Guía del cónclave: así votarán los cardenales para elegir al sucesor del papa Francisco
Este miércoles, los 133 cardenales electores entrarán en la Capilla Sixtina para la primera votación.

Tres semanas después de la muerte del papa Francisco y concluidos los Novendiales -nueve días de misas en memoria del pontífice-, Roma está preparada para el inicio del cónclave este miércoles 7 de mayo. 133 cardenales de todo el mundo son los encargados de participar en este rito católico, el más mediático y con una larga tradición y mística que se remonta a los propios orígenes de la Iglesia.
Congregados bajo llave en la Capilla Sixtina y aislados del resto del mundo, los cardenales deberán elegir al próximo obispo de Roma y líder de la Iglesia Católica, considerado en la tradición cristiana el sucesor de San Pedro. Todos se encuentran ya en el Vaticano y han tenido la oportunidad de conocerse y departir con sus compañeros sobre el camino que debe seguir la Iglesia y quién debe ser el nuevo Pontífice.
Las variedad de los candidatos 'a priori' favoritos y la división de corrientes continuistas con el legado de Francisco y un giro conservador en el corazón de la Iglesia Católica fomentan las previsiones de un cónclave largo que podría prolongarse durante varios días, aunque serán los purpurados, bajo las pinturas de Miguel Ángel y un estricto secretismo, quienes tendrán la decisión final.
Los cardenales votarán por primera vez este miércoles
Tras la muerte del papa, el Colegio Cardenalicio es convocado a Roma. En esta ocasión, 179 cardenales han participado de las Congregaciones Generales, reuniones previas al cónclave, que debe realizarse entre 15 y 20 días tras la muerte del pontifice. Sin embargo, solo 133 de ellos podrán participar de la elección papal, aunque cualquier cardenal puede ser elegido independientemente de su edad. Concluidas las Congregaciones y llegada la fecha, el miércoles 7 de mayo, los cardenales electores celebrarán la misa Pro Eligendo Pontifice, presidida por el cardenal decano, Giovanni Batista Re, para pedir a Dios sabiduría y certeza para elegir al futuro líder católico.
Después, por la tarde, los cardenales marcharán en procesión al interior de la Capilla Sixtina, donde votarán para elegir a un nuevo Papa. En un procedimiento cargado de simbolismos, los cardenales son encerrados bajo llave -de hecho, cónclave viene del latín cum clave, bajo llave- y nadie puede entrar ni salir durante las votaciones. Con el famoso 'Extra Omnes' -en latín, "todos fuera"-, las puertas de la Capilla Sixtina se cierran solemnemente para dar inicio a la elección.
Los cardenales no están encerrados todo el tiempo en la Capilla Sixtina: tras las sesiones de votación, los purpurados comen, cenan y descansan en la Casa de Santa Marta, una residencia adyacente a la Basílica de San Pedro, en el interior de la Ciudad del Vaticano.
Durante todo el proceso, eso sí, los cardenales están aislados del resto del mundo: para evitar influencias externas, no pueden tener acceso a medios de comunicación o internet, ni tampoco a teléfonos móviles, durante los días que pueda durar el procedimiento. En el cónclave solo están presentes los cardenales y solo los cardenales -ni asistentes, ni otros sacerdotes- y el voto en el mismo es totalmente secreto.
Son necesarios dos tercios del cónclave para elegir Papa
Las votaciones en el interior de la Capilla Sixtina siguen un procedimiento muy simple: cada cardenal escribe el nombre de otro cardenal que consideren idóneo para ser el nuevo Papa, dobla su papeleta y la introduce en una urna. Terminada la votación, la mesa de cardenales "escrutadores" abre la urna y mezcla los votos para contarlos, leyendo en voz alta cada voto y marcándolos en una hoja de control. Los revisores verifican este recuento.
Si al finalizar el recuento ningún candidato ha obtenido los dos tercios de los votos del Colegio Cardenalicio, las papeletas se introducen en la chimenea de la Capilla Sixtina y se queman junto con sustancias químicas que generan un humo negro. Esta fumata negra, visible desde el exterior, indica a los fieles reunidos en la plaza de San Pedro que el cónclave aún no ha elegido un nuevo Papa y que será necesario repetir la votación.
El primer día, una votación, y después cuatro cada día
Según las normas de la elección papal, el primer día de cónclave se celebrará una única votación, que permitirá a los cardenales constatar los apoyos de los principales candidatos. De no aprobarse por dos tercios a ningún candidato (como es previsible en la primera votación), el cónclave se reanudará al día siguiente, ya con cuatro votaciones diarias, dos por la mañana y dos por la tarde, hasta que los cardenales elijan a un nuevo pontífice.
En estos dos turnos, si la primera votación no elige a ningún candidato, se procede inmediatamente a la siguiente. Si la segunda tampoco resulta fructífera, se enciende la chimenea para la fumata negra y se suspende el cónclave hasta el siguiente turno.
Si el cónclave no decide, se incrementan las votaciones
Si después de tres días el cónclave no ha elegido un nuevo Papa, las normas establecen un receso de un día, en el que los cardenales pueden rezar, reflexionar o hablar entre ellos para recabar apoyos. En este caso, la pausa llegaría el domingo, después de haberse realizado 13 votaciones, algo que no ocurre desde hace más de 150 años. En el hipotético caso, el lunes se reanudaría el cónclave con hasta siete votaciones diarias, y un día de descanso entre cada sesión.
Finalmente, en el hipotético caso de que se llegase a 34 votaciones sin una decisión, comenzaría a votarse únicamente entre los dos candidatos más votados, pero siempre manteniendo la mayoría de dos tercios de los votos de los cardenales.
Fumata blanca: 'Habemus Papam'
Sea cual sea el momento, cuando un cardenal sea respaldado por los votos de dos tercios del cónclave, el cardenal decano le preguntará: "¿Aceptas tu elección canónica como Sumo Pontífice?". Si acepta -algo que, en principio, ha jurado hacer antes del cónclave-, el nuevo pontífice debe elegir su nombre papal y vestirse con la sotana blanca en la llamada Sala de las Lágrimas, contigua a la Sixtina. Se queman los votos con sustancias para emitir la famosa fumata blanca, que adelanta a los fieles que el cónclave ha terminado con la elección de un nuevo pontífice.
Momentos después, el Cardenal Protodiácono anuncia desde el balcón de la Basílica de San Pedro el famoso 'Habemus Papam' antes de que el nuevo Santo Padre aparezca en el balcón para dar su primera bendición a Roma y al mundo.
Los dos pilares que velarán por el cónclave
Desde la muerte del papa Francisco y hasta la elección de un nuevo Papa, la administración de la Santa Sede y la responsabilidad de velar por el carácter secreto del cónclave es el cardenal camarlengo, el estadounidense Kevin Joseph Farrell, que además podrá votar en el cónclave al tener menos de 80 años e incluso salir elegido papa.
El otro nombre clave en este cónclave, si bien no participará de la elección, es el del cardenal decano, Giovanni Battista Re, que ha sido el encargado de convocar y coordinar las Congregaciones Generales previas al cónclave. Su papel durante el proceso es el de facilitar y velar por el desarrollo del proceso, además de ser el encargado de presidir la misa Pro Eligendo Pontifice. Sin embargo, su edad (91 años) le impide participar de la propia elección, aunque no ser elegible como nuevo pontífice.