Los espectadores sentencian el estreno de la nueva temporada ‘Masterchef’, y todos se fijan en lo mismo: «Es ilegal…»
Los cuchillos vuelven a la mesa. ‘MasterChef’ ha regresado a La 1 con su decimotercera edición y lo ha hecho en plena batalla televisiva, donde cada décima de audiencia cuenta. La competencia este año es feroz, con estrenos, realities y formatos potentes peleando por el prime time. Por eso, no era poca la expectación ante ... Leer más

Los cuchillos vuelven a la mesa.
‘MasterChef’ ha regresado a La 1 con su decimotercera edición y lo ha hecho en plena batalla televisiva, donde cada décima de audiencia cuenta. La competencia este año es feroz, con estrenos, realities y formatos potentes peleando por el prime time. Por eso, no era poca la expectación ante el retorno del formato culinario más longevo y rentable de la televisión pública.
La versión de anónimos, la más querida por muchos fieles del programa, vuelve a abrir sus puertas. Y lo hace con su receta habitual: concursantes con ganas de cambiar su vida a base de platos, drama medido y un jurado que se conoce al dedillo la coreografía. Pepe, Samantha y Jordi no necesitan presentación: repiten con su habitual mezcla de dureza, ironía y espectáculo.
En esta primera entrega, cuarenta aspirantes se han jugado el pase a las cocinas oficiales. Solo unos cuantos han conseguido colgarse el codiciado delantal blanco. El resto, ha vuelto a casa con una sonrisa forzada y, si acaso, un halago de consolación.
El menú de siempre, pero con ingredientes nuevos.
El premio sigue siendo el mismo: 100.000 euros, un máster en alta cocina y la oportunidad de publicar su propio libro de recetas. Es un paquete que muchos desearían tener entre manos, sobre todo en tiempos de tanta incertidumbre laboral. La competencia será feroz, y más teniendo en cuenta la variedad de perfiles que ha seleccionado el equipo del programa.
Este año, el casting apuesta por la diversidad en todos los frentes. “Desde universitarios recién salidos del horno hasta jubilados”, como se ha destacado en redes sociales. La mezcla genera contrastes y, sobre todo, da pie a historias personales que ya empiezan a emocionar. “Dejen de pasar historias tristes porque no van ni 10 minutos y ya estoy llorando”, escribió una espectadora visiblemente afectada.
Dejen de pasar historias tristes porque no van ni 10 minutos y ya estoy así #MasterChef #13AñosConMC pic.twitter.com/VoQQzMhtwO
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