Deja de pagar así en el supermercado: la petición de los expertos en finanzas que lo cambia todo

En la vida cotidiana, la tarjeta de crédito se ha convertido en una herramienta casi imprescindible para muchos. Ofrece una sensación de libertad económica que puede resultar tentadora, especialmente cuando surge un gasto inesperado o cuando simplemente queremos postergar el momento de pagar la compra del supermercado. Sin embargo, esa comodidad conlleva ciertos riesgos que … Continuar leyendo "Deja de pagar así en el supermercado: la petición de los expertos en finanzas que lo cambia todo"

Abr 23, 2025 - 11:54
 0
Deja de pagar así en el supermercado: la petición de los expertos en finanzas que lo cambia todo

En la vida cotidiana, la tarjeta de crédito se ha convertido en una herramienta casi imprescindible para muchos. Ofrece una sensación de libertad económica que puede resultar tentadora, especialmente cuando surge un gasto inesperado o cuando simplemente queremos postergar el momento de pagar la compra del supermercado. Sin embargo, esa comodidad conlleva ciertos riesgos que no siempre son evidentes a simple vista.

Utilizar una tarjeta de crédito no es en sí algo negativo, pero todo depende de cómo se use. No tener el control adecuado puede dar lugar a hábitos de consumo perjudiciales, sobre todo si se empieza a depender del crédito para cubrir gastos del día a día. Precisamente ahí es donde ponen el foco muchos expertos financieros: en el uso de la tarjeta para financiar compras cotidianas como la del supermercado.

El crédito: aliado o enemigo silencioso

Las tarjetas de crédito permiten gastar dinero que en realidad no tienes en ese momento. Es un préstamo instantáneo que, si se maneja bien, no genera problemas. Pero si se utiliza sin planificación, se puede volver una bola de nieve. Aunque existe la opción de pagar a final de mes sin intereses, muchas personas optan por fraccionar los pagos, lo que implica abonar intereses, a veces muy altos.

Este sistema de financiación es útil en momentos puntuales: la compra de un electrodoméstico o la reparación del coche, por ejemplo. Pero cuando se convierte en un recurso habitual para cubrir compras como la comida o productos de uso diario, puede ser el inicio de un ciclo difícil de romper.

La facilidad con la que se puede acceder al crédito hace que muchas veces no se perciba como una deuda real. Sin embargo, lo es. Cada vez que fraccionas un pago estás contrayendo una obligación futura. Y si lo haces con frecuencia, la suma de esas obligaciones puede llevarte a una situación de sobreendeudamiento sin que apenas te des cuenta.

Uno de los errores más comunes entre los consumidores es utilizar el crédito como si fuera una extensión del sueldo. Esto ocurre cuando se empieza a pagar todo con la tarjeta: ropa, luz, agua, teléfono, supermercado. Al principio puede parecer inofensivo, incluso útil. Pero a medida que se acumulan las cuotas, los pagos mensuales aumentan y se hace más difícil salir del bucle.

Los expertos son claros: el crédito no debería utilizarse para financiar el día a día. Si el presupuesto mensual no alcanza para cubrir los gastos básicos, lo más recomendable es revisar esos gastos, buscar formas de reducirlos o encontrar ingresos adicionales. Usar una tarjeta de crédito como salvavidas puede parecer una solución temporal, pero a largo plazo agrava el problema.

Supermercado y otras circunstancias

Ir al supermercado es una rutina. Compras alimentos, productos de limpieza, cosas necesarias para el día a día. Son gastos inevitables y recurrentes. Financiarlos con tarjeta de crédito puede parecer una salida fácil en momentos de apuro, pero los especialistas advierten que es una mala decisión financiera.

¿Por qué? Porque estarías pagando intereses por productos que probablemente ya habrás consumido antes de terminar de pagarlos. Imagina que haces la compra del mes por 200 euros y decides pagarla en tres cuotas. Si la tarjeta aplica un interés promedio del 17,91% (como señalan desde el portal especializado HelpMyCash), acabarás pagando mucho más de lo que costaba esa compra inicial.

Esto no quiere decir que debas guardar la tarjeta en el cajón y olvidarte de ella. De hecho, bien usada puede ser muy útil. Por ejemplo, al pagar un billete de avión o reservar un hotel en el extranjero, las tarjetas de crédito ofrecen protección adicional, como seguros de viaje, reembolso ante cancelaciones, entre otros beneficios.

Otra situación en la que puede ser beneficioso usarla es en compras importantes, como un ordenador para trabajar o una lavadora nueva. En estos casos, si el pago se fracciona en pocos meses y se hace con responsabilidad, puede ser una forma cómoda de gestionar el gasto.

La clave está en no caer en la trampa de utilizarla como si fuera un ingreso extra. No lo es. Es dinero prestado, y como tal, debe devolverse. Si no lo haces en el plazo establecido, los intereses empezarán a acumularse rápidamente.

En definitiva, la tarjeta de crédito no es mala por sí sola, pero su mal uso puede convertirse en una trampa financiera silenciosa. Usarla para cubrir gastos básicos como la compra del supermercado puede parecer inofensivo al principio, pero termina generando intereses que afectan directamente tu estabilidad económica. Por eso, es esencial tomar conciencia de cómo y para qué la utilizamos.

La clave está en la planificación: conocer tus ingresos, controlar tus gastos y no depender del crédito para necesidades cotidianas. Si no puedes pagar a fin de mes el total de lo que gastas, es momento de hacer ajustes. Apostar por decisiones inteligentes, como pagar en efectivo, usar la tarjeta de débito o ahorrar para emergencias, te dará mayor tranquilidad y control sobre tu dinero.