Esta versión de las rosquillas de Semana Santa con sabor a flan es muy fácil de preparar y la puedes tomar todo el año
La idea puede sonar curiosa, pero tiene todo el sentido si consideramos que tanto las rosquillas como el flan comparten ingredientes clave como el huevo, el azúcar y los aromas dulcesTorta pascualina, la receta italiana típica de Semana Santa que es perfecta para compartir en reuniones La Semana Santa no solo se vive con fervor festivo y espiritual, sino también con una riqueza gastronómica que despierta todos los sentidos. Uno de los dulces más emblemáticos de estas fechas son las rosquillas, que se presentan en múltiples versiones según la región, el gusto familiar o incluso la creatividad de los cocineros, tanto amateurs como experimentados. Sin embargo, en los últimos años ha surgido una variante que ha conquistado paladares por su sabor sorprendente y su sencillez: las rosquillas con sabor a flan. Aunque este tipo de receta aún no forma parte del recetario tradicional, cada vez gana más espacio en los hogares españoles por su sencilla preparación y su toque nostálgico y delicioso. Y lo mejor de todo: no hace falta esperar a la Semana Santa para disfrutarla porque estas rosquillas han demostrado que no necesitan una excusa festiva para aparecer encima de la mesa. En definitiva, son perfectas para cualquier ocasión: desde una merienda informal hasta una celebración familiar. Así que si quieres sorprender con un dulce tradicional, pero con un toque diferente, estas rosquillas con sabor a flan son una opción deliciosa, económica y muy fácil de hacer. Pruébalas una vez, y seguro que se quedan en tu recetario habitual para todo el año. Te desvelamos cómo hacerlas. El origen y la tradición detrás de este dulce Imagen de unas deliciosas rosquillas Las rosquillas son un bocado ancestral que aparece documentado desde tiempos del Imperio Romano, aunque su versión más cercana a la actual se popularizó en la Edad Media. Con el paso del tiempo, este dulce se consolidó como uno de los protagonistas de la repostería festiva, especialmente durante la Semana Santa y otras celebraciones religiosas. En su forma más tradicional, se trata de una masa dulce frita con forma de aro, elaborada a base de harina, huevo, azúcar y algún tipo de grasa, como aceite o manteca. A menudo se aromatiza con ingredientes como el anís, el limón o la canela, y pueden ir glaseadas o espolvoreadas con azúcar. Dentro del mundo de las rosquillas, o de los roscos, como se llaman en algunas regiones, existen muchas variedades: rosquillas tontas, sin glaseado; listas, con cobertura de azúcar; de Santa Clara, cubiertas con merengue; y, más recientemente, versiones al horno para quienes prefieren evitar la fritura y el exceso de aceite. Dónde se consumen Aunque se consumen rosquillas en casi toda la geografía española, son especialmente típicas en regiones como Madrid, Castilla-La Mancha, Castilla y León, Andalucía y Extremadura. Incluso, en algunas localidades, existen ferias o concursos dedicados exclusivamente a este dulce. Además, durante la Semana Santa, es habitual verlas en panaderías y pastelerías, junto a otros clásicos como las torrijas o los pestiños. La elaboración casera de las rosquillas también supone una tradición familiar profundamente arraigada. En muchas casas, la receta que ha ido transmitiéndose con el paso del tiempo, se ha convertido en un momento de encuentro en la cocina, donde familiares o amigos las amasan y comparten juntos. Rosquillas con sabor a flan: el giro inesperado

La idea puede sonar curiosa, pero tiene todo el sentido si consideramos que tanto las rosquillas como el flan comparten ingredientes clave como el huevo, el azúcar y los aromas dulces
Torta pascualina, la receta italiana típica de Semana Santa que es perfecta para compartir en reuniones
La Semana Santa no solo se vive con fervor festivo y espiritual, sino también con una riqueza gastronómica que despierta todos los sentidos. Uno de los dulces más emblemáticos de estas fechas son las rosquillas, que se presentan en múltiples versiones según la región, el gusto familiar o incluso la creatividad de los cocineros, tanto amateurs como experimentados. Sin embargo, en los últimos años ha surgido una variante que ha conquistado paladares por su sabor sorprendente y su sencillez: las rosquillas con sabor a flan.
Aunque este tipo de receta aún no forma parte del recetario tradicional, cada vez gana más espacio en los hogares españoles por su sencilla preparación y su toque nostálgico y delicioso. Y lo mejor de todo: no hace falta esperar a la Semana Santa para disfrutarla porque estas rosquillas han demostrado que no necesitan una excusa festiva para aparecer encima de la mesa. En definitiva, son perfectas para cualquier ocasión: desde una merienda informal hasta una celebración familiar.
Así que si quieres sorprender con un dulce tradicional, pero con un toque diferente, estas rosquillas con sabor a flan son una opción deliciosa, económica y muy fácil de hacer. Pruébalas una vez, y seguro que se quedan en tu recetario habitual para todo el año. Te desvelamos cómo hacerlas.
El origen y la tradición detrás de este dulce

