'Auxilia' a un joven al que habían agredido en Granada y aprovecha para robarle el móvil
Hay actitudes que retratan a las personas y lo que ha pasado en Granada es un ejemplo muy claro: una mujer se acerca a un chico al que acaban de pegarle patadas y puñetazos porque se resistió a que le robaran. Llegó al sitio donde estaba y, con la excusa de comprobar el alcance de los daños, le quitó el teléfono móvil. La Policía Nacional ha detenido cerca de la estación de autobuses a esa mujer, de 32 años y la ha puesto a disposición judicial. El móvil está valorado en mil euros y la historia hay que contarla desde el principio, cuando el joven, de 24 años, se enfrentó a las cinco de la mañana a un grupo de cuatro o cinco personas que insistían en llevarse su dinero. Se resistió y le agredieron. Los policías acudieron alertados de que el hombre pedía asistencia sanitaria. Había conseguido zafarse de sus agresores y comentó a los agentes que echaba de menos su teléfono. También, que después de la pelea se le acercó una mujer que decía haberla visto y que le preguntó cómo estaba. Su intención, pensaba él, era ayudar. Saber por ejemplo si le habían pinchado con una navaja que al parecer portaba uno de los agresores. Una patrulla comenzó a mirar por los alrededores buscando a los que le pegaron y también a la mujer. La encontraron a ella, revisaron lo que llevaba encima y dieron con el móvil del agredido, al que por supuesto le fue devuelto. La falsa samaritana se enfrenta ahora a una acusación por un delito de hurto.
Hay actitudes que retratan a las personas y lo que ha pasado en Granada es un ejemplo muy claro: una mujer se acerca a un chico al que acaban de pegarle patadas y puñetazos porque se resistió a que le robaran. Llegó al sitio donde estaba y, con la excusa de comprobar el alcance de los daños, le quitó el teléfono móvil. La Policía Nacional ha detenido cerca de la estación de autobuses a esa mujer, de 32 años y la ha puesto a disposición judicial. El móvil está valorado en mil euros y la historia hay que contarla desde el principio, cuando el joven, de 24 años, se enfrentó a las cinco de la mañana a un grupo de cuatro o cinco personas que insistían en llevarse su dinero. Se resistió y le agredieron. Los policías acudieron alertados de que el hombre pedía asistencia sanitaria. Había conseguido zafarse de sus agresores y comentó a los agentes que echaba de menos su teléfono. También, que después de la pelea se le acercó una mujer que decía haberla visto y que le preguntó cómo estaba. Su intención, pensaba él, era ayudar. Saber por ejemplo si le habían pinchado con una navaja que al parecer portaba uno de los agresores. Una patrulla comenzó a mirar por los alrededores buscando a los que le pegaron y también a la mujer. La encontraron a ella, revisaron lo que llevaba encima y dieron con el móvil del agredido, al que por supuesto le fue devuelto. La falsa samaritana se enfrenta ahora a una acusación por un delito de hurto.
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