Especies extintas en el radar: Colossal Biosciences sueña en grande
El lobo terrible ya tiene cachorros dando vueltas en un santuario, pero Colossal Biosciences no se queda ahí. Esta empresa biotech está apuntando a traer de vuelta al mamut lanudo, el tigre de Tasmania y hasta el dodo… y todo con un toque de ciencia futurista. Mientras Rómulo, Remo y Khaleesi desatan debates sobre si […]

El lobo terrible ya tiene cachorros dando vueltas en un santuario, pero Colossal Biosciences no se queda ahí. Esta empresa biotech está apuntando a traer de vuelta al mamut lanudo, el tigre de Tasmania y hasta el dodo… y todo con un toque de ciencia futurista. Mientras Rómulo, Remo y Khaleesi desatan debates sobre si son “verdaderos” lobos terribles o no, la pregunta crece: ¿qué tan lejos puede llegar la desextinción? ¿Es esto posible o solo un sueño caro?
Colossal Biosciences jugando a ser Dios
El lobo terrible fue solo el aperitivo. Colossal tiene en la mira al mamut lanudo, el thylacine (tigre de Tasmania) y el dodo, y cada uno es un reto brutal. El mamut usa elefantes asiáticos como base, planean meterle genes para pelo largo y grasa para el frío, con crías tal vez en 2028. El thylacine, esa especie rara de Australia extinta en 1936, se apoya en el dunnart, un marsupial pequeño, para revivir su ADN. Y el dodo, podría volver gracias a palomas modernas. No son copias exactas: son híbridos con rasgos clave, pero la meta es clara: devolverles un pedazo de vida.
La ciencia detrás: CRISPR y ADN antiguo
¿Cómo lo hacen? Usan CRISPR para editar genes como si fueran un documento de Word, pegando fragmentos de ADN fósil en especies vivas. Para el lobo terrible, modificaron 20 genes en lobos grises: tamaño, orejas, pelaje. Con el mamut, buscan 50 genes clave del ADN de restos congelados. El thylacine tiene un 99.9% de su genoma mapeado, pero el dodo es más complicado: su ADN está más dañado. El límite está en lo roto que llega el material genético y en encontrar un “huésped” parecido. Eso sí, olvídate de los dinosaurios, su ADN es polvo tras millones de años.
¿Para qué traerlas de vuelta?
Colossal dice que no es solo por presumir. Mamuts podrían ayudar a frenar el cambio climático al pisar la tundra y reducir el deshielo del permafrost. El thylacine controlaría presas en Australia, y el dodo podría esparcir semillas en Mauricio, restaurando ecosistemas perdidos. Pero no todo es color de rosa… criarlos cuesta millones, y algunos dicen que ese dinero salvaría mejor a especies actuales, como la vaquita marina. Además, ¿qué pasa si estos “nuevos” animales no encajan en el mundo de hoy? El debate está encendido: ¿es restauración o experimento riesgoso?
¿Qué tan posible es y qué tan cerca estamos?
La tecnología ya dio pasos grandes. El lobo terrible tiene cachorros, y un ratón “lanudo” salió del horno en 2024. El mamut va por buen camino: úteros artificiales y embriones editados están en prueba. El thylacine necesita más tiempo, gestar marsupiales no es fácil, pero hay avances. El dodo es el más lejano, ya que su ADN y biología son un rompecabezas. ¿Posible? Sí, en teoría. Pero recrear hábitats y comportamientos es otro tema, un mamut sin tundra es como un pez sin agua. La ciencia dice “podemos”, pero la naturaleza pregunta “dónde”.
El alcance de jugar a ser creadores
El trabajo de Colossal Biosciences no se queda en probetas y laboratorios. Revivir al lobo terrible y apuntar a mamuts o dodos está empujando los límites de lo que creíamos posible, desafiando ideas sobre la vida y la extinción que llevamos siglos aceptando. Científicos ya discuten si esto podría inspirar nuevas formas de conservación o si solo es un experimento caro que distrae de salvar lo que aún respira. Es un movimiento que no solo toca genes, sino cómo entendemos nuestro poder sobre la naturaleza.