Declaración de ATTAC España ante el proceso acelerado de cambios en el entorno geopolítico y europeo en particular
Comunicado de Attac España. Versión abreviada. ATTAC advierte que la utilización de los medios de comunicación de masas está siendo evidente, se pretende crear en la sociedad un estado de opinión favorable a la renuncia de determinados derechos en aras a un supuesto bien superior, “la seguridad”.

Imagen: Pintura de Danilo Ricciardi
Abril 2025
INTRODUCCIÓN
El sistema capitalista surgido tras la II Guerra Mundial, pilotado por EEUU como potencia hegemónica, está agotado. Desde el keynesianismo entre 1945 y 1973 hasta el neoliberalismo de los 80 y el globalismo de los 90, cada fase de este sistema ha acumulado importantes disfunciones. La globalización ha supuesto una prolongada ola de expansión capitalista mundial, apenas quedan países ni pueblos fuera del sistema. Todo esto, acompañado de una concentración y centralización del capital en forma de capital transnacional.
Hoy se manifiesta con toda crudeza que las teorías de la libre competencia y el libre mercado, defendidas por la doctrina económica liberal nunca se han cumplido en la realidad, ya que no todos los operadores del mercado han tenido ni tienen el mismo poder e influencia.
COYUNTURA ACTUAL
En un mundo marcado por la emergencia climática, crisis económicas y tensiones geopolíticas, crece la opinión de que el capitalismo en su forma actual podría enfrentarse a su ocaso dando paso a un modelo (aún por definir, pero muy probablemente de tintes autoritarios) con riesgo de incentivar autocracias que gravitarían alrededor de la tecnología y la inteligencia artificial en un tecnofeudalismo que continuara el colonialismo típico del capitalismo.
El proyecto neomercantilista puesto en marcha por la administración Trump está provocando una guerra comercial, pero no afecta en el fondo a la hegemonía en el orden internacional, con una economía mundial única e integrada, comandada por una clase capitalista transnacional. También, las medidas adoptadas por Trump y sus formas imperialistas están provocando rupturas y confrontación en el interior de USA en la línea antidemocrática de la extrema derecha.
Estados Unidos pretende imponerse, intentando un cambio en el orden mundial de consecuencias impredecibles. Hoy vivimos el ocaso de un imperio hasta ahora hegemónico, que, con un potencial militar muy superior a los demás, no acepta la aparición de otras zonas emergentes, y se revuelve contra un multilateralismo inevitable. Parecía que habíamos aprendido tras la Segunda Guerra Mundial, cuando se establecieron Organizaciones, Tratados y Tribunales para prevenir la cainita tendencia que había demostrado el sistema. Por ello es tan preocupante que se pretenda debilitar todo ese entramado. Ya avisamos que el genocidio, impune y en directo, del pueblo palestino pasaría factura a un “occidente” que hacía ostentación de doble rasero y estaba entregado a la ley del más fuerte, hoy expresada con las formas más groseras.
Este problema viene agravado por el hecho de que, en el contexto de una profunda crisis ecosocial, las limitaciones planetarias de materiales y energía acentúan la competencia global y, por tanto, los conflictos y los peligros de confrontación. No olvidemos que, además, la guerra es un importantísimo consumo de esos materiales, añadido al sobreesfuerzo de su posterior recuperación. A los viejos conflictos sobre la hegemonía en el petróleo se añaden otros en la búsqueda de materiales geológicos (minerales, metales, tierras raras, etc …)
LA SITUACIÓN EN EUROPA
La construcción de cierta unidad europea (UE) ha significado progreso económico con un modelo socialmente vinculado al llamado Estado de Bienestar y, sobre todo, paz continental a lo largo de los últimos ochenta años. Sin embargo, esta unidad se realizó bajo el prisma de los intereses económicos y financieros y carente de una verdadera legitimidad democrática, ya que, en casos de crisis como la financiera de 2008, ha sido la Troika (CE, BCE y el FMI) la que ha impuesto condiciones a los Estados miembros. Los valores declarados de la UE, avalados mayoritariamente por la ciudadanía europea son, entre otros, la paz, la justicia, la solidaridad, la democracia en un estado de derecho y el respeto de los derechos humanos. La disyuntiva para Europa en estos momentos está entre ser realmente lo que dice ser, o ceder ante el empuje militarista. Una mayor cohesión política y económica permitiría objetivos comunes, lo que incluiría la coordinación de políticas de seguridad que garantizarían la prevención ante riesgos que sean reales. Por tanto, el objetivo es fortalecer, con otros, políticas de colaboración, que son las que minimizan esos riesgos. Incluida Rusia que, más allá de sus actuales dirigentes, es europea geográfica y culturalmente, y estratégicamente complementaria por sus materias y energía. Por el contrario, Europa guarda un silencio sepulcral ante el sabotaje de los gasoductos por donde nos llegaba el gas ruso bastante más barato que el gas licuado importado de EEUU.
