Trump toma el pelo a todo el mundo con sus aranceles “recíprocos”

Todo esto de la "reciprocidad" es una farsa. Quizás el verdadero objetivo ni siquiera sea el de reducir el déficit comercial, sino simplemente utilizar ese relato como excusa para comenzar una negociación con todos los países desde una posición de fuerza Ya llegó el esperado “Día de la Liberación” y el anuncio de los aranceