Amador Sánchez Rico: “La Unión Europea está cada vez más en una encrucijada”

Antes de celebrar su último Día de Europa en el país, el embajador de la UE en la Argentina habló con LA NACION sobre los desafíos del bloque tras el regreso de Trump al poder y mientras continúa la guerra en Ucrania

May 9, 2025 - 22:14
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Amador Sánchez Rico: “La Unión Europea está cada vez más en una encrucijada”

Es español, vive en Buenos Aires, donde dice “sentirse en casa”, y en septiembre volverá a instalarse en Bruselas, su ciudad por adopción, y la sede de las instituciones de la Unión Europea (UE), donde trabaja hace 26 años en distintas posiciones.

El embajador de la UE en la Argentina, Amador Sánchez Rico, recibe a LA NACION en su oficina con una vista privilegiada al Río de la Plata en el piso 15 de una torre en Retiro, antes de celebrar el Día de Europa, que recuerda el primer paso para la creación del bloque y la misma fecha en que se conmemora el final de la Segunda Guerra Mundial, en un evento que contó con la presencia de varios ministros del gobierno. Para este diplomático habitué de los eventos sociales, este no es uno más: es su último festejo de este día emblemático en la Argentina, el destino adonde aterrizó hace cuatro años, cuando el mundo, y el país, eran muy distintos.

En su primer Día de Europa, en mayo de 2022, el mundo todavía estaba saliendo de la pandemia y estaba en shock por la primera guerra en Europa de la historia moderna, en Ucrania. Pero hubo más: luego siguieron la guerra en Medio Oriente y el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca. “La UE está cada vez más en una encrucijada”, dice Sánchez Rico durante la entrevista, en la que repasa la reconfiguración del bloque hacia una mayor autonomía, más enfocado en la defensa y con una guerra comercial abierta con su histórico socio, Estados Unidos, que ahora, dice, “ya no es confiable”.Embajador de la UE en Argentina, Amador Sánchez Rico

Además, se muestra optimista sobre la ratificación del acuerdo Mercosur-UE, una negociación que marcó estos cuatro años en Buenos Aires, donde todavía no se sabe oficialmente quién ocupará su oficina. "Yo creo que las condiciones para el acuerdo ahora son más propicias y favorables que nunca porque estamos ante una situación internacional muy imprevisible", dice.

-¿Cómo llega el bloque a este Día de Europa? ¿Con qué desafíos?

-Con una situación muy compleja, preocupante, tensa. En 2022 fue mi primer Día de Europa en la Argentina. Ahí estábamos todavía con los últimos coletazos de la pandemia, y Vladimir Putin había invadido recientemente Ucrania. Ha pasado el tiempo y los desafíos son aún mayores: un regreso de la política del poder, un espíritu transaccional muy exacerbado, unas tensiones geopolíticas a nivel mundial prácticamente sin precedentes y una Unión Europea cada vez más en una encrucijada. Yo creo que tanto la pandemia como esta invasión y ahora la llegada del presidente Trump demuestran más que nunca que la Unión Europea tiene que asumir un papel geopolítico en este nuevo tablero internacional complejo y que no puede seguir dependiendo de los demás para su futuro, es decir, tiene que ser lo suficientemente autónoma para diseñar su propio futuro y no depender tanto de algunos socios que hemos visto que hasta ahora no son confiables.

-Cuando habla del espíritu transaccional en las relaciones internacionales, ¿se refiere específicamente al regreso de Trump a la Casa Blanca?

