Un papa norteamericano frente a una Iglesia fracturada en Estados Unidos
La relación del papa León con el auge de la derecha católica de Estados Unidos podría convertirse en una cuestión central de su pontificado
NUEVA YORK.- En los últimos meses los católicos norteamericanos presenciaron un auge notable de la derecha católica. En enero, ese grupo empezó a fluir hacia puestos de poder en una Washington reformada por el regreso de Trump, y apenas unas semanas después llegó la internación y posterior declive del papa Francisco, que muchas veces parecía el único en ofrecer una visión diferente de la influencia global del cristianismo.
El vicepresidente J. D. Vance, católico converso al más puro estilo conservador, fue una de las últimas personas en ver con vida al papa Francisco, un breve encuentro entre los representantes de dos visiones contrapuestas de lo que implican los valores católicos en el mundo.
Y este jueves llegó la sorprendente elección de un nuevo papa: un estadounidense nacido en Chicago, un prelado cuyas prioridades para la Iglesia parecen encajar con las de Francisco. Potencialmente, otra voz que contrarresta la nueva y poderosa corriente de católicos de derecha en Estados Unidos.
La electrizante elevación de Robert Francis Prevost, conocido por algunos como Bob, dejó pasmados a los católicos de su país natal. Pero el primer papa estadounidense llega en un momento de extraordinaria complejidad y tensión para la Iglesia en Estados Unidos.
Ahora, el nuevo papa León XIV enfrenta no solo la tarea de conducir a los 1400 millones de católicos del mundo, sino también la de unificar una Iglesia norteamericana fracturada, donde la jerarquía eclesiástica, los católicos comunes, el influyente ecosistema mediático católico de derecha y el poder católico instalado en Washington suelen enfrentarse y tener ideas opuestas. El Papa asume el cargo en un momento de extraordinaria fuerza y visibilidad de cierto tipo de catolicismo en la vida pública de Estados Unidos. Más de un tercio de los miembros del gabinete de Trump son católicos. También lo son dos tercios de la Corte Suprema, que ha emitido una notable serie de fallos que expresan una visión enfática de la libertad religiosa, a menudo favorable a los intereses cristianos.
Además, hace apenas unos meses dejó su cargo Joseph R. Biden, el segundo presidente católico de la historia del país.
El auge de un nuevo catolicismo de derecha en la Washington de Trump contrasta con un descenso generalizado de la presencia de la Iglesia en la vida norteamericana. Tras la revelación de abusos sexuales sistemáticos por parte del clero, oleadas de católicos se apartaron de la Iglesia, y la cultura norteamericana se ha vuelto más secular en general. Hoy en día, alrededor del 20% de los estadounidenses se definen como católicos, una proporción que según el Centro de Investigaciones Pew se mantiene estable desde hace una década.
Vance, quien se convirtió a la fe en 2019, le manifestó sus buenos deseos al nuevo pontífice el jueves por la tarde a través de las redes. “¡Felicitaciones por su elección León XIV, primer Papa estadounidense!”, escribió Vance. “Estoy seguro de que millones de católicos y otros cristianos norteamericanos orarán por su exitosa labor al frente de la Iglesia. ¡Que Dios lo bendiga!”.
El presidente Trump, quien negó haber publicado esta semana una imagen suya como Papa en su cuenta de su propia red social, Truth Social, el jueves declaró a la prensa que la elección de Prevost era “un gran honor para nuestro país”.
El choque más reciente y vehemente entre el papa Francisco y Trump fue por el tema de la inmigración. En febrero, pocos meses antes de su muerte, en una carta abierta a los obispos estadounidenses el Papa criticó duramente la política de deportaciones masivas de Trump, calificándola de “violación a la dignidad de muchos hombres, mujeres, y familias enteras”. La carta también fue vista como un mensaje indirecto a otros miembros del gobierno norteamericano, incluido Vance, quien apeló al concepto teológico católico del “ordo amoris” (dar prioridad a los más allegados en el ejercicio del amor) para defender la represión del gobierno contra los inmigrantes.
Es probable que el Papa León comparta las prioridades del Papa Francisco en cuanto a diversos temas sociales. Una cuenta de la red social X, aparentemente perteneciente al nuevo Papa, republicó en abril un mensaje en el que criticaba la “deportación ilícita” de Kilmar Ábrego García, el hombre deportado por error a El Salvador en marzo por parte del gobierno Trump. La misma cuenta también compartió varios artículos que critican a Vance.
