El cónclave que elegirá al nuevo Papa arranca hoy con dos favoritos a ser "guía de esperanza en tiempos de guerra y polarización"
A pocas horas para que arranque el cónclave, cientos de fieles, turistas y curiosos aprovechan para visitar la Plaza de San Pedro y la Basílica Vaticana,...

A pocas horas para que arranque el cónclave, cientos de fieles, turistas y curiosos aprovechan para visitar la Plaza de San Pedro y la Basílica Vaticana, donde todo está ya preparado para el famoso 'Extra Omnes' que precede al retiro bajo llave de los cardenales en la Capilla Sixtina este miércoles por la tarde. Más allá del ajetreo de los operarios, que ultiman los preparativos de la Plaza para albergar a miles de fieles —entre un exhaustivo despliegue de seguridad— y las carreras de los periodistas de todo el mundo en busca de testimonios de fieles, una cierta calma tensa ha protagonizado las horas previas al cónclave en San Pedro.
El Estado papal y sus inmediaciones escapan del caótico tráfico, más de que costumbre, de Roma —a lo que se sumaba este martes una huelga ferroviaria—, mientras la capital italiana aguarda el inicio de la elección. Los visitantes han podido acceder libremente a la Plaza aprovechando la soleada tarde de Roma como un día más, aunque ninguno podía evitar buscar con la mirada y señalar la mítica chimenea de la Capilla Sixtina, el mismo punto que dentro de unas horas estarán observando miles de millones de personas expectantes del color de su fumata.
Muchos han llegado a Roma con el objetivo de presenciar este momento histórico, como es el caso de Josué Domínguez, que ha viajado desde México a la capital italiana: "Hemos venido para seguirlo aquí", explica a 20minutos desde los aledaños de San Pedro. "A ver si nos toca", aclara, ya que la duración de su estancia en Roma "depende de si se vota rápido o si dura una semana, porque es muy caro poder estar aquí ahora". A otros, como Viviana, el cónclave les ha pillado con una visita planificada con varios meses de antelación: "Hasta teníamos concertada la audiencia con el Papa, y nos han cancelado los tours y todo lo que teníamos para mañana", lamenta la joven, aunque asegura que, a cambio, podrán ver un acontecimiento histórico.
Los cardenales votarán hoy por primera vez
En la última de sus Congregaciones Generales —las reuniones de los cardenales previas al cónclave, donde acercan posturas y fijan apoyos—, los purpurados reafirmaron este martes la necesidad de continuar con las reformas promovidas por Francisco y la voluntad de que el pontífice elegido en el cónclave sea "guía espiritual de misericordia y esperanza en un tiempo marcado por la guerra, la violencia y la polarización". Además, en el último día antes del cónclave, han pedido públicamente por el final de las guerras en Ucrania y Oriente Medio. Además, mientras se celebraba la reunión, se ha anulado el Anillo del Pescador y el sello del papa Francisco: una cruz sobre el anillo y los sellos conforman el último gesto simbólico del final del pontificado de Jorge Mario Bergoglio justo antes de que el Colegio Cardenalicio vote a su sustituto.
Tras su encuentro final del martes los cardenales descansaron en la Casa de Santa Marta, la que fuese residencia del papa Francisco. A partir de hoy, solo saldrán de la Residencia vaticana para votar en la Sixtina, ya preparada para acoger una elección que se prevé compleja ante la variedad de candidatos y dos corrientes; la continuista con el papado de Francisco y un giro conservador.
Antes, los cardenales participarán en la misa Pro Eligendo Pontifice, ordenada por el cardenal decano, Giovanni Battista Re, en la que los purpurados pedirán ayuda al Espíritu Santo para elegir al próximo líder de la Iglesia Católica. Será el cónclave más universal de la historia, con 133 cardenales —solo los menores de 80 años— de 70 países. El 80% de ellos fueron ordenados por el papa Francisco.
Por la tarde, a partir de las 16.30, marcharán en procesión a la Capilla Sixtina: desde ese momento permanecerán aislados del resto del mundo: los cardenales jurarán mantener en secreto —bajo pena de excomunión— sus deliberaciones y deberán dejar sus teléfonos móviles almacenados en Santa Marta hasta el final del cónclave. Según ha informado la Santa Sede, para garantizar el aislamiento y el máximo secreto del cónclave, se han apagado las cámaras de seguridad de la Capilla y se han instalado inhibidores de frecuencia. Solo la fumata, negra o blanca, permitirá a los purpurados comunicarse con el exterior y a los más de mil millones de católicos de todo el mundo conocer su decisión.
