José Antonio Giménez, experto en prevención: "Las razones de los jóvenes para vapear no se cambian solo prohibiendo"
"Con el tabaco solo nos fijábamos en la presión social negativa pero la positiva tiene tanto o más poder", asegura el profesor de la Universidad de Valencia, que ha inaugurado el XV Congreso del Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo El proyecto que quiere crear la 'primera generación libre de tabaco': “No queremos sentirnos señalados sino empoderados” España está en un momento crucial en la lucha contra el tabaquismo. Tras 15 años sin nuevas regulaciones, el Ministerio de Sanidad ultima una reforma de la ley para restringir los espacios sin humo –falta por conocer en detalle cuáles– y algunas medidas para poner coto a los vapeadores, aunque ninguna de ellas todavía está aprobada. El consumo de tabaco ha caído en las tres últimas décadas pero en los últimos años la curva se ha suavizado e incluso titubeado, a excepción de un descenso brusco en 2023. Sin embargo, los nuevos productos del tabaco –de colores y con sabores– han salido a la caza de las personas más jóvenes, entre quienes tienen un éxito mucho mayor que los cigarrillos tradicionales. En este ecosistema tan cambiante, la prevención sigue siendo una asignatura pendiente en España, asegura el psicólogo José Antonio Giménez (Xàtiva, 1974), profesor en la Universidad de Valencia y encargado de pronunciar la conferencia inaugural del congreso que el Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT) ha celebrado este viernes en Valencia. Para que sea efectiva se necesita tiempo –no sirve con dar una charla en colegios e institutos al año, subraya–, tener en cuenta a los “pares” –los iguales– como prescriptores y combinarla con una buena regulación. “Con el tabaco solo nos fijábamos en la presión social negativa pero la positiva tiene tanto o más poder”, señala. ¿España está estancada en el consumo de tabaco? ¿No se consigue avanzar más con la regulación actual? No soy experto en regulación, pero en prevención hay dos grandes ámbitos: la prevención de la oferta y la prevención de la demanda. Yo trabajo en la segunda, que consiste en trabajar con las familias, con la comunidad, con los chavales para intentar que sean ellos los que no demanden este consumo y tengan una mirada más crítica ante esa puerta de atrás por la que entran las marcas. Con todas las drogas tenemos un problema: la regulación siempre va por detrás. Cuando aparece una nueva norma, la industria se desvía para entrar por otro lado. Por eso me interesa más formar a las personas. ¿Podemos aspirar a un país completamente libre de tabaco? Es difícil, pero nunca podemos perder el objetivo. Debemos ir por ahí y, si somos realistas, para conseguirlo deberíamos poner mucho más dinero que el que están poniendo las tabaqueras, que es mucho. El dinero que tienen ante cualquier cosa es alucinante, así que lo que queda es unirnos y trabajar conjuntamente para ir ganando batallitas. Ganar la guerra es complicado. ¿Es suficiente con prohibir para acabar con el tabaquismo? Restringir el espacio al tabaco nos permite ganar esas batallitas de las que hablaba. Se levantaba mucho la voz cuando se prohibió fumar en los bares pero ahora todo el mundo lo ve normal. A veces pensamos que la presión social solo la ejerce la gente que fuma e incita a ese hábito, pero si creamos espacios sin humo también se crea una presión social de la gente que no fuma que hace que los que consumen se lo vayan a pensar. Hace años algunos conocidos me decían que como fumadores se sentían apestados en las cabinas de los aeropuertos. Esa presión les hacía planteárselo. El consumo de cigarrillos electrónicos ha aumentado entre los jóvenes mientras el tabaco tradicional está en mínimos. ¿Se está produciendo una transferencia de consumidores? El otro día puse en una sesión las gráficas de consumo de cigarrillos en estudiantes de 14 a 18 años. Es como un tobogán. Les dije a los chavales y chavalas: ¿vamos bien en prevención? Parecería que genial pero si ponemos al lado la fotografía del uso de vapeadores te preguntas qué está pasando. ¿Estamos consiguiendo bajar el consumo de tabaco o repartiendo los consumidores? Uno de cada cuatro estudiantes de 12 y 13 años ha probado los vapeadores. El dato impresiona. ¿Qué se puede hacer? Prevención. Según el último dato de la encuesta Estudes, el 54% de estudiantes de instituto han probado los vapeadores alguna vez en su vida. Son la mitad cuando en el tabaco tradicional el porcentaje es el 33%. Se está dando pasos para empezar a considerar este dispositivo igual que el tabaco en cuanto a prohibiciones, limitaciones, venta... Eso está genial, pero a la vez hay que trabajar con los chavales porque tienen grandes razones para probar estos dispositivos: por imagen, por placer, por evitar el aburrimiento, de abandono de hábito de fumar, por curiosidad, por los sabores, por presión ambiental. Todas estas motivaciones no se tra

"Con el tabaco solo nos fijábamos en la presión social negativa pero la positiva tiene tanto o más poder", asegura el profesor de la Universidad de Valencia, que ha inaugurado el XV Congreso del Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo
El proyecto que quiere crear la 'primera generación libre de tabaco': “No queremos sentirnos señalados sino empoderados”
España está en un momento crucial en la lucha contra el tabaquismo. Tras 15 años sin nuevas regulaciones, el Ministerio de Sanidad ultima una reforma de la ley para restringir los espacios sin humo –falta por conocer en detalle cuáles– y algunas medidas para poner coto a los vapeadores, aunque ninguna de ellas todavía está aprobada. El consumo de tabaco ha caído en las tres últimas décadas pero en los últimos años la curva se ha suavizado e incluso titubeado, a excepción de un descenso brusco en 2023. Sin embargo, los nuevos productos del tabaco –de colores y con sabores– han salido a la caza de las personas más jóvenes, entre quienes tienen un éxito mucho mayor que los cigarrillos tradicionales.
