Isabella de Dinamarca cumple 18 años con una imagen más adulta y una tiara histórica

La triste noticia de la muerte del Papa Francisco ha empañado sus festejos, que se han celebrado durante toda la pasada semana, justo la última con 17 años, y cuyo colofón era este domingo. Y es que este lunes 21 de abril la princesa Isabella de Dinamarca ha cumplido la mayoría de edad y precisamente una de las imágenes más esperadas era aquella en la que se vería a la segunda hija de los reyes Federico X y Mary de Dinamarca protagonizar su primera sesión de fotos vistiendo un traje de gala y si seguiría o no una de las tradiciones que más tiempo llevaban esperando los seguidores de la monarquía escandinava: la tiara real.

Dado que su abuela, la reina emérita Margarita de Dinamarca, únicamente tuvo hijos varones, la última ocasión en la que el país tuvo princesas que cumpliesen la mayoría de edad fue con la propia monarca y con sus hermanas, Benedicta de Dinamarca y Ana María de Grecia. Y precisamente esta, tía abuela de Isabella y princesa danesa antes de casarse con el rey Constantino II de Grecia, fue la última que recibió una tiara, hace algo más de 60 años, en 1964, cuando alcanzó la mayoría de edad.

De ahí la expectación por ver si la costumbre de la familia real danesa, en la que los padres regalan una diadema familiar a las princesas que cumplen 18 años, iba a mantenerse tanto tiempo después y en mitad de una polémica nacional por el enorme gasto que supone la monarquía, dado que ha salido a la luz que, solo en "descontrolados" desembolsos, según los datos recogidos por la prensa según los registros oficiales, los reyes gastan una media de 17.000 euros al día.

Como la joya que unió los caminos de Carlos III y la reina consorte Camila, la princesa Isabella ha recibido la diadema, como si fuera para recoger el testigo, de manos de su abuela Margarita, en lugar de la de sus padres, como han explicado desde la casa real tras compartir a través del Instagram oficial de la monarquía las imágenes con las que, quien es la segunda en la línea de sucesión al trono, alcanza la vida adulta.

En dichas instantáneas, que han marcado el punto y final a las celebraciones —con fastos por la calle, reunión familiar, discurso con humor, teatro, pastel, baile y hasta un joyero real— por el cumpleaños, se puede ver a Isabella posando en el Gran Salón de los Caballeros del Palacio de Federico VIII, uno de los cuatro que conforman el Palacio de Amalienborg, la residencia oficial de la familia real danesa en Copenhague.

El fotógrafo encargado de las imágenes, Steen Evald, quien ya ha sido el responsable de inmortalizar a la monarquía danesa en múltiples ocasiones, le da preponderancia en las mismas al vestido de satén naranja, drapeado en el pecho y el escote, y al rostro de la princesa, maquillado con un nuevo estilo más adulto. Amén, claro, del color celeste que resalta en todas las fotografías, aunque especialmente en una última, cazando a la princesa desprevenida y sonriente mientras miraba su móvil, debido a la banda que cruza el vestido, los pendientes, los ojos de la princesa y, por supuesto, la tiara.

Como explican desde ¡Hola!, se trata de una diadema realizada en oro con turquesas y diamantes y adornada con 11 rosetas de flores tipo margaritas que van decreciendo de tamaño conforme se estrecha la banda. Creada a finales del siglo XIX, perteneció a la princesa heredera Margarita de Suecia hasta su prematura muerte en 1920, momento en el que su hija, la princesa Ingrid, a la postre bisabuela de Isabella, la recibió como regalo de confirmación y se la llevó a Dinamarca tras su matrimonio con el entonces príncipe Federico, más tarde Federico IX.

Como curiosidad, además, hay que decir que puede desmontarse y usarse como pulsera, si bien la princesa Isabella ya enseña en las fotografías un brazalete de oro que ha unido históricamente a todas las mujeres de la familia real, una presea rígida pero abierta por un lateral que se ha convertido en una tradición entre las mujeres de la familia real desde principios del siglo pasado.

Asimismo, en las imágenes se puede observar que la princesa Isabella ya ha recibido la insignia de la Orden del Elefante, la orden de caballería más antigua —sus orígenes se remontan al siglo XV— de Dinamarca y que se entrega a miembros de la realeza y jefes de Estado. Se trata de una figura de elefante con una torre en su espalda todo hecho de oro y recubierto de esmalte blanco, con lugares concretos engastados de diamantes, y que ella lleva en el lugar adecuado: cerrando la bandana azul claro símbolo de la orden —si bien otros días festivos también hay quien lleva la orden al cuello, en forma de característico collar—.