Varios candidatos, dos favoritos y dos corrientes
Mientras los cardenales conversan y ultiman su decisión para el primer escrutinio, fieles católicos de todas partes del mundo comienzan a llegar a la Plaza de San Pedro esperando ser testigos de la fumata blanca y de la primera bendición del nuevo pontífice. Muchos tienen clara su preferencia, más allá de los nombres: "Creo que debemos seguir con lo que nos enseñó este Papa, la Iglesia debe abrirse a todas las personas", explica Josué. "Un Papa conservador, de línea dura, en estos tiempos, creo que no es lo mejor", señala. En el mismo sentido, Viviana opina que "es definitivo que debería continuar el pensamiento del papa Francisco, porque fue un Papa para nuestra generación".
En ese sentido, muchos apuntan a uno de los favoritos: el filipino Luis Antonio Tagle. El arzobispo de Manila, conocido por su cercanía y dedicación a las problemáticas sociales, de línea moderada y del que muchos destacan similitudes con Francisco, es uno de los grandes favoritos en esta elección papal, aunque el primer puesto de todas las quinielas es para Pietro Parolin, mano derecha del papa Francisco como secretario de Estado del Vaticano. Un perfil moderado y diplomático con voluntad de mediar en la convulsa escena internacional.
Una popular frase se repite estos días en tertulias, conversaciones, crónicas e incluso en las propias inmediaciones del Vaticano: "Quién entra Papa, sale cardenal"
Otros candidatos de la misma línea, como el italiano Matteo Zuppi (arzobispo de Bolonia y apodado "el Francisco italiano" por su vocación austera), el patriarca de Jerusalén, Pierbattista Pizzaballa (representante del aperturismo y del diálogo con otras religiones, que incluso llegó a ofrecerse a cambio de liberar a niños israelíes retenidos en Gaza por Hamás) o el ghanés Peter Turkson (también cercano al pontífice argentino y el gran candidato africano en esta elección) parten con aparente desventaja.
En la vertiente conservadora, el húngaro Péter Erdő y el guineano Robert Sarah parten como principales candidatos, aunque los primeros pronósticos apuntan a que el cónclave elegirá una línea continuista con el anterior papado. De hecho, en la última Congregación de los cardenales, 26 purpurados han definido su propuesta sobre cómo debe ser el próximo Papa, definiendo un perfil de pontífice "constructor de puentes, pastor, maestro de humanidad, rostro de una Iglesia samaritana", según ha informado el director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Matteo Bruni.
Seis españoles votarán en la Sixtina
En el Cónclave participarán seis cardenales españoles: aunque España es el tercer país del mundo tras Italia (51) y Estados Unidos (17), en número de purpurados (13), solo seis cumplen el requisito de edad: Carlos Osoro (arzobispo emérito de Madrid), Juan José Omella (arzobispo de Barcelona) y José Cobo (arzobispo de Madrid) residen en España, mientras que Ángel Fernández Artime (cardenal diácono afincado en el Vaticano), Cristóbal López (arzobispo de Rabat) y François Xavier Bustillo (obispo de Córcega) practican su ministerio en el extranjero.
Las posibilidades de papado para los españoles, sin embargo, parecen remotas: solo López entra en quinielas, aunque él mismo reitera que no tiene pretensión de ocupar el trono de San Pedro: "Habría que estar loco para desearlo", llegó a bromear. Por su parte, Omella expuso este martes en una carta a los fieles de su archidiócesis que el debate sobre el futuro de la Iglesia "no es si debemos ser conservadores o progresistas", sino "ser profundamente fieles al Evangelio" en un momento que, señala, es "crucial para la Iglesia", subrayando que los cardenales tienen "la gran responsabilidad de discernir los desafíos" que atraviesa la institución.
A falta de unas pocas horas para el inicio del cónclave, una popular frase se repite en tertulias, conversaciones, crónicas e incluso en las propias inmediaciones del Vaticano: "Quién entra Papa, sale cardenal". El cónclave ya ha demostrado en más de una ocasión que no entiende de favoritos, por lo que otros candidatos podrían acabar generando un consenso decisivo en los próximos días. Será en la Sixtina, bajo los frescos de 'El Juicio Final' de Miguel Ángel, donde los purpurados decidan, antes o después, el futuro de la Iglesia.