En este ecosistema tan cambiante, la prevención sigue siendo una asignatura pendiente en España, asegura el psicólogo José Antonio Giménez (Xàtiva, 1974), profesor en la Universidad de Valencia y encargado de pronunciar la conferencia inaugural del congreso que el Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT) ha celebrado este viernes en Valencia. Para que sea efectiva se necesita tiempo –no sirve con dar una charla en colegios e institutos al año, subraya–, tener en cuenta a los “pares” –los iguales– como prescriptores y combinarla con una buena regulación. “Con el tabaco solo nos fijábamos en la presión social negativa pero la positiva tiene tanto o más poder”, señala.
¿España está estancada en el consumo de tabaco? ¿No se consigue avanzar más con la regulación actual?
No soy experto en regulación, pero en prevención hay dos grandes ámbitos: la prevención de la oferta y la prevención de la demanda. Yo trabajo en la segunda, que consiste en trabajar con las familias, con la comunidad, con los chavales para intentar que sean ellos los que no demanden este consumo y tengan una mirada más crítica ante esa puerta de atrás por la que entran las marcas. Con todas las drogas tenemos un problema: la regulación siempre va por detrás. Cuando aparece una nueva norma, la industria se desvía para entrar por otro lado. Por eso me interesa más formar a las personas.
¿Podemos aspirar a un país completamente libre de tabaco?
Es difícil, pero nunca podemos perder el objetivo. Debemos ir por ahí y, si somos realistas, para conseguirlo deberíamos poner mucho más dinero que el que están poniendo las tabaqueras, que es mucho. El dinero que tienen ante cualquier cosa es alucinante, así que lo que queda es unirnos y trabajar conjuntamente para ir ganando batallitas. Ganar la guerra es complicado.
¿Es suficiente con prohibir para acabar con el tabaquismo?
Restringir el espacio al tabaco nos permite ganar esas batallitas de las que hablaba. Se levantaba mucho la voz cuando se prohibió fumar en los bares pero ahora todo el mundo lo ve normal. A veces pensamos que la presión social solo la ejerce la gente que fuma e incita a ese hábito, pero si creamos espacios sin humo también se crea una presión social de la gente que no fuma que hace que los que consumen se lo vayan a pensar. Hace años algunos conocidos me decían que como fumadores se sentían apestados en las cabinas de los aeropuertos. Esa presión les hacía planteárselo.
El consumo de cigarrillos electrónicos ha aumentado entre los jóvenes mientras el tabaco tradicional está en mínimos. ¿Se está produciendo una transferencia de consumidores?
El otro día puse en una sesión las gráficas de consumo de cigarrillos en estudiantes de 14 a 18 años. Es como un tobogán. Les dije a los chavales y chavalas: ¿vamos bien en prevención? Parecería que genial pero si ponemos al lado la fotografía del uso de vapeadores te preguntas qué está pasando. ¿Estamos consiguiendo bajar el consumo de tabaco o repartiendo los consumidores?
Uno de cada cuatro estudiantes de 12 y 13 años ha probado los vapeadores. El dato impresiona. ¿Qué se puede hacer?
Prevención. Según el último dato de la encuesta Estudes, el 54% de estudiantes de instituto han probado los vapeadores alguna vez en su vida. Son la mitad cuando en el tabaco tradicional el porcentaje es el 33%. Se está dando pasos para empezar a considerar este dispositivo igual que el tabaco en cuanto a prohibiciones, limitaciones, venta... Eso está genial, pero a la vez hay que trabajar con los chavales porque tienen grandes razones para probar estos dispositivos: por imagen, por placer, por evitar el aburrimiento, de abandono de hábito de fumar, por curiosidad, por los sabores, por presión ambiental. Todas estas motivaciones no se trabajan, no se cambian, solo prohibiendo.
¿La prevención que se está haciendo en los centros escolares es efectiva?
Se hacen muchas cosas, pero pocas están basadas en el conocimiento y la evidencia. Y muchas menos son evaluadas, con lo que no sabemos si son efectivas.