“Este Papa claramente seguirá defendiendo la justicia, la paz, a los refugiados, los pobres y los que pasan hambre”, dice el reverendo Thomas J. Reese, veterano analista del Vaticano. “Y si eso le trae problemas con la Casa Blanca de Trump, que así sea”.
El jueves por la noche, algunos medios de comunicación católicos de derecha comenzaron a expresar su escepticismo sobre la ortodoxia dogmática del papa León. El sitio web LifeSiteNews publicó “5 cosas preocupantes que hay que saber sobre León XIV”, firmado por su editor jefe. La lista incluía las críticas del nuevo Papa a las políticas migratorias de Trump.
De todos modos, las diferencias doctrinarias de los católicos no se ajustan exactamente a las divisiones en la política norteamericana, y no está claro si el Papa León tendrá el mismo gusto por la discusión que su predecesor. Para un estadounidense, además, meterse directamente en el panorama político de su propio país podría ser aún más espinoso.
Para algunos católicos norteamericanos, la elección de León fue una señal de que la Iglesia está entrando en su madurez. Estados Unidos país se acerca al 250º aniversario de su fundación, el año que viene, pero la Iglesia Católica pueda adjudicarse tener unos 1750 años más.
Incluso hasta principios del siglo XX, para la Iglesia Católica, Estados Unidos todavía era considerado un territorio de misión, apunta Kim Daniels, directora de la Iniciativa sobre Pensamiento Social Católico y Vida Pública de la Universidad de Georgetown. “Un papa estadounidense es, en cierto modo, una señal de nuestro proceso de consolidación en el catolicismo global”, dice Daniels, y califica su elección de “un regalo extraordinario” para la vida de la Iglesia norteamericana.
Hoy la Iglesia de Estados Unidos es la cuarta más grande del mundo, detrás de las de Brasil, México y Filipinas. Y Estados Unidos es el primero de esos países en tener un Papa.
Para los líderes de instituciones y ministerios católicos de todo el país, la elección de León fue un momento de optimismo para su iglesia y su país.
“Es una noticia maravillosa, asombrosa”, dijo sobre la elección de un papa estadounidense el fundador del ministerio católico Focus, Curtis Martin. Y el nombre elegido por Prevost también le parece auspicioso: Martin le puso ese nombre a uno de sus hijos en honor al papa León XIII, nacido en Italia a principios del siglo XX.
Martin también dice que veía al papa Francisco como un líder que se destacaba por su capacidad de escucha, especialmente hacia quienes no entendían a la Iglesia o no estaban de acuerdo con sus enseñanzas. Su esperanza es que el papa León pueda dar el siguiente paso, escuchando, pero también transmitiendo más directamente las enseñanzas de la Iglesia.
“Lo que todavía nos falta es la oportunidad de entablar un verdadero diálogo”, dice Martin. “Tal vez la Iglesia nunca haya escuchado mejor que con el papa Francisco, pero ahora es nuestra oportunidad de hacernos escuchar”.
Y agrega: “Creo que el papa León puede ser capaz de liderar ese proceso”.
El padre Robert A. Dowd, presidente de la Universidad de Notre Dame, dice que su esperanza es que la elección de León sea “una instancia de unión” para la Iglesia Católica de Estados Unidos.
“Es un estadounidense con perspectiva global, pero es estadounidense”, apunta el padre Dowd. “Y creo que entiende la situación actual de la Iglesia aquí en Estados Unidos”.
Por muy significativo que sea este momento para muchos católicos norteamericanos, el nuevo papa ha pasado gran parte de su vida adulta en el extranjero, sobre todo en Perú e Italia. Y el papa Francisco, nacido en la Argentina, nunca regresó a su país natal ya siendo pontífice, y visitó Estados Unidos solo una vez en sus 12 años de papado.
La jerarquía de la Iglesia en Estados Unidos, en general más conservadora que gran parte de la iglesia mundial, celebró la elección de Prevost y enfatizó que el nuevo papa ahora pertenece al mundo. “Ciertamente nos alegramos de que un hijo de esta nación haya sido elegido por los cardenales, pero sabemos que ahora les pertenece a todos los católicos y a todas las personas de buena voluntad”, destacó a través de un comunicado el arzobispo Timothy P. Broglio, presidente de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos. “Sus palabras en defensa de la paz, la unidad y la actividad misionera ya marcan un camino a seguir”.
Traducción de Jaime Arrambide