“Hay una gran normalización”: barrio por barrio, cuáles son los consumos con potencial adictivo que preocupan en la ciudad

El dato se deprende de un relevamiento realizado por el gobierno porteño y el Observatorio de la Deuda Social Argentina; los resultados permitirán diseñar políticas de prevención

Abr 8, 2025 - 23:01
 0
“Hay una gran normalización”: barrio por barrio, cuáles son los consumos con potencial adictivo que preocupan en la ciudad

Un relevamiento en la ciudad pone en cifras “por primera vez” tres prácticas de riesgo por su potencial adictivoconsumo digital, de sustancias y apuestas online– en su población joven y adulta que están directamente asociadas, también, con problemas sociales cotidianos, ya sea en las familias, entre vecinos o la vía pública. Fue a través de un estudio hecho por el Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA) y el Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat local que se acaba de presentar.

Los resultados dan cuenta, por ejemplo, de que apenas uno de cada diez porteños de entre 18 y 30 años utiliza el celular libre de riesgo de caer en un uso adictivo de pantallas, con un 40% en el que ese riesgo es alto. Un 8,4% de los residentes de entre 18 y 75 años probó las apuestas online, lo que crece al 16% entre los de 18 y 29 años. La mayoría opta por hacerlo en soledad, ya sea por diversión o entretenimiento, ganar dinero, curiosidad, porque lo hacen sus amigos o para pagar deudas, un motivo de apuestas más común entre las mujeres que los hombres.

Al indagar el consumo de sustancias –desde tabaco y alcohol hasta drogas y medicamentos sin prescripción o su policonsumo–, un 22% fumó en el último mes y la percepción social porteña es que el cigarrillo común es más peligroso para la salud que el electrónico, aun sin evidencia de que así sea. Un 12% consumió marihuana en el último mes y, un 1,7%, cocaína, promedios que aumentan entre los 18 y 30 años a la par de la pérdida de percepción del riesgo a menor edad. Un 3% suele consumir otras sustancias, como alucinógenos, éxtasis, inhalables, ketamina o tusi, lo que disminuye a menor poder adquisitivo.Un 22% de los porteños señaló que fumó en el último mes

Para ocho de cada 10 porteños, el consumo de ansiolíticos, antidepresivos y analgésicos opioides sin prescripción médica es un riesgo moderado o alto para su salud. Aun así, hay un 6,9% que reconoce haber utilizado tranquilizantes sin indicación profesional en el último año, mientras que un 2% recurrió a estimulantes o antidepresivos y un 1,1%, a los fármacos para el dolor de venta controlada. Esos valores no difieren demasiado entre los jóvenes, adultos y adultos mayores o por niveles de ingresos, excepto por el consumo de ansiolíticos, que aumenta a casi el 12% entre los mayores de 60.

Diagnóstico

“Por primera vez, contamos con un diagnóstico serio, profundo y representativo sobre las prácticas de riesgo adictivo en la ciudad. Sabemos más y mejor qué pasa en cada comuna, en cada franja etaria, en cada realidad social. Y eso nos permite diseñar políticas públicas que no se basen en intuiciones ni buenas intenciones, sino en evidencia concreta”, expresó Gabriel Mraida, ministro de Desarrollo Humano y Hábitat porteño, antes de la presentación de los resultados de la Encuesta de Prácticas de Riesgo Adictivo (EPRA).

Fue esta tarde, en uno de los auditorios de la Universidad Católica Argentina (UCA), en Puerto Madero, y estuvo a cargo de Solange Rodríguez Espínola, coordinadora del estudio por el ODSA-UCA, y Agustina Márquez, coautora del informe y gerente del Observatorio de Desarrollo Humano del gobierno porteño. El objetivo de la EPRA es contar con evidencia científica de los problemas sociales que están asociados con comportamientos que la afectan en lo cotidiano, incluida la violencia.Para ocho de cada 10 porteños, el consumo de ansiolíticos, antidepresivos y analgésicos opioides sin prescripción médica es un riesgo moderado o alto para su salud

El equipo de trabajo desglosa por comunas los datos a partir de una muestra representativa de las personas de entre 18 y 75 años que viven en la ciudad. Respondieron 6000 personas a diciembre pasado, 400 por comuna, para “producir información actualizada sobre la magnitud de los consumos y prácticas de riesgo” de adicción.

Políticas de prevención

En diálogo con este medio, Agustina Paternó, investigadora del ODSA-UCA y también coautora del informe, destacó la relevancia de los datos obtenidos que “dan un panorama de la situación para actuar en consecuencia” con políticas públicas. “Conocer quiénes, dónde o por qué facilita poder establecer estrategias de prevención. Más aún cuando no disponíamos de datos de la población de la ciudad”, agregó.

Como investigadora, ante los resultados, llamó la atención sobre “la gran normalización” que hay en la sociedad de estos consumos de riesgo. “La sociedad en que vivimos constantemente nos está invitando a consumir: a través de estímulos y publicidades nos muestra las posibilidades que hay a nuestro alrededor. Por esto, poder tener una mirada de prácticas de riesgo adictivo por comunas, grupos etarios, niveles socioeconómicos y sexo es de una gran relevancia para plantear los problemas de cada contexto en la ciudad para que quienes deben hacerlo puedan actuar”, indicó Paternó.