¿Una charla al año sobre tabaquismo funciona?
No le daría mucho más que un cero. Si de verdad queremos hacer prevención hay que trabajar actitudes y expectativas. Para llegar realmente a las personas hay que ir goteando a la misma velocidad que los chicos y las chicas crecen. He podido ver con la experiencia que decir a un niño de sexto de Primaria que el tabaco provoca cáncer es la barbaridad más gorda que se puede hacer. ¿Cuánto puede tardar una enfermedad de este tipo en aparecer por causa del tabaco? Tenemos que adaptarnos a sus necesidades, hablarles de lo que les cuesta un paquete y lo que podrían hacer con ese dinero, eso les rasca porque es una consecuencia negativa para ellos. Como el mal aliento, que es importante para su imagen en la adolescencia.
Para llegar realmente a las personas hay que ir goteando a la misma velocidad que los chicos y las chicas crecen. Decir a un niño de sexto de Primaria que el tabaco provoca cáncer es la barbaridad más gorda que se puede hacer
Últimamente se está utilizando a los influencers y a personas famosas pero eso no es prevención porque tiene mucho impacto mediático pero no tanto en las personas. Cuando solo damos información se la guardan unos días. Hacer buena prevención significa formar y eso necesita tiempo. Se puede empezar a trabajar en programas de prevención la educación infantil, sin nombrar las drogas. Se trata de actitudes hacia la salud. Cuando acaban la Primaria le pones nombre por primera vez pero ya han aprendido a decir que no.
¿Compra el discurso de la reducción de daños con los vapeadores que promueve la industria y han adoptado algunos países?
No compro el discurso de la reducción de daños porque es mentira. No sabemos ni nosotros lo que estamos fumando. En una clase con universitarios, un alumno me dijo que era vapor de agua. Le pregunté si pensaba que un aparato así tenía fuerza suficiente para producir tanto vapor de agua. Cuando rascas un poco ves que hay alcoholes y otros productos químicos.
¿Pueden ser los jóvenes los mejores prescriptores de una vida sin tabaco? ¿Qué capacidad tienen para convencer al resto?
Ciertamente sí. Cuando vemos qué está funcionando en la prevención del tabaco hay dos cosas principales: la primera es la intervención combinada, es decir, restricciones junto con trabajo con la comunidad y en la escuela; pero la segunda es tener en cuenta a los pares. Antes solo nos fijábamos en la presión social negativa, pero al revés también funciona. La positiva tiene tanto o más poder. Es decir, que las personas que no fuman se atrevan a decir que es positivo no hacerlo. Eso a veces es complicado en la adolescencia porque adoptar conductas de riesgo les hace a veces más visibles, pero empezamos a dar valor a quienes optan por estas alternativas.
La prevención se piensa en masculino, pese a que ellos consumen más por imagen por placer y ellas por curiosidad, presión ambiental o los sabores
¿Qué países lo están haciendo bien en prevención?
Las intervenciones tienen que ser culturalmente adaptadas. Por eso habrá ejemplos de otros países que no se puedan aplicar aquí, igual que a nadie se le ocurriría publicar un best seller en otro país sin traducirlo. Tenemos diferentes maneras de ver la sustancia. Podemos fijarnos pero no olvidar que lo que va bien en un sitio puede no ir igual de bien en otro.
¿Prohibir fumar a las generaciones más jóvenes, poniendo el corte en un determinado año de nacimiento, es un paso que España debería dar en algún momento?
Es una medida eficaz pero no por sí sola. Si se trabaja con otras sí. En general a la prevención se le da bastante menos peso que a la regulación. En el plan contra el tabaco del Ministerio de Sanidad busqué la palabra prevención y aparecía más de 209 veces. En 139 era un borde de página, 35 formaban parte de algún servicio, y en cinco se trataba de nombres de libros. Aunque, rompiendo una lanza a favor del plan, las metas uno y cuatro sí mencionan el trabajo que se puede hacer en prevención y los pasos indicados son buenos. Otra cosa que no podemos olvidar es la perspectiva de género porque las mujeres se nos están escapando.
¿Por qué?
La perspectiva de género no es solo dividir los resultados por sexo sino ser conscientes de que culturalmente se nos educa de manera distinta y eso hace que las motivaciones también difieren. La prevención, sin embargo, se piensa en masculino, pese a que ellos consumen más por imagen, por placer, para evitar el aburrimiento o para abandonar el tabaco y ellas por razones significativamente diferentes. Curiosidad, presión ambiental o por los sabores.
¿En España hay consenso político contra el tabaco?
Hacer prevención y trabajar en prevención necesita formación, investigación y tiempo. Si eso lo tuvieran en cuenta los políticos, iríamos todos a una y funcionaría. Más que criticarnos, lo suyo sería sentarnos y ver de qué manera podemos hacerlo. Porque yo te puedo dar titulares, le diría a un alcalde, pero necesito que me des tiempo.