Una decisión de armarse provoca que el vecino se sienta amenazado y se entre en la muy conocida escalada armamentística. Ya se venían produciendo importantes incrementos en el gasto militar, pero a raíz de la eclosión de la guerra en Ucrania se han disparado. Este conflicto comenzó en 2014 como consecuencia de los acontecimientos del Euromaidán, la posterior anexión de Crimea, la declaración de independencia de la región del Donbass y se agravó con la invasión del país por parte de la Federación Rusa en 2022.
El aumento de hasta 800.000 millones de euros en los próximos cuatro años, de los cuales, 150.000 millones serán en forma de préstamos, que tendrán que ser rembolsados a su debido tiempo, significa un enorme coste de oportunidad frente a gastos sociales. Una alta fuente comunitaria advierte: “estos gastos adicionales en defensa a lo largo del tiempo tendrán que acomodarse en los presupuestos nacionales, ya sea subiendo impuestos o reduciendo gasto, no hay forma de evitarlo”. Mark Rutte, secretario general de la OTAN, manifiesta: “por término medio, los países europeos gastan una cuarta parte de su PIB en pensiones, sanidad y protección social, y solo necesitamos redirigir una fracción de eso para reforzar mucho más la defensa”. Estas manifestaciones remiten a la senda sin retorno que condujo a los pueblos europeos al desastre de la I Guerra Mundial.
Es la expansión de la OTAN la que ha tensionado nuestro continente y ahora se habla de nuevas incorporaciones. No es una organización defensiva, así lo demuestra en su última reunión en la que acordó que China e Irán son una amenaza. ¿Una amenaza por qué razón, y para quién? Se revela también en el cinismo y la doble vara de medir utilizados por el llamado “occidente” ante dos ocupaciones territoriales coetáneas: la producida en Ukrania por parte de Rusia y la llevada a cabo por parte de Israel en Líbano, Siria o en Palestina, con un genocidio en Gaza.
En ATTAC denunciamos que se hable sólo de rearme y guerra, de aumentar los envíos de armamento a Ucrania y no mencionar en ningún momento términos como negociación y seguridad compartida. ¿Se trata quizás de superar el estancamiento económico y posible recesión en la UE a través de un keynesianismo militarista basado en el fomento de la industria de la defensa?
Hay consenso en que Europa debe incrementar su cohesión política y fortalecerse, pero la pregunta es: ¿fortalecerse en qué? ¿Amurallar nuestras fronteras frente a la inmigración y armarnos frente a supuestos enemigos a los que previamente hemos demonizado y cercado al perímetro de sus fronteras?
Es necesario también neutralizar el avance de la extrema derecha, que alimenta el miedo al otro, que echa la culpa de la precariedad a los precarios, aprovechando la desigualdad y las tibias políticas aplicadas para afrontar los problemas que realmente preocupan a la ciudadanía. Cada vez es más evidente que la internacional ultraderechista representa un riesgo para la Unión Europea.
La presidencia de Donald Trump ha representado un giro de guión. Ya no se puede ver a este país como un aliado fiable. Sus manifestaciones y actos deben hacernos tomar las medidas para que nuestro continente disponga de las estructuras necesarias para salvaguardar sus propios intereses. La actual irrelevancia internacional de la UE se manifiesta en una zona tan crítica para Europa como Oriente Medio.
POSICIÓN DE ATTAC ESPAÑA
ATTAC advierte que Europa, dividida y sin rumbo estratégico, corre el riesgo de convertirse en un peón en el tablero geopolítico. Ejemplo de ello son las negociaciones entre EEUU y Rusia para repartirse los recursos minerales de Ucrania. Pero la actual crisis debería suponer una oportunidad para ganar autonomía, mayor cohesión social, ecológica y económica, y fortalecer los principios democráticos. Es necesario también promover un multilateralismo que garantice el respeto y la independencia de todos los países.
La utilización de los medios de comunicación de masas pretende crear en la sociedad un estado de opinión favorable a la renuncia de determinados derechos y libertades en aras a un supuesto bien superior, “la seguridad”.
PROPUESTAS PARA EUROPA
A continuación, dentro de las propuestas desarrolladas por ATTAC, detallamos aquellas que planteamos referidas a las anteriores cuestiones:
- Respeto y cumplimiento del acuerdo plasmado en el Acta Final de la Conferencia de Helsinki de 1975, firmada por todos los países europeos excepto Albania, además de EEUU y Canadá. Dicho documento aborda principios como la resolución pacífica de conflictos, el comercio y la cooperación científica y los derechos humanos, incluida la libertad de emigración, entre otros.
- Apoyo y cooperación con el Proceso Helsinki+50 promovido por La Plataforma de Solidaridad Cívica (PSC), una coalición de organizaciones y grupos cívicos de los países miembros de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE).
- Apostar por la distensión, que active el desarme y abra las puertas al diálogo y a la confianza mutua con el objetivo de templar los conflictos mediante el uso de la diplomacia, la negociación, la cooperación y la no violencia. Retomar la apuesta de los años 90 de una SEGURIDAD COMÚN Y COMPARTIDA sin exclusiones en el continente europeo.
- Abandonar la OTAN y promover el reforzamiento de la OSCE, organización con un enfoque integral de la seguridad que abarca aspectos político-militares, económicos, medioambientales y humanos.
- Sellar un tratado de paz y colaboración económica entre la UE y Rusia con el propósito de estabilizar el espacio común europeo, con la participación del resto de países no miembros de la UE que quieran adherirse.
- Establecer un tratado de amistad y cooperación con China.
- Mantener una sola voz que defienda los intereses de la UE en la ONU y otros foros internacionales, con enfoque en la paz y los derechos humanos.
- Un nuevo y diferente Green New Deal que fomente especialmente las inversiones públicas incentivando el ahorro en el uso de recursos naturales, la generación distribuida en energías renovables y en general una economía de los derechos humanos en la gestión y en el uso de estos recursos.
- Políticas sociales comunes, que eviten las desigualdades, fuente de conflictos. Empezando por sistemas públicos de garantía de ingresos, salud, educación, servicios sociales, cuidados y vivienda, financiados y gestionados con fondos públicos.
- Autonomía y regulación de los derechos digitales y la Inteligencia Artificial. Autonomía industrial y tecnología para reducir la dependencia de China y Estados Unidos en sectores críticos y estratégicos.
- Política migratoria común y solidaria. Potenciar la colaboración con los países emisores de nuestras emigraciones es también una política de seguridad. Combatir el racismo con políticas antidiscriminación es seguridad interior. Apoyo a las comunidades minoritarias.
- Fortalecer la cohesión europea reformando el proceso de toma de decisiones en el Consejo de la UE, sustituyendo la unanimidad por mayoría cualificada para política exterior, defensa, fiscalidad y seguridad, exceptuando la entrada en guerra. Otorgar mayor poder al Parlamento Europeo, aumentar la transparencia y democratizar las instituciones europeas, dando más protagonismo a la ciudadanía.
Una versión más completa de este comunicado se puede leer aquí