-Yo creo que eso es un síntoma más; es lo que lo está haciendo todavía más palpable. Pero es algo que ya veníamos viendo, que estamos en un mundo en el que todo se puede utilizar como un arma: el comercio, la comunicación, el tema de la migración y ahora bueno, los aranceles. Estamos en una guerra comercial. Trump se ha puesto en una escalada arancelaria a la que desde la Unión Europea hemos respondido muy claramente: primero, que ante cualquier guerra arancelaria todos perdemos. Pierden los operadores, pierden los inversionistas y sobre todo, pierden los consumidores y los más vulnerables. Ante la escalada arancelaria, nosotros proponemos una escalada negociadora. Y eso se dijo desde el primer momento. Luego se ha dado una tregua de los 90 días, pero la idea desde el punto de vista de la Unión Europea es seguir negociando porque consideramos que esta relación transatlántica que hemos tenido durante muchos años ha traído muchos beneficios, mucha prosperidad y queremos seguir trabajando en esta línea. Pero bueno, estamos dispuestos también a reciprocar y todas las opciones están en la mesa, pero insisto, dándole máxima prioridad a las negociaciones. El presidente estadounidense Donald Trump habla con periodistas en el exterior de la Casa Blanca, el jueves 8 de mayo de 2025

-¿Cómo describiría al estado actual de las relaciones entre Estados Unidos y la Unión Europea?

-Bueno, eran unas relaciones muy sólidas. Lo que ocurre es que tenemos que estar frente a la realidad. Y la realidad es que este paraguas de seguridad que ha ofrecido Estados Unidos desde hace ya muchos años, desde el final de la Segunda Guerra Mundial, se está cerrando. Entonces, la Unión Europea tiene que dotarse de una autonomía estratégica. La idea no es salirse de la OTAN ni alejarse de Estados Unidos, sino fortalecer este pilar europeo dentro de la de la OTAN. ¿Qué implica eso? Un mayor gasto en materia de defensa a nivel de los países de la Unión Europea. Es el llamado “plan Rearme”, de unos 800.000 millones de euros para rearmar a Europa. Esto pasa por aumentar los presupuestos nacionales de los 27 países en materia de defensa, pero también pasa por gastar mejor. Y también por encontrar formas innovadoras a la hora de gastar.

-¿La idea de un ejército europeo se está considerando?

-Quizás es un poco prematuro hablar de un ejército europeo. Ya hubo un primer esbozo hace prácticamente 70 años en 1954, cuando fracasó la Unión Europea de la Defensa. Pero hay que ver cómo se dan las circunstancias. Estamos avanzados, hay fuerzas de mantenimiento de paz que ya están desplegadas con bandera de la Unión Europea, con cadena de mando de la Unión Europea, en 17 lugares del mundo. Pero bueno, todavía queda. Hay que dar todavía un paso más en materia de defensa para hacer frente a estos desafíos. Y te confieso que, siendo europeo con ADN europeo, el hablar de rearmarnos, de ejército europeo, de defensa, de subir los presupuestos nacionales, es algo que está en contra del ADN. Chirría, hace ruido. No estamos acostumbrados. Creo que tenemos que cambiar el chip porque el mundo es el que es y no tanto el que nos gustaría que fuera.

-Y tienen una guerra muy cerca, en Ucrania. ¿Cómo ve las negociaciones de paz que lleva adelante Estados Unidos?

-Vemos con buenos ojos todo lo que sea un avance en alcanzar la paz. Nadie como los ucranianos y nadie como los europeos desean tanto la paz en Ucrania y que haya un alto el fuego. Pero estamos viendo también que Vladimir Putin no es de fiar porque Ucrania ha accedido a este alto al fuego y por el lado ruso no es equivalente, ¿no? Deseamos esta paz que llegue cuanto antes, pero tiene que ser una paz justa y una paz duradera. Para eso solo cabe una opción, y es que Ucrania esté en las mesas de negociaciones, que no era al principio el caso; parecía que todo se estaba decidiendo entre Estados Unidos y Rusia. Y eso es totalmente inviable. Entonces, el hecho de que esté Ucrania en la mesa de la negociación, eso ya es algo muy positivo, pero quien dice también una paz justa y duradera dice también que tiene que haber seguridad de cara al futuro. Estamos hablando también de la seguridad de Europa. Y es ahí donde también tiene algo que decir evidentemente la Unión Europea. El presidente Donald Trump y su vice, JD Vance, con el presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, en la Oficina Oval de la Casa Blanca en Washington, el 28 de febrero de 2025

-¿Cree que el acuerdo entre Estados Unidos y Ucrania por los minerales va a involucrar más a la Casa Blanca en esa búsqueda de seguridad en el futuro?

-Todavía estamos a la espera de los detalles, pero todo lo que sea avanzar hacia una paz justa y duradera, y esto podría contribuir a ello, es más que bienvenido.

-Volviendo al rol de la Unión Europea en el mundo, esta semana acordaron con China eliminar las sanciones mutuamente. Esto es otra muestra del nuevo rol de la UE ante la coyuntura actual. ¿Cómo se tejen las alianzas en este contexto?

-Bueno, yo creo que este papel geopolítico al que aspira la Unión Europea no es nuevo, ya empezó con el primer mandato de Ursula von der Leyen, y pasa por varias vías. Una es dotar a la Unión Europea de mayor competitividad puertas adentro para hacer frente a todos estos desafíos. Pero también pasa el fortalecer el papel de la Unión Europea a nivel mundial y geopolítico. Nosotros somos un proyecto de apertura, de cooperación, de libre mercado. Tenemos aproximadamente 80 acuerdos comerciales en todo el mundo. Y tenemos que fortalecer estas alianzas, que algunas ya tenemos y algunas que tenemos que explorar. Una de esas grandes alianzas es la del Mercosur. Un acuerdo que cuando yo empecé en el 99 para trabajar en la Comisión Europea, estábamos a punto de cerrarlo; llevamos 26 años y seguimos a punto de cerrarlo. Yo creo que las condiciones ahora son más propicias y favorables que nunca porque estamos ante una situación internacional muy incierta, muy imprevisible, donde las normas de juego se cambian de la noche a la mañana, donde hay muy poca confiabilidad, muy poca cooperación, muy poco multilateralismo y precisamente el acuerdo entre la Unión Europea y Mercosur es exactamente todo lo contrario a lo que acabo de decir. La Unión Europea tiene 800, 900 empresas aquí en Argentina, pero qué duda cabe de que hay potencial para mucho más. Y con un marco como el acuerdo de la Unión Europea-Mercosur, nos dotaría a ambos lados del Atlántico de reglas de juego claras para aumentar este comercio. La señal que dimos el pasado 6 de diciembre de 2024 en Montevideo al finalizar estas negociaciones fue muy positiva. Ahora falta todavía el proceso de ratificación.El presidente de Argentina, Javier Milei, el presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, y el presidente de Paraguay, Santiago pena, posan para la foto familiar de la Cumbre del Mercosur en Montevideo

-En Bruselas hablan de fin de año como un posible marco temporal. ¿A usted le parece viable?

-Sí. Yo creo que ahora estamos todavía en un proceso jurídico, más burocrático, que es la traducción y la revisión jurídica y yo creo que a partir de junio ahora empieza el momento de la verdad.

-Más allá del acuerdo, ¿cómo vio cambiar en estos cuatro años el interés desde Europa en la Argentina en relación a las inversiones?

-Yo dije al poco de aterrizar aquí que no me iba aburrir y no me he aburrido. Han sido cuatro años apasionantes, he tenido ocasión de trabajar con el anterior equipo [de Alberto Fernández], que también hubo muchos cambios y ahora con el actual. Yo creo que hemos avanzado mucho en el fortalecimiento de estas relaciones comerciales. Tuvimos visitas de muy alto nivel por parte de las instituciones europeas y se firmaron dos memorandos de entendimiento muy importantes, uno sobre energía y uno sobre materiales o minerales críticos. Y estamos en plena fase ahora de implementación y multiplicando las visitas de ambos lados. El litio es una en un sector donde empezamos a ver cada vez más interés e inversión concreta europea, igual que en el hidrógeno verde. También en el cobre.

-Más allá del aspecto comercial, el gobierno de Javier Milei tiene una política exterior con un alineamiento casi automático con Estados Unidos. ¿Eso tiene un impacto en relación al vínculo con la UE?

-Bueno, yo no voy a entrar a valorar la afinidad que pueda tener el Gobierno con el gobierno estadounidense. Lo que creo que tenemos que hacer de ambos lados, desde la Unión Europea y desde Argentina, es hacer nuestros deberes. Y nuestros deberes es seguir trabajando en el ámbito político, en el ámbito de cooperación, en el ámbito comercial, y en el ámbito político, pues bueno, tenemos un diálogo, yo diría, muy honesto, muy franco. No hay tabúes con Cancillería. Precisamente la semana que viene vamos a tener la visita de nuestro director ejecutivo de las Américas que viene aquí y vamos a hacer una reunión en la que vamos a tratar absolutamente todo, desde el multilateralismo a los temas bilaterales, preparar temas de derechos humanos, de cooperación, de seguridad, de defensa, en los que vemos que hay muchísimo mucho que hacer.

-También hay otro tipo de vínculos transatlánticas del gobierno con Europa, con grupos de ultraderecha como Vox, en España. En ese sentido, le quería preguntar cómo ve el ascenso de la ultraderecha en Europa, con las elecciones de Rumania el pasado fin de semana, y con la clasificación de Alternativa por Alemania (Afd) como partido de extrema derecha en Alemania. ¿Hay algún plan para monitorear esta situación?

-Son temas que incumben a los países de la Unión Europea en los que no me compete entrar a valorar. Sí decir que no es algo nuevo. Estos movimientos, que podemos llamarlos populismo de derecha, de extrema derecha o de extrema izquierda, no son algo nuevo. A veces se hace mucho ruido, pero lo que vimos, por ejemplo, en las últimas elecciones al Parlamento Europeo, donde también muchas voces vaticinaban que se iba a ir a los extremos de un lado o del otro, al final lo que resultó una vez más fue una fuerza proeuropea muy clara. Y yo lo que quiero también notar es que hay que escuchar a la población. No podemos hacer oídos sordos. Tenemos que esforzarnos a diario los funcionarios europeos para demostrar el valor añadido de la Unión Europea, que es enorme, pero que a veces no está bien comunicado. Está muy bien que sigamos diciendo y creyendo en una Unión Europea que ha traído la paz en estos 75 años, pero no podemos pretender que solo mirando atrás las nuevas generaciones van a soñar con esa Unión Europea. La UE tiene que adaptarse a esta nueva realidad. También soy optimista porque así como hace unos años estas fuerzas de extrema derecha o de extrema izquierda eran muy contrarias o se oponían de manera muy frontal al proyecto de la Unión Europea, yo no noto eso ahora. Quizás piden una Unión Europea diferente, más asertiva, más valiente, y creo que eso sería bueno.El embajador de la UE en la Argentina, Amador Sánchez Rico

-Volviendo a su carrera en la UE, ¿cuál es su próximo paso después de Buenos Aires?

-Parece que me toca regresar a Bruselas. Tengo como con sentimientos agridulces. La amargura viene del tener que despedirme de este apasionante país, de haberme sentido en casa y del gran placer que siento todos los días de venir aquí a trabajar, y del no aburrirme, como he dicho. Aunque esta diversión a veces también puede ser agotadora, ¿eh? Pero bueno, el lado más dulce es todo lo que me llevo, todos los recuerdos y sobre todo los vínculos afectivos y la amistad que uno puede hacer aquí en este país. Yo creo que en Argentina se le da mucha importancia a la amistad. Y eso es algo que me marcó y es algo que sí que voy a echar de menos, pero que me lo llevo conmigo. Quedan sobre todo estos vínculos tan profundos que tenemos entre argentinos y europeos, que espero que mi sucesor siga impulsando.

-¿Qué es lo que más va a extrañar de la Argentina?

-No sé... eso, el sentirme en casa.