Con una mirada ya a través de la deuda social que trabaja el ODSA-UCA, planteó que los resultados también sirven para derribar la idea de que, a mayor vulnerabilidad, mayor consumo. La marihuana y el alcohol, por ejemplo, en la encuesta es mayor el uso en la población más acomodada. “Lo que sí es más alto en los niveles bajos es la prevalencia de los consumos problemáticos porque es mayor el acceso a conductas o sustancias más riesgosas, de peor calidad, y hay más barreras para acceder a tratamientos o estrategias de prevención y atención”, explicó.

Consumo por comunas

Por comunas, en la 1 (Retiro, San Nicolás, Puerto Madero, San Telmo, Montserrat y Constitución), 12 (Coghlan, Saavedra, Villa Urquiza y Villa Pueyrredón) y 4 (La Boca, Barracas, Parque Patricios y Nueva Pompeya) aparece la mayor cantidad de población que dijo apostar online en el último año (más del 8%). En la 14 (Palermo), es donde menor refieren esa práctica (2,8%).

También en la comuna 12, junto con la 6 (Caballito), 15 (Chacarita, Villa Crespo, La Paternal, Villa Ortúzar, Agronomía y Parque Chas) y 2 (Recoleta) es donde más alta es la prevalencia anual de consumo de alcohol (más del 79% de sus habitantes), mientras que en la 8 (Villa Soldati, Villa Riachuelo, Villa Lugano) es el valor más bajo (61,2%). Placer, costumbre, tradición o relajarse son los motivos más comunes.Las apuestas online, una de las prácticas de riesgo

El consumo de marihuana es más alto en las comunas 13 (Núñez, Belgrano y Colegiales), 1 y 10 (Villa Real, Monte Castro, Versalles, Floresta, Vélez Sarsfield y Villa Luro). En el otro extremo, está la 4. Los lugares más comunes entre las mujeres es la casa de amigos o con la pareja y, entre los varones, lugares públicos. Los mayores de 60 años optan por la casa y, en un boliche, bar o restaurante, los de nivel socioeconómico más alto.

En la comuna 8, 15 y 3 (Balvanera y San Cristóbal) es donde más se fuma y, en la 9 (Liniers, Mataderos y Parque Avellaneda), donde menos refirieron consumir productos de tabaco. “Más del 70% de los encuestados percibe que el riesgo de consumir tabaco al menos dos veces por semana y de consumir tres cigarrillos o más por día es moderado o alto –explicaron las autoras–. El 60,2% percibe riesgo moderado a alto en el consumo semanal de cigarrillos electrónicos, mientras que el 20,5% no conoce el riesgo asociado.” Indagar en la percepción del riesgo, de acuerdo con los investigadores, es tan relevante como las cifras porque aporta información “subjetiva sobre las prácticas asociadas a riesgos”.

Uso de tecnología

Márquez destacó haber explorado también otros consumos de la actualidad, como es el de uso de tecnologías y apuestas online. “Es la primera vez que se realiza una encuesta de población que indaga conductas de dependencia a uso de dispositivos. Para eso, usamos la Escala de Adicción y Dependencia al Smartphone (EDAS-18) académicamente validada para aplicarla a toda la población para medir los niveles de riesgo de las conductas y, como dato central, encontramos que el 87,5% de los jóvenes de entre 18 y 30 años tiene algún patrón de dependencia a los dispositivos celulares. Otro dato que nos impactó mucho fue la cantidad de horas de uso del celular: un 43% de los porteños lo usa más de cinco horas por día”, mencionó la funcionaria en diálogo con LA NACIÓN.

Esto es, para la titular del observatorio porteño, “una manera de generar evidencia de un problema sobre el que se está hablando mucho en los medios, pero no hay datos estadísticos o de población que nos permitan estimar cuál es su magnitud. Nos va a permitir diseñar políticas y empezar a pensar líneas de prevención para consumos digitales, algo central en nuestra sociedad”.

En cuanto al consumo problemático de sustancias, lo que más le llamó la atención fue la percepción del riesgo entre los porteños. “Se les preguntó, en función de una cantidad considerada riesgosa, cuál era esa percepción. El 53% de los porteños considera que consumir cinco medidas de alcohol [según la bebida] en una ocasión es de bajo riesgo o no tiene riesgo para la salud. En cuanto a cocaína, el 8% consumió alguna vez en la vida, con una prevalencia muy distinta entre varones (12,4%) y mujeres (4,1%). En ellos, se triplica el consumo. Un 77% de la población que consumió en el último año (que es el 1,7% de los porteños) lo hace con un patrón considerado de riesgo alto o moderado”, explicó Márquez.

Para cuatro de cada 10 porteños, el riesgo de fumar marihuana una o más veces por semana es alto. Siete de cada 10 tienen la misma percepción con el consumo ocasional de cocaína, lo que es más alto en la comuna 8, 13 y 1 y, más bajo, en la 7 (Flores y Parque Chacabuco).

Las apuestas online (17%), el uso excesivo del celular (4,9%) y el consumo de sustancias (1,9%) están entre las principales preocupaciones de los porteños por algún familiar, sobre todo en menores de edad. Cuando se trata de pedir ayuda, la consulta con un profesional de manera particular es lo más común, seguido del sistema de salud público y un centro especializado en consumo de sustancias.