Jules Koundé, el héroe intocable para Hansi Flick
El francés decidió El Clásico y se confirmó como uno de los jugadores más importante para el club azulgrana

Jules Koundé se ha consolidado como un símbolo de fiabilidad del FC Barcelona en una temporada marcada por el cambio de rumbo bajo las órdenes de Hansi Flick. Este pasado sábado, en una final de infarto de la Copa del Rey, el francés se erigió en héroe inesperado con un gol en la prórroga que selló el 3-2 definitivo frente al Real Madrid y dio a los culés su segundo título del curso -más la Supercopa de España-.
Koundé, que ya era un fijo en las alineaciones, se ha ganado con hechos el estatus de intocable para Flick esta temporada. "Koundé y diez más" parece ser la premisa del técnico alemán, que ha depositado en el defensor francés la confianza plena para sostener a su equipo tanto en defensa como en la salida de balón y las finalizaciones.
Sus cifras hablan por sí solas: 4.381 minutos disputados en 52 de los 53 partidos que ha jugado el Barça esta temporada, con 49 titularidades y 40 encuentros completando los 90 minutos. Descansó únicamente en el duelo de LaLiga ante el RCD Mallorca y ha estado sobre el césped el 91.3% del tiempo total de juego del equipo. Un rendimiento que, como ha destacado Hansi Flick en más de una ocasión, "demuestra su potencia física y compromiso absoluto". Este año sí hay razones.
Koundé es un profesional ejemplar. Su rendimiento físico y su compromiso son impresionantes | Hansi Flick, entrenador del FC Barcelona
Obsesivo con la puntualidad y las faltas de respeto, el alemán lo ha castigado en más de una ocasión con el banquillo por llegar tarde a las charlas previas a un partido. Si no fuera por esos pequeños detalles, para Flick seria el jugador perfecto. De gran rendimiento y profesional como pocos. Y que siempre está disponible.
A pesar de que en su llegada al club azulgrana mostró reticencias por jugar como lateral -su posición natural es la de central, como bien demostró en el Sevilla FC-, Koundé ha hecho de la banda derecha su gran reino. En el apartado defensivo, sus números son de élite: 3.6 recuperaciones por 90 minutos y éxito en más de la mitad de los duelos individuales. Apenas es superado en un 40% de los intentos de desborde rival, siendo clave en la presión alta que caracteriza al esquema de Flick.
Con balón, su influencia tampoco pasa desapercibida. Koundé completa el 89% de los pases que intenta, promedia 12.6 conducciones progresivas de más de 10 metros por encuentro y genera casi una ocasión de gol por partido. Sus cuatro goles y ocho asistencias son sus mejores registros ofensivos, reforzando su nueva dimensión.
Jules Koundé (23) celebra un gol con su compañero Lamine Yamal (19) | EFE
Ahora, con el Barça en semifinales de la Champions League ante el Inter de Milán, el papel de Koundé vuelve a ser fundamental. Esta vez, tal y como advirtió el propio Flick en la rueda de prensa, su misión será doble: frenar las internadas de Matteo Darmian y castigar los espacios que deja una defensa italiana cómoda en bloque bajo. El físico lo tiene, la calidad también y la confianza hace de él un pilar esencial.
Jules Koundé: el engranaje silencioso del sistema Flick
Bajo el modelo de juego impuesto por Hansi Flick, Jules Koundé ha evolucionado de forma notable para adaptarse a un rol híbrido entre lateral defensivo y central encubierto, lo que le ha permitido brillar en distintos momentos del juego. A nivel defensivo, se sitúa ligeramente más centrado que un lateral tradicional, cubriendo las espaldas de los extremos ofensivos y ejerciendo de tercer central al repliegue.
Jules Koundé (23) ha sido una piezas intocables de Hansi Flick este año | EFE
En fase ofensiva, su implicación ha crecido exponencialmente. Koundé no se limita a lanzar centros, sino que ofrece apoyos interiores, conduce hacia campo rival y atrae marcas para liberar pasillos laterales. Su potencia y capacidad para recorrer grandes distancias con balón han sido una herramienta vital en este sistema.
Flick lo utiliza también como ancla defensiva en la presión alta: su lectura de juego le permite anticiparse a los pases en la salida rival, como demostró en la Cartuja.