Hasta el último minuto, el canciller alemán Olaf Scholz cruzó los dedos, primero con la esperanza de que no ganase Donald Trump y, después, confiando en que el perro ladrador no mordiese tanto como venía anunciando. Cuando los peores augurios se cumplieron y Trump renegó de la asociación trasatlántica, Alemania hubo de liberar de inmediato ingentes recursos para mantener la ayuda a Ucrania, rearmar un ejército (Bundeswehr) abandonado durante décadas y servir de pilar de la nueva seguridad europea. Debido a la ruptura de la 'coalición semáforo' y al consiguiente adelanto electoral, el cambio de música pilló a Alemania sin gobierno, lo que no fue óbice para que los grandes partidos llegasen en tiempo récord a un acuerdo para la...
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