Se produce, en esta confrontación de las obras de un pintor extremeño con las de una veintena de artistas internacionales, una coincidencia asombrosa entre el gusto de los coleccionistas y el trabajo de un autor inclasificable e indómito; y la labor curatorial de David Cantolla y Rebekah Rhodes, que pone de manifiesto esa afinidad, es impecable. A partir de ahí, tendrá que ser el espectador el que averigüe qué sucede aquí: si nos basamos en esta exposición –son solo veinte artistas y la colección consta de 1.200 piezas– la Colección SOLO responde a unas inquietudes tan íntimas y particulares que me parecería obsceno y empobrecedor hablar de una 'línea' o 'temática'. Hay una independencia, una voluntad propia; todas las colecciones...
Ver Más