Un estudio identifica varias comidas supuestamente saludables que pueden incrementar el riesgo de cáncer
El ácido linoleico está presente en aceites de semillas como la soja, y en productos animales como la carne de cerdo y los huevos.

Uno de los factores clave para combatir el cáncer es tener una buena alimentación, pero también es conocido que hay algunas comidas que, al contrario, pueden favorecer el crecimiento de tumores.
Ahora, un estudio preclínico dirigido por investigadores de Weill Cornell Medicine (EEUU) y publicado en la revista Science ha revelado que productos como el ácido linoleico, un ácido graso omega-6 presente en aceites de semillas como el de soja y el de cártamo, y en productos animales como la carne de cerdo y los huevos, favorece específicamente el desarrollo del subtipo de cáncer de mama 'triple negativo', difícil de tratar.
Los investigadores descubrieron que el ácido linoleico puede activar una importante vía de crecimiento en las células tumorales al unirse a una proteína llamada FABP5.
Al comparar los subtipos de cáncer de mama, el equipo observó que la activación de esta vía de crecimiento ocurre en células tumorales triple negativas, donde la FABP5 es particularmente abundante, pero no en otros subtipos sensibles a las hormonas.
En una prueba en ratones de cáncer de mama triple negativo, una dieta rica en ácido linoleico potenció el crecimiento tumoral.
"Este descubrimiento ayuda a aclarar la relación entre las grasas dietéticas y el cáncer, y arroja luz sobre cómo definir qué pacientes podrían beneficiarse más de recomendaciones nutricionales específicas de manera personalizada", dice el autor principal del estudio, el doctor John Blenis, profesor de Investigación del Cáncer en el Departamento de Farmacología y miembro del Centro de Cáncer Sandra y Edward Meyer en Weill Cornell Medicine.
El ácido linoleico omega-6 es un nutriente derivado de la dieta que se considera esencial en los mamíferos para apoyar múltiples procesos corporales. Sin embargo, la abundancia de esta grasa en las dietas occidentales ha aumentado significativamente desde la década de 1950, coincidiendo con el mayor uso de aceites de semillas en alimentos fritos y ultraprocesados.
Esto ha suscitado la preocupación de que la ingesta excesiva de omega-6 pueda ser una de las explicaciones del aumento de las tasas de ciertas enfermedades, como el cáncer de mama. Sin embargo, décadas de estudios han arrojado resultados contradictorios e inconclusos, y nunca se ha descubierto ningún mecanismo biológico que vincule los omega-6 con el cáncer.
En el nuevo estudio, los investigadores buscaron resolver esta confusión analizando inicialmente el cáncer de mama, que se ha vinculado a factores modificables como la obesidad. Analizaron la capacidad de los ácidos grasos omega-6, en particular el ácido linoleico, el predominante en la dieta occidental, para impulsar una importante vía de crecimiento que detecta nutrientes, llamada vía mTORC1.
Un hallazgo inicial clave fue que el ácido linoleico efectivamente activa mTORC1 en modelos celulares y animales de cáncer de mama, pero solo en subtipos triple negativos.
Los científicos descubrieron que este efecto específico del subtipo se produce porque el ácido graso poliinsaturado forma un complejo con FABP5, que se produce en altas concentraciones en tumores de mama triple negativos, pero no en otros subtipos, lo que conduce al ensamblaje y la activación de mTORC1, un importante regulador del metabolismo celular y del crecimiento de las células cancerosas.
Alimentar a ratones que simulan cáncer de mama triple negativo con una dieta rica en ácido linoleico aumentó los niveles de FABP5, la activación de mTORC1 y el crecimiento tumoral.
Los investigadores también detectaron niveles elevados de FABP5 y ácido linoleico en los tumores y muestras de sangre de pacientes con diagnóstico reciente de cáncer triple negativo.
Los hallazgos muestran que el ácido linoleico puede influir en el cáncer de mama, aunque en un contexto más específico y definido de lo que se creía anteriormente. Además, se cree que el estudio es el primero en establecer un mecanismo específico a través del cual este ingrediente dietético común influye en la enfermedad.
El descubrimiento de la importancia de FABP5 en este proceso sugiere, además, que podría ser un buen 'biomarcador' para orientar intervenciones nutricionales y terapéuticas más personalizadas para pacientes con cáncer de mama triple negativo, que actualmente carece de una terapia dirigida.