Accidentes laborales: continúa el trágico goteo de dos muertes al día

A pesar de los avances en normativas, materiales y protocolos, España lleva una década en que ha aumentado el número de personas que fallecen en el trabajo

May 12, 2025 - 07:15
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Accidentes laborales: continúa el trágico goteo de dos muertes al día

Rubén, Iván, Jorge, Amadeo y David. Son los nombres de los cinco mineros que perdieron la vida en la mina el pasado mes de marzo en Cerredo, Asturias. Cuando pasan tragedias como esta, ocupan los titulares de los medios de comunicación. Igual que cuando sucedió el último naufragio donde desaparecieron en las aguas de Terranova 21 pescadores, o el caso de los dos bomberos madrileños que fallecieron recientemente debido a la explosión de un vehículo en un garaje.

Sin embargo, muchos otros siniestros laborales ocurren cada día sin que apenas se conozcan. En España en 2024 murieron 796 personas mientras realizaban una actividad laboral, según datos recientes del Ministerio de Trabajo y Economía Social, un incremento de cerca del 10% respecto al año anterior. Para hacernos una idea de esta tragedia, esto supone una media de más de dos muertes al día, y un total que se acerca al número total de víctimas mortales que causó la banda terrorista ETA en toda su negra historia.

En el último medio siglo, el pico de muertes laborales registradas tuvo lugar en 1990 con casi 2.000 fallecidos. Entonces comenzó un importante descenso que, a pesar de algún repunte, llegó a su número más bajo con 564 en 2012, de acuerdo a datos oficiales

Pero desde entonces, a excepción del 2023, este dramático registro ha subido en todos los años, hasta 2024, en el que se perdieron casi 800 vidas. Nueve de cada diez fallecidos eran hombres, algo que se entiende debido a los sectores donde más siniestros se producen: transporte, construcción, almacenamiento e industria manufacturera. Aunque haya aumentado el número total de personas que trabajan, este crecimiento sostenido en la última década resulta sorprendente si tenemos en cuenta los diferentes avances en las normativas de seguridad, las mejoras en los materiales y el descenso general de los fallecidos por accidentes de tráfico.

En el último medio siglo, el pico de muertes laborales registradas tuvo lugar en 1990 con casi 2.000 fallecidos

Además, desde el sindicato Comisiones Obreras apuntan que la definición de accidente mortal incluye los fallecimientos producidos hasta 12 meses después de que se produzca, por lo que según esta organización, cuando se obtengan los datos de forma consolidada, el número final de fallecidos estará  “muy por encima de los 800”. De acuerdo a un estudio de este sindicato, los factores que más influyen en la siniestralidad laboral con resultado muerte son las largas jornadas de trabajo, la falta de cualificación profesional, la temporalidad en los contratos, mientras que el conjunto de trabajadores extranjeros (en especial de algunas nacionalidades africanas) tienen un índice de mortalidad mayor que el del conjunto de españoles.

Por su parte, fuentes de la CEOE consultadas por Metaempleo sobre el aumento de esta cifra de siniestralidad, se limitaron a señalar que la seguridad y la salud son “un asunto absolutamente prioritario” en el que las organizaciones empresariales están “firmemente comprometidas”. Y como muestra apuntaron a la Estrategia Española de Seguridad y Salud en el Trabajo 2023-2027, firmada junto a CEPYME, los sindicatos mayoritarios, el Ministerio de Trabajo y Economía Social, así como las Comunidades Autónomas. Un documento que según la patronal debería ser “un instrumento clave para desarrollar las políticas de prevención de riesgos laborales que necesita nuestro país”, pero que resulta evidente que hasta el momento no está funcionando en cuanto a mortalidad se refiere.

Causas y posibles soluciones

El profesor de los estudios de Economía y Empresa de la Universitat Oberta Catalunya, Rubén Rodríguez, se explica este aumento debido a una combinación de factores. Entre ellos señala el importante crecimiento de algunos sectores de “especial peligrosidad” como la construcción, la minería o algunas industrias manufactureras; una creciente precarización e informalidad laboral que hace que al trabajador no se le ofrezcan las protecciones y la formación adecuada; y por último la falta de implementación real de los avances legislativos.

Sobre este último punto, el experto de la UOC lamenta que, aunque en los últimos años se han aprobado normas que deberían tener un impacto positivo, “hay un contraste importante entre los avances legislativos y su aplicación real en el ámbito de la prevención de riesgos laborales”. Esto se debe, según Rodríguez, a una “resistencia al cambio” de las empresas a implementar estas mejoras, pero también a que las propias administraciones no tienen ni los recursos ni la formación necesaria para comprobar que las normativas se están aplicando sobre el terreno. “Realmente el desafío hoy en día está centrado en cerrar esa brecha que existe entre el papel, lo que dice la ley, y lo que debería ser la aplicación efectiva de esa ley”.

Pese a que en los últimos años se han aprobado normas que deberían tener un impacto positivo, hay un contraste importante entre los avances legislativos y su aplicación real en el ámbito de la prevención de riesgos laborales

Respecto a las posibles soluciones para reducir de forma clara esta siniestralidad, el profesor de la UOC subraya en primer lugar la necesidad de “reforzar los mecanismos de inspección y control para que las leyes y los protocolos de seguridad no queden en papel mojado”, así como “invertir en formación para todos los niveles de las empresas para crear una verdadera cultura preventiva” y “modernizar los equipos de protección y la incorporación de nuevas tecnologías como la inteligencia artificial que permitan evaluar los riesgos en tiempo real”. 

Por último, Rodríguez señala la importancia de la colaboración entre las tres partes implicadas: administraciones públicas, empresa y trabajadores, así como el cumplimiento de los estándares y recomendaciones internacionales que “se ha demostrado que no sólo reduce los accidentes sino que mejora la productividad y por supuesto la imagen de la empresa”.

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