Un campo abierto, entre heno, barro y camionetas cubiertas del polvo del trabajo. Bajo un cielo despejado, ya entrada la noche, ondean grandes banderas de Canadá iluminadas por el parpadeo de cientos de móviles. En la granja Stanley's Olde Maple Lane Farm, al sur de Ottawa, el líder conservador Pierre Poilievre aparece junto a su mujer, se sube a una camioneta, con una sonrisa que nunca se le borro del rostro. Abraza a granjeros, besa a niños, señala a la multitud como quien distingue a un viejo amigo entre el gentío, como hacen los políticos bien preparados. Cierra este lunes un periplo de tres años, 180 mítines y un sueño: devolver al Partido Conservador al poder tras una década de...
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