Descubre tres breves emperadores del siglo XIX: del fugaz hijo de Napoleón a un austriaco en el trono mexicano
La ambición por detentar el poder ha sido uno de los motores que han impulsado la historia, y no hay mayor prueba de poder que ser emperador. En ocasiones, los grandes protagonistas de la historia llegaron a serlo por derecho dinástico, otras por conquista manu militari o, las menos de las veces, por virtud y mérito. Conquistado el poder, el reto era mantenerse en él y no perecer en el intento. Y no siempre fue fácil, ni en la Antigua Roma ni en el siglo XIX
