Raíces de ginseng, de Craig Thompson

Un tomo colosal sobre raíces: raíces de ginseng; raíces humanas; raíces que se entrelazan y nos unen de maneras sorprendentes.

Abr 7, 2025 - 11:00
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Raíces de ginseng, de Craig Thompson

Edición original: Ginseng Roots 1-12 (Uncivilized Books, 2019-2023)
Edición nacional/España: Raíces de ginseng (Astiberri, 2024)
Guion: Craig Thompson
Dibujo: Craig Thompson
Color: Craig Thompson
Traducción: Óscar Palmer
Formato: cartoné, 448 páginas, 30,00 €

Hacia la raíz de la cuestión

Craig Thompson es uno de los artistas del cómic más destacados del siglo. Sus trabajos, entre los que se incluyen joyas como Adiós, Chunky Rice, Blankets o Habibi, destacan por ser profundos y personales, a menudo autobiográficos. Con Raíces de ginseng, el autor nos propone una vuelta a sus orígenes, tanto los de su juventud como los de su tierra.

La historia de publicación de la obra marca la primera diferencia destacable entre este y trabajos anteriores del autor. Al contrario que el resto de sus trabajos, Raíces de ginseng empezó a publicarse en formato serializado en 2019 para el mercado norteamericano de la mano de Uncivilized Books. Su duodécimo y último número vio la luz en 2023, pero la edición que nos llegó a España el año pasado gracias a Astiberri no se limita a recopilar dicho material en un solo volumen. Además de lo que ya se había publicado, Thompson decide añadir unas 60 páginas de material adicional, motivado por una sensación de incompletud al analizar la obra en su conjunto. La edición con esas 60 páginas adicionales es la que hemos recibido directamente por estos lares. Curiosamente, en esta ocasión hemos podido leerla con bastante antelación respecto al mercado norteamericano, ya que allí no saldrá hasta mayo de este año.

50 % documental, 50 % biografía; 100 % cómic

La narración de Raíces de ginseng se divide en dos partes principales. Por un lado tenemos la más biográfica, habitual en la obra del autor. Por otro, la más documental, dedicada a las raíces de ginseng, su historia y su importancia para Marathon, el lugar de origen de Thompson.

Empecemos por la última: la raíz de ginseng es un ingrediente con propiedades muy apreciadas por numerosas culturas desde hace mucho tiempo. Destaca por ser un ingrediente fundamental en la medicina tradicional china, pero se utiliza en muchos otros contextos por sus efectos vigorizantes, inmunológicos, antioxidantes y cognitivos. A pesar de que su cultivo se extiende en mayor parte por los mismos países orientales en los que más se frecuenta su uso, también se encuentra en otros lugares con las condiciones adecuadas, como Canadá o el estado estadounidense de Wisconsin.

A lo largo del cómic, se nos narrará la historia de la raíz de ginseng con un detalle digno del más profundo de los documentales. Conoceremos los entresijos de su cultivo, sus orígenes, la evolución de su consumo, el recorrido que ha tenido a lo largo del mundo… Y sobre todo, conoceremos qué papel ha tenido en la vida de las personas: desde la guerra de Vietnam hasta las leyendas del folclore chino, pasando por Corea del Sur y, por supuesto, el condado de Marathon.

En este sentido, aunque Raíces de ginseng sea una lectura rebosante de datos, parece que su hilo principal siempre pasa por las personas, por esa tendencia biográfica característica del autor. Digo biográfica y no autobiográfica porque aquí tendremos capítulos enteros dedicados a la vida de otras personas además de Thompson. Si bien el pasado y presente del autor ostentan una posición triangular, uno de los objetivos de Thompson es mostrar la influencia humana de la raíz de ginseng a través del mundo, cómo detrás de cada cultivo se encuentras personas y cómo, por separados que estén sus hogares o circunstancias, tienden a tener más en común de lo que podríamos pensar.

Desde un punto de vista funcional, la parte biográfica del tomo cumple varias funciones. Una de ellas es la del ritmo: Thompson es consciente de la densidad de los datos que expone y por eso quiere diluirlos, hacerlos más digeribles con los contrapuntos constantes de narrativa y humor. Por otro lado, se nos da un ancla que nos mantenga interesados por la lectura. Por muy curiosos que puedan resultar los detalles sobre el ginseng, sigue siendo un tema de nicho. La parte humana nos otorga una conexión más palpable, con la que todos podemos identificarnos. Al final de la lectura, llegamos a tener la sensación de que el propio ginseng tiene personalidad y propósitos, casi como una especie de entidad divina.

El dibujo de Thompson vuelve a ser soberbio, como ya nos tiene acostumbrados. Impresiona por su detalle, por su sensibilidad y por su capacidad de idear composiciones de lo más originales cuando el momento lo requiere. Impresiona más todavía por la afección que el autor sufre en sus manos, un dato que descubrimos al principio del tomo y con el que cada viñeta posterior no genera sino más admiración. El tono bicolor, con ese rojo que tanta personalidad le da a las páginas, es otra novedad respecto a trabajos previos.

Una traducción de propiedades vigorizantes

La traducción de este tomo corre a cargo de Óscar Palmer y no se puede hacer más que alabarla. Alabarla por su elegancia, porque la redacción siempre se mantiene fluida, precisa y con una corrección máxima. Alabarla también por la dificultad del texto origen, resuelta con una eficacia pasmosa. Sería muy fácil que un texto así se enfangara entre su datos, sus términos y su densidad. Sin embargo, cada fragmento que nos encontramos hace un esfuerzo admirable por comunicar, desde la elección de las palabras hasta la manera de estructurar las frases.

Un hito de tal calibre no se podría haber logrado sin un enorme trabajo de documentación que lo sustente, pues hace falta entender por completo lo que se está escribiendo para expresarlo con una claridad tan agradecida para la lectura. En entrevistas, el propio Craig Thompson señala la dificultad del trabajo: él llegaba a leer 50 o 60 páginas con tal de documentarse para una sola escena de Raíces de ginseng. Es una buena medida con la que entrever la profundidad del texto al que Palmer ha hecho frente en su traducción.

En conclusión, en Raíces de ginseng encontraremos las señas de identidad de quienes amamos el trabajo del autor de Wisconsin. Al mismo tiempo, tiene la personalidad y distinción suficientes como para suponer una novedad, un punto y aparte en la carrera de un autor al que le gusta probar cosas nuevas. También es una obra de cierta densidad, de las que se digieren mejor poco a poco y requieren cierto esfuerzo extra en su lectura. No sería de extrañar que a más de una persona se le hiciera algo pesada; conviene acercarse a ella con el tiempo y la mentalidad adecuados. Aun así, el despliegue artístico de Thompson es tan extenso y variado que cualquiera encontrará argumentos de sobra con los que aprovechar sus páginas.