinación. Y nos recordará que para este tiempo que nos ha tocado vivir se necesitan personas que lideren los países, las empresas o sus propias vidas con esos valores.
Científicos y espirituales. Su formación en matemáticas y en leyes le permite conocer mejor nuestro mundo, pero la complementa con el estudio de una moral que está por encima de la ciencia como es la teología.
Fuertes y a la vez integradores. El apoyo recibido por el nuevo Papa de todas las corrientes de la Iglesia en el cónclave ha sido espectacular. Se puede ganar el apoyo de tus iguales sin machacar al rival.
Audaces sin renunciar a la tradición. Situar la inteligencia artificial como una de las prioridades de su papado es coherente con sus antecesores Francisco, Benedicto XVI o Juan Pablo II, que tuvieron la pobreza, la evolución y el diálogo como mantras.
Con los pobres y con los poderosos. No es incompatible. Sus años en las misiones de Perú no le impidieron practicar los cambios para los necesitados desde las estructuras del poder al ser obispo, prior o cardenal.
Por tanto, qué mejor símbolo para tener presente en estos tiempos que ese poderoso león que no se esconde, sino que afronta con valentía lo que está por venir.