Capturan por primera vez la erupción de un volcán submarino (video)
Por primera vez en la historia, un equipo de científicos presenció en tiempo real una erupción de un volcán activo en la dorsal meso-oceánica, la columna vertebral ígnea del planeta que recorre más de 65 mil kilómetros bajo el mar. Y lo que vieron fue tan fascinante como devastador: un ecosistema entero, vibrante de vida, […]
Por primera vez en la historia, un equipo de científicos presenció en tiempo real una erupción de un volcán activo en la dorsal meso-oceánica, la columna vertebral ígnea del planeta que recorre más de 65 mil kilómetros bajo el mar. Y lo que vieron fue tan fascinante como devastador: un ecosistema entero, vibrante de vida, quedó sepultado en cuestión de horas bajo un manto de lava fresca.
Roca negra y humeante: Lo que dejó el volcán
A bordo del sumergible Alvin, el oceanógrafo químico Andrew Wozniak descendió a casi 2 mil 600 metros de profundidad en el Pacífico, a unos 2 mil 100 kilómetros al oeste de Costa Rica. Su misión: estudiar el flujo de carbono del respiradero hidrotermal Tica, un oasis biológico en las profundidades abisales. Pero lo que encontró fue silencio, oscuridad… y espectáculo.
Te puede interesar > UNAM estrena docuserie del Popocatépetl: Reconstruyen la historia de ‘Don Goyo’
Lo que un día antes era un hervidero de vida marina —gusanos tubícolas gigantes, mejillones, crustáceos y peces fantasmales— se había convertido en un páramo de roca negra, todavía humeante. “Mi mente no podía comprenderlo”, dijo Wozniak. “¿A dónde se fue todo?”.
La respuesta fue tan inesperada como extraordinaria: habían llegado justo a tiempo para presenciar el final de una erupción volcánica submarina. Un evento tan raro que solo se ha documentado en acción en dos ocasiones anteriores, y nunca antes en la dorsal meso-oceánica.
Un espectáculo infernal bajo el mar
Lo que Wozniak y su equipo observaron es uno de los procesos más fundamentales de nuestro planeta: el nacimiento del fondo oceánico. La dorsal meso-oceánica es donde las placas tectónicas se separan, generando nueva corteza terrestre mediante erupciones volcánicas. Se estima que el 80% del vulcanismo terrestre ocurre aquí, aunque rara vez se detecta debido a la inaccesibilidad del fondo marino.
El espectáculo fue tan sobrecogedor como peligroso. A medida que el sumergible se acercaba al sitio, las temperaturas subieron y el agua se llenó de partículas. Fragmentos de roca vítrea —formada por el enfriamiento instantáneo de la lava al contacto con el agua— brillaban entre los restos. Ante la amenaza creciente, la piloto Kaitlyn Beardshear tomó la difícil decisión de retirarse: “No podía creer que estuviéramos allí solo unas horas después de la erupción”.
El equipo, a bordo del buque de investigación R/V Atlantis, confirmó luego que los hidrófonos detectaron una serie de explosiones de baja frecuencia y sonidos crepitantes, señal inequívoca del estallido volcánico.
Ecosistemas borrados en segundos
Lo que más impresionó a los científicos no fue solo la violencia de la erupción, sino su consecuencia inmediata: la desaparición total de un ecosistema hidrotermal único. Estos respiraderos, verdaderas chimeneas del planeta, expulsan agua calentada por el magma subyacente y están repletos de vida adaptada a condiciones extremas. Aislados de la luz solar, son sostenidos por bacterias quimiosintéticas que convierten compuestos químicos en energía. Son una rareza evolutiva.
Te puede interesar > Cinturón de Fuego del Pacífico: Los países que viven entre sismos y volcanes
Pero toda esa biodiversidad quedó sepultada sin previo aviso. Solo quedó un racimo de gusanos muertos como testigo mudo de lo que fue.
Un sistema planetario profundamente conectado
Esta fue la tercera erupción registrada en el respiradero Tica desde su descubrimiento en los años 80. El equipo de Dan Fornari, del Woods Hole Oceanographic Institution, ha monitoreado el sitio por décadas. Ya habían advertido que una erupción era inminente. Esta vez, no hubo margen para dudas: estaban justo a tiempo para confirmar lo que nunca antes se había visto en vivo.
Los investigadores ahora trabajan desde la superficie, tomando datos y fotografías de forma remota por razones de seguridad. El objetivo: entender cómo estos eventos modelan no solo el fondo marino, sino también la química de los océanos, la evolución de la vida microbiana y hasta el clima global.
“El sistema Tierra-Océano es uno solo”, explicó Fornari. “Está completamente entrelazado. Y aunque es complejo, también es increíblemente hermoso”.

¿Por qué esto importa?
Más allá del asombro científico, esta erupción submarina plantea preguntas cruciales sobre qué tanto conocemos los ecosistemas marinos, así como de qué maneras estos eventos afectan el ciclo de carbono y la vida microscópica que sostiene la cadena alimenticia oceánica.