Un estudio desvela que la genética ha ayudado a recuperar el lince ibérico

En apenas dos décadas, la especie de la Península ha pasado de menos de 100 ejemplares a más de 2.000.

May 12, 2025 - 20:55
 0
Un estudio desvela que la genética ha ayudado a recuperar el lince ibérico

Un estudio de la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC) ha señalado que la genética, junto a un "ambicioso" programa de conservación in situ, cría y reintroducción, ha ayudado al lince ibérico a su recuperación, ya que "ha multiplicado por veinte su población". Según informa el CSIC en una nota de prensa, en apenas dos décadas, el lince ibérico -Lynx pardinus-, una especie endémica de la Península, ha pasado de estar al borde de la extinción a protagonizar "uno de los mayores éxitos de conservación de la fauna europea".

En 2002, con menos de 100 ejemplares en libertad, era el felino más amenazado del planeta, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). En 2024, en cambio, la población superaba los 2.000 individuos, de acuerdo con el último censo del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. Este renacer ha permitido reclasificarlo de "en peligro crítico" a "vulnerable" y, por primera vez, incluirlo en la Lista Verde de la UICN, que reconoce casos exitosos de conservación.

De este modo, la EBD apunta que "una de las claves del éxito ha sido la genética". A lo largo de más de veinte años, el estudio del ADN del lince ibérico ha permitido reconstruir su historia evolutiva, detectar los efectos de la pérdida de diversidad genética y guiar las decisiones del programa de cría y reintroducción. "Se ha trabajado para reducir la consanguinidad en las poblaciones cautivas y reintroducidas, con el objetivo de maximizar la diversidad genética y la viabilidad de la especie", ha explicado José Antonio Godoy, investigador de la Estación de Doñana, cuyo equipo acaba de publicar un artículo en la revista Molecular Ecology sobre el papel de la genética en esta recuperación.

De este estudio se desprende que el lince ibérico fue antaño una especie común en el Mediterráneo occidental y su distribución alcanzaba incluso el sur de Francia y el norte de Italia, donde coexistía con su pariente, el lince euroasiático. Durante milenios, ambas especies hibridaron, dificultando la reconstrucción de sus respectivas historias evolutivas.

Recientes análisis genómicos han revelado que, aunque el lince ibérico se separó del euroasiático hace mucho tiempo, la introgresión ha enmascarado esa antigua divergencia. Ya en tiempos históricos, la población del lince ibérico empezó a fragmentarse. Para los años 80, su área de distribución se había reducido entre un 45% y un 81%, con una población estimada de 1.100 ejemplares. Pero el verdadero colapso llegó en 2002, con apenas dos poblaciones aisladas en Doñana y Andújar-Cardeña, cada una con menos de 50 individuos.

Para comprender cómo se había llegado a esta situación, los investigadores analizaron ADN de muestras de museo, fósiles de hasta 43.000 años y linces antiguos. Descubrieron que existía una sola población continua en la Península que se fue fragmentando con el tiempo. Los linces antiguos mostraban incluso menos diversidad genética que los actuales, algo que se atribuye a episodios de hibridación con linces euroasiáticos en los últimos 4.000 años.

"La genética nos ha permitido estimar que hace unos 20.000 años había solo unos pocos miles de linces. A eso se suman cuellos de botella en los últimos siglos, que han reducido aún más la diversidad", ha detallado el investigador.

Conservación con ciencia

A partir de 2002, se inició "un esfuerzo titánico" de conservación, apoyado en gran medida por programas de la Unión Europea. Se pusieron en marcha planes de cría en cautividad, reintroducción y seguimiento de las poblaciones, todo con el respaldo de la genética. Esta herramienta ha sido "crucial", según han señalado desde la EBD, para seleccionar los individuos más adecuados para reproducirse, evitar cruces entre parientes y decidir dónde liberar a cada ejemplar.

En este contexto, "uno de los mayores logros fue evitar la propagación de enfermedades con base genética". Un caso destacado fue la epilepsia juvenil idiopática, que entre 2005 y 2012 afectó a 20 de los 121 cachorros nacidos en cautividad. Los investigadores identificaron que la enfermedad seguía un patrón de herencia y evitaron cruzar animales portadores, logrando erradicar la afección en nacimientos posteriores.

Asimismo, estudios comparativos con otras especies de lince han revelado que el ibérico, pese a su reducida población histórica, desarrolló cierta resiliencia genética. Esta situación, conocida como "purga genética", permitió que algunas variantes perjudiciales fueran eliminadas con el tiempo. Sin embargo, la drástica caída poblacional reciente provocó una acumulación de mutaciones deletéreas, que afectaron su fertilidad, salud y capacidad de adaptación.

Uno de los momentos "más críticos" para la especie ocurrió en 2007. Un brote de leucemia felina afectó a casi todos los machos de Doñana en plena época reproductiva, lo que puso a esa población al borde de la extinción. Como respuesta, se trasladó un macho procedente de Andújar-Cardeña, conocido como Baya, que logró reproducirse con tres hembras y dejó una descendencia vital para el futuro de Doñana.

En los años siguientes, se introdujeron al menos once linces más, tanto nacidos en libertad como en cautividad. Aunque solo 3 lograron reproducirse, el impacto "fue notable" ya que en 2022, por primera vez en décadas, Doñana superó los cien individuos. "Este es un claro ejemplo de rescate genético", ha afirmado Laia Pérez Sorribes, investigadora predoctoral.

Además de los collares de seguimiento y las cámaras trampa, hoy se utilizan técnicas genéticas no invasivas para estudiar a los linces. A partir de excrementos recogidos en el campo, los científicos de la EBD-CSIC extraen ADN y analizan más de 300 marcadores genéticos. Esta metodología permite identificar a los individuos, conocer sus linajes, registrar su reproducción y controlar la diversidad genética sin necesidad de capturarlos.

Desde 2002, se han llevado a cabo cuatro grandes proyectos LIFE que han permitido no solo estabilizar las poblaciones existentes, sino reintroducir linces en zonas donde habían desaparecido. Estos esfuerzos se han concentrado en Andalucía, aunque también han llegado a Extremadura, Castilla-La Mancha y Portugal. Cada reintroducción se planifica en función del análisis genético de los individuos disponibles, buscando siempre maximizar la diversidad del conjunto.

Hacer frente a nuevos retos

El reto ahora es consolidar la recuperación. El proyecto 'LynxConnect' busca conectar las distintas poblaciones para crear una metapoblación dinámica, con intercambio genético y migraciones naturales. "Para asegurar la viabilidad genética a largo plazo, la población debería ser al menos tres veces mayor que la de 2023. Aunque ambicioso, no es imposible: en 22 años, la población se ha multiplicado por 20", ha advertido José Antonio Godoy.