Última hora sobre el estado de salud de Anabel Pantoja

Anabel Pantoja, entre la maternidad y la tormenta. Anabel Pantoja, conocida por su participación en realities y su papel como influencer, es también sobrina de la célebre cantante Isabel Pantoja. Acostumbrada a compartir su vida con millones de seguidores, en los últimos meses ha dejado ver una de sus etapas más vulnerables. Desde que se ... Leer más

Mar 24, 2025 - 21:18
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Última hora sobre el estado de salud de Anabel Pantoja

Anabel Pantoja, entre la maternidad y la tormenta.

Anabel Pantoja, conocida por su participación en realities y su papel como influencer, es también sobrina de la célebre cantante Isabel Pantoja. Acostumbrada a compartir su vida con millones de seguidores, en los últimos meses ha dejado ver una de sus etapas más vulnerables. Desde que se convirtió en madre en noviembre, su vida ha dado un vuelco que ni siquiera ella imaginaba.

Lejos del posparto idílico que muchos presuponen, la realidad de Anabel ha estado marcada por complicaciones médicas, desgaste emocional y un proceso judicial inesperado. A todo esto se suma el evidente impacto físico que ha querido mostrar sin filtros. “Después de dar a luz mi nueva rutina”, escribió, enseñando en redes sociales un puñado de pelo caído de su cabeza, como muestra de lo que está viviendo.

Este tipo de caída capilar es frecuente tras el parto, como consecuencia de los desequilibrios hormonales. Aunque durante el embarazo el cabello suele fortalecerse, el posparto trae consigo el efecto contrario. Marta Pombo y Cristina Pedroche, entre otras, también lo han compartido públicamente. El caso de Anabel podría estar enmarcado en lo que los expertos denominan «posparto tardío», más persistente en el tiempo.

Más allá de lo físico.

Pero su testimonio no termina ahí. Anabel también ha hablado sin tapujos de otro de los efectos del posparto: las hemorroides. “El 31 me bebí una cerveza y una copa de vino, absolutamente nada más. ¿Para qué? Al día siguiente empezaron las almorranas de nuevo…”, contaba con crudeza. Una dolencia que, como ella misma explicaba, no solo afecta físicamente, sino que influye en su carácter, en su descanso y en su día a día como madre primeriza.

La confesión de Anabel tiene un doble propósito: desahogarse y crear comunidad entre mujeres que han pasado o están pasando por lo mismo. “Leeros me resulta consolador”, dijo. Sin embargo, sus palabras también destilan una desesperación palpable: “Quiero hacer vida normal de aquí a unos meses porque si no me voy a tirar por la ventana”. Un grito de auxilio que refleja la presión que siente en esta nueva etapa de su vida.

Y si el posparto no fuera ya lo suficientemente complejo, en enero la vida le dio otro zarpazo. Su hija recién nacida fue hospitalizada durante casi tres semanas en Gran Canaria. Tras recibir el alta, se conoció que se había abierto una investigación judicial para esclarecer “el origen de las lesiones” de la bebé. Un golpe durísimo para Anabel y su pareja, David Rodríguez.

Una investigación que no avanza.

Desde entonces, la incertidumbre ha sido la tónica dominante en su día a día. Los procesos judiciales no tienen plazos exactos y pueden prolongarse durante meses, incluso más de un año. Como explicó el juez Taín, “el juez instructor no es el que tiene que sacar las conclusiones definitivas”, por lo que cualquier resolución puede demorarse. En este contexto, el silencio se convierte en la única opción prudente para los implicados.

Pese a que en televisión se especuló con que la causa podría archivarse pronto, la abogada de Anabel fue tajante en declaraciones a ‘D Corazón’: “Es imposible que se pueda saber por adelantado la decisión que vaya a tomar la jueza encargada del caso”. Hasta que se agoten las diligencias y se analicen todas las pruebas, no habrá ninguna decisión definitiva.

Además, tratándose de un asunto que implica a una menor, el hermetismo es absoluto. La jueza ha recopilado pruebas y testimonios desde el inicio de la investigación, y cualquier conclusión prematura sería precipitada. La defensa insiste en mantener la calma, consciente de que el proceso sigue abierto y sin una resolución clara a corto plazo.

Una decisión que cambiará todo.

Cuando llegue el momento, habrá dos escenarios posibles. El primero, que la causa se archive y Anabel y David sean eximidos de toda responsabilidad. El segundo, mucho más doloroso, sería que se abra un juicio en el que deban demostrar su inocencia. Esta última posibilidad ha llevado a la pareja a preparar sus defensas de forma separada, como estrategia legal para protegerse mejor.

Así, cada uno contará con su propio equipo jurídico, lo que les permitiría obtener veredictos individuales. En el caso de una defensa conjunta, el fallo sería el mismo para ambos. Separarse judicialmente podría aumentar las probabilidades de que, al menos uno de los dos, quede libre de toda culpa si el caso llegase a juicio.

En este contexto tan delicado, no es extraño que Anabel haya mostrado su hartazgo en redes sociales. Hace apenas unos días, la influencer compartía el agotamiento emocional que arrastra, tras meses de presión mediática y personal. Luis Pliego, director de Lecturas, resumía la situación con claridad desde ‘D Corazón’: “La sevillana atraviesa el peor momento de su vida”.

Empatía y respeto.

En medio del ruido, conviene recordar que la investigación no implica culpabilidad, sino la activación de un protocolo habitual en estos casos. Siempre que un bebé llega a urgencias con lesiones, se abre un expediente para garantizar su protección. Es una medida de rutina, aunque sus implicaciones sean profundas.

Por eso, antes de lanzar juicios o alimentarse de titulares, quizá lo más humano sea acompañar el proceso con respeto. Anabel, expuesta como pocas figuras públicas, está lidiando con una maternidad difícil, una investigación judicial y un escrutinio constante. En palabras del propio Pliego: “Respetémosla”.