Elon Musk prestó millones para una casa y acabó con okupas dentro
Lo que parecía una compra simple de Elon Musk y un tributo a la memoria de Wilder se ha convertido en un laberinto legal sin resolverse.

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Elon Musk anunció en 2020 que vendería “todas sus propiedades físicas” para enfocarse en su trabajo en Tesla y SpaceX.
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Entre 2020 y 2021, vendió al menos siete mansiones en California por más de $100 millones.
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Según Bloomberg Billionaires Index, Elon Musk sigue siendo una de las personas más ricas del mundo, con una fortuna estimada en aproximadamente $180 mil millones de dólares (varía según el precio de las acciones de Tesla y SpaceX).
Elon Musk es conocido por su capacidad para hacer negocios que cambian el mundo, pero uno de sus proyectos inmobiliarios ha resultado ser todo un desastre. Años atrás en 2013, el magnate de Tesla y SpaceX compró la antigua residencia de Gene Wilder, actor famoso por su papel como Willy Wonka. Sin embargo, lo que parecía una inversión basada en preservar la memoria de Wilder ha terminado en un verdadero caos.
Musk adquirió la propiedad por 6,75 millones de dólares, un precio considerablemente bajo respecto a los 9,5 millones de dólares iniciales que pedían por la casa. La razón de esta rebaja estaba clara: la casa tenía un valor sentimental para la familia de Wilder. Fue así como Jordan Walker-Pearlman, sobrino del actor, y su esposa llegaron a ser los compradores. Pero había un detalle importante: aunque la pareja compartía el amor por el legado de Wilder, no tenían los fondos suficientes para hacer llevar a cabo la compra sin ayuda externa.
Es así que, Elon Musk, comprometido con la preservación de la propiedad, decidió financiar la adquisición de la casa, asegurándose de que la familia del actor pudiera habitarla sin alterar su esencia.
No obstante, todo se volvió oscuro cuando la pareja incumplió los pagos, lo que llevó a Musk a iniciar un proceso de ejecución hipotecaria. De hecho, su idea era vender la casa por 12,95 millones de dólares, pero como no funcionó, lo redujeron a 9,5 millones, sin obtener ninguna oferta seria. A pesar de todo, la casa permaneció en sus manos, mientras la pareja seguía viviendo allí, sin cumplir con sus obligaciones.
Hoy en día, la propiedad sigue en manos de los okupas, que no ha cumplido con sus obligaciones de pago y sigue viviendo allí sin perspectivas de salida, mientras Elon Musk observa cómo su apuesta por preservar un legado se convierte en un dolor de cabeza legal.
En ese sentido, el mercado inmobiliario puede ser un terreno impredecible, especialmente cuando se mezclan factores emocionales con transacciones de gran interés.
En el contexto de las propiedades históricas, las restricciones legales juegan un papel crucial. El condado de Los Ángeles, por ejemplo, tiene una serie de regulaciones diseñadas para preservar su patrimonio arquitectónico, lo que impide modificaciones estructurales en edificios catalogados como de interés histórico. Según el Department of City Planning de Los Ángeles, estos edificios están sujetos a restricciones de conservación que dificultan la venta y remodelación. Esto puede ser problemático para los compradores que, al principio, no anticipan que las renovaciones o mejoras que desean realizar serán imposibles bajo la legislación de preservación.
De acuerdo con un informe de The National Trust for Historic Preservation, este tipo de propiedades también puede ser más costoso de mantener debido a la necesidad de cumplir con estándares estrictos de conservación. Además, las inversiones en este tipo de bienes suelen ser de largo plazo, ya que la revalorización de estas propiedades no siempre ocurre rápidamente, y en ocasiones, la demanda no está a la altura de las expectativas de los inversionistas.
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