Holland, un adecuado thriller protagonizado por Nicole Kidman, Matthew McFayden y Gael García Bernal

Este film se puede ver por Prime Video

Abr 4, 2025 - 17:16
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Holland, un adecuado thriller protagonizado por Nicole Kidman, Matthew McFayden y Gael García Bernal

Holland (EE.UU./2024) Dirección: Mimi Cave. Guion: Andrew Sodroski. Fotografía: Pawel Pogor selzki. Edición: Martin Prensa. Música: Alex Somers. Intérpretes: Nicole Kidman, Matthew McFayden, Gael García Bernal, Jude Hill. Duración: 108′. Disponible en: Prime Video. Nuestra opinión: buena.

Raro el efecto de algunas películas. El término para definir Holland, el thriller que Prime Video ingresó a su acervo hace apenas unos días, es “adecuada”. “Adecuada”, no “necesaria”, término demasiado empleado cuando, sabemos, ningún film lo es. “Adecuada” en cuanto a que las elecciones técnicas y, sobre todo, de elenco, son las que deben ser. Es adecuada Nicole Kidman, es adecuado Matthew McFayden, es adecuado Gael García Bernal. Pero todo esto se vuelve singular: la adecuación de cada intérprete a su personaje nos coloca en un lugar demasiado cómodo, en especial cuando se trata de un cuento sobre vida idílica y asesino serial.

Holland es el nombre del pueblo en el que se desarrolla la trama, que tiene como fin contarnos que, detrás de cada paraíso se esconde una serpiente que lo arruina. Desde Terciopelo Azul, por lo menos, sabemos que, cuanto más colorido, perfecto, lleno de flores y soleado sea un pueblito americano, más terrible será el secreto. Adecuado, pues. Hay una mujer con familia idílica (de un solo hijo) que comienza a sospechar que su marido, hacedor de maquetas (¿no vimos algo así en Beetlejuice?), le es infiel o algo así. Conoce a un maestro, comienza a investigar a su pareja con la ayuda del muchacho, con el que además empieza a sentir atracción, y descubrimos que el marido amantísimo, pero raro podría ser un asesino serial. Dejamos aquí el resumen: ya sabemos que spoilear cuesta caro.

Pero aquí venimos. Kidman pasó por un rol similar en muchas películas, desde la fallida Las mujeres perfectas, de Frank Oz, hasta tres miniseries (Big Little Lies, The Undoing, La pareja perfecta). Y la psicopatía potencial la creó en la genial Todo por un sueño, de Gus Van Sant. Así que está cómoda en el rol: la mujer aparentemente satisfecha y bella que siente que algo no está del todo bien. El marido es McFayden, a quien tanto en Succession como en Deadpool & Wolverine reconocemos como un tipo con agenda perversa detrás de ojos acuosos, falsamente ingenuos. Y el maestro García Bernal tiene todos los tópicos del tipo “de afuera” con sentido común. Muy adecuado para contar que la vida burguesa es en el fondo el infierno. Ya lo sabíamos (los cinéfilos recordarán que Claude Chabrol se ganaba muy bien los garbanzos variando el tópico ad nauseam) pero cada tanto nos gusta, voyeurs perversos como somos, ver hasta qué punto. Pues bien, aquí vamos otra vez a la misma montaña rusa que cambió un poco de locación.Gabriel Garcia Bernal, uno de los protagonistas de esta producción de Prime Video

Puede pensar el lector que todo esto es para decir que no vale la pena. Y no, al revés: sí lo vale. La razón es justamente que estamos muy cómodos en este universo y con este cuento conocidos. Y aun así, cada pequeño detalle, el color saturado que semeja la maqueta que es el corazón metafórico de la película, los gestos cotidianos que se cargan de tensión, y los actores mostrando hasta el virtuosismo que tienen esas criaturas precisamente entrenadas desde siempre, nos obligan a seguir mirando. Son los domadores del circo cuando ya no podemos ver leones enjaulados en la arena.

Porque en última instancia, si Holland no llega a ser una parodia (aunque sí, se acerca bastante a ese sub subgénero de matrimonio en problemas en pueblito de ensueño mencionado más arriba), sí es una sátira. Los diálogos, sobre todo hacia el final con el encuentro definitivo entre esposa, marido e hijo, satirizan todos los lugares comunes de la corrección conyugal, como si alguien tomara las páginas de una revista femenina y las volcase en una licuadora aderezada con hemoglobina. Esto, amigos, es mucho menos un melodrama y mucho más una comedia negra (negrísima) sobre lo que ocurre realmente dentro del cerebro de ciertas personas en contraste con el mundo que los rodea. Algo que la realizadora Mimi Cave ya había ensayado en parte en su película anterior, Fresh. Y aunque es posible que la intención primigenia sea el repetido cliché de “pueblo chico, infierno grande”, lo que está realmente en cuestión es el estatuto de la realidad y la cordura -sobre todo, la falta de ella- que nos obliga a seguir (paradójico, lo sabemos) fingiendo demencia, hasta que la demencia se convierte en otra cosa. Incluso si se trata de una película más, hay dos elementos (uno de ellos desgraciadamente discursivo) que generan una bienvenida inestabilidad: el plano “holandés” de Kidman, las palabras finales mientras el tren (¿real? ¿imaginario?) se aleja por un túnel. Para ser un thriller con demasiadas recetas conocidas, tal conclusión se vuelve adecuada. Nos pregunta algo mucho más interesante que la narración por sí misma: si aún podemos creer en lo que nos sucede. Y mucho más importante, si aún podemos creer en las películas, especialmente en las más adecuadas.