Las rosquillas son un bocado ancestral que aparece documentado desde tiempos del Imperio Romano, aunque su versión más cercana a la actual se popularizó en la Edad Media. Con el paso del tiempo, este dulce se consolidó como uno de los protagonistas de la repostería festiva, especialmente durante la Semana Santa y otras celebraciones religiosas.
En su forma más tradicional, se trata de una masa dulce frita con forma de aro, elaborada a base de harina, huevo, azúcar y algún tipo de grasa, como aceite o manteca. A menudo se aromatiza con ingredientes como el anís, el limón o la canela, y pueden ir glaseadas o espolvoreadas con azúcar.
Dentro del mundo de las rosquillas, o de los roscos, como se llaman en algunas regiones, existen muchas variedades: rosquillas tontas, sin glaseado; listas, con cobertura de azúcar; de Santa Clara, cubiertas con merengue; y, más recientemente, versiones al horno para quienes prefieren evitar la fritura y el exceso de aceite.
Dónde se consumen
Aunque se consumen rosquillas en casi toda la geografía española, son especialmente típicas en regiones como Madrid, Castilla-La Mancha, Castilla y León, Andalucía y Extremadura. Incluso, en algunas localidades, existen ferias o concursos dedicados exclusivamente a este dulce. Además, durante la Semana Santa, es habitual verlas en panaderías y pastelerías, junto a otros clásicos como las torrijas o los pestiños.
La elaboración casera de las rosquillas también supone una tradición familiar profundamente arraigada. En muchas casas, la receta que ha ido transmitiéndose con el paso del tiempo, se ha convertido en un momento de encuentro en la cocina, donde familiares o amigos las amasan y comparten juntos.
Rosquillas con sabor a flan: el giro inesperado

Ahora bien, ¿cómo se transforma esta receta tradicional en una versión con sabor a flan? La respuesta está en un ingrediente muy accesible: el preparado de flan en polvo. Esta mezcla, que normalmente se utiliza para elaborar flanes caseros de forma rápida, aporta un sabor característico a vainilla y caramelo que se integra perfectamente en la masa de las rosquillas.
La idea puede sonar curiosa, pero tiene todo el sentido si consideramos que tanto las rosquillas como el flan comparten ingredientes clave como el huevo, el azúcar y los aromas dulces. El resultado es una rosquilla que recuerda al postre de toda la vida, pero más suave y con un toque cremoso y muy aromático.
Podríamos decir que la clave del éxito de esta versión está en su equilibrio entre lo tradicional y lo innovador. Al mismo tiempo que se respeta la forma y el espíritu de las rosquillas clásicas, se les da un giro moderno gracias a ese ingrediente inesperado y fácil de encontrar. Aquí te explicamos la receta adaptada para hacer unas rosquillas con sabor a flan y con estos ingredientes:
- Un huevo
- Nueve cucharadas soperas de aceite de oliva virgen extra
- Un sobre de preparado para flan
- Nueve cucharadas soperas de leche
- Diez gramos de levadura (casi un sobre)
- 18 cucharadas soperas de harina aproximadamente
- Nueve cucharadas soperas de azúcar
- Aceite de girasol
- Azúcar
- Canela molida
Además, es una receta muy agradecida que no requiere amasados largos ni técnicas complicadas, y el sabor es tan especial que muchas personas las prefieren incluso a las rosquillas tradicionales. El resultado es sorprendente: unas rosquillas tiernas, esponjosas y con un sabor que recuerda al flan casero, con ese punto de canela y vainilla que tanto gusta.
- Para comenzar, calienta las nueve cucharadas de aceite de oliva en una sartén hasta que el aceite esté humeante. Cuando suceda, retíralo del fuego y déjalo enfriar.
- A continuación, mezcla en un bol los siguientes ingredientes: el huevo, las cucharadas de leche, las de azúcar y el aceite ya enfriado que has dejado reservado anteriormente. Remuévelo todo bien y luego agrega un sobre de preparado para flan junto a los diez gramos de levadura en polvo. Mezcla de nuevo hasta que todos los ingredientes queden bien integrados.
- Luego, ve añadiendo gradualmente harina a la mezcla mientras remueves. Agrega aproximadamente 18 cucharadas soperas de harina, o la cantidad necesaria para obtener una masa manejable y ligeramente pegajosa.
- Cuando hayas incorporado la harina y tengas la masa, espolvorea la superficie de trabajo con harina para que no se pegue y toma pequeñas porciones de masa para formar los roscos.
- A medida que vayas haciendo los roscos, fríelos en aceite ya caliente hasta que estén dorados por ambos lados. Luego, colócalos sobre papel absorbente para eliminar el exceso de aceite.
- Si prefieres una alternativa más saludable, simplemente tendrás que precalentar el horno a 180 grados con calor arriba y abajo. Mientras que el horno coge temperatura, coloca los roscos en una bandeja con papel vegetal, dejando un poco de espacio entre ellos y hornea durante 15 o 20 minutos, o hasta que estén ligeramente dorados.
- El último paso de la receta será pasar los roscos por una mezcla de azúcar y canela en un plato. Ya tendrás tus rocos con sabor a flan listos para acompañarlos con tu café o infusión favorita.