Un paso firme hacia la seguridad que México merece
La Estrategia de Seguridad Pública 2024-2030, presentada por Omar García Harfuch, proyecta una visión realista y viable de paz y justicia para el país.

Como abogado mexicano, siendo que he dedicado mi vida al combate frontal contra la delincuencia y la corrupción e, incluso, tuve la oportunidad y la dicha de trabajar en la Mesa de Seguridad en compañía del licenciado Javier García Pariagua, padre de Omar García Harfuch, no puedo dejar de reconocer y aplaudir esta reciente presentación de la Estrategia de Seguridad Pública 2024-2030 del secretario de Seguridad y Protección Ciudadana; después de todo, bien se dice: “de tal palo, tal astilla”. Este proyecto, ya aprobado por el Senado, representa una imagen real y posible de paz y justicia en nuestro país.
Durante décadas he sido testigo de cómo la impunidad y la falta de coordinación entre instituciones han permitido que la delincuencia organizada se esparza en todos los niveles de servicio público y del gobierno. Por eso celebro que esta estrategia tenga los pilares fundamentales que tiene: primero, es esencial abordar los problemas con base en las raíces sociales que producen la violencia; segundo, es de suma importancia fortalecer y consolidar a las policías para garantizar una fuerza coordinada y disciplinada en el ámbito de sus competencias; tercero, es un paso importantísimo crear una institución especializada y capacitada de inteligencia e investigación con recursos humanos y tecnológicos que permitan desenmarañar la delincuencia organizada desde sus entrañas; y, ¿por qué no? También es fundamental la coordinación internacional, tanto con las autoridades federales como con las autoridades estatales y municipales en México.
Además, la reforma al artículo 21 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos abre la puerta en lo relativo a las facultades de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, lo que se traduce en un avance significativo en la justicia. Pues, finalmente, es un hecho que se requiere coordinación inmediata y eficaz por parte de las instituciones de seguridad pública del país para lograr los resultados que nuestro país tanto ha pedido a gritos.
Por otro lado, no omito señalar que se vuelve alentador ver que esta estrategia no solo se encuentra impulsada por el partido político en el poder, sino que diversos grupos parlamentarios la han respaldado. Esto demuestra no solo un compromiso nacional, sino una cooperación en el combate frontal a la delincuencia. Sin embargo, no deja de ser necesario que esta unidad y propuestas se lleven al mundo fáctico mediante el actuar concreto y oportuno.
Reitero, como abogado y exservidor público que he enfrentado muy de cerca las amenazas y el peligro que representa la delincuencia organizada, puedo decir a ciencia cierta que la implementación de esta Estrategia de Seguridad Pública 2024-2030 no es cosa fácil, por supuesto que representará un reto importante; pero también sé que con liderazgo, compromiso y con la fuerza del Estado es posible recuperar la seguridad y, con ello, la confianza en la ciudadanía mexicana.
Omar García Harfuch, secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, no ha dejado de demostrar que es un servidor público comprometido y dotado de mucho coraje y valor. Su experiencia es importante, pero es su determinación lo que ha generado este tipo de acciones y proyectos que, con el debido impulso, se convertirán en lo que México necesita. Confío en que, bajo su encargo, esta estrategia se convertirá en una serie de resultados tangibles importantes para la sociedad mexicana.
Es así que es hora de dejar atrás las políticas fallidas, es momento de abandonar “los abrazos” y apostemos a esta Estrategia de Seguridad Pública 2024-2030 firme, integral, coordinada y, por primera vez en mucho tiempo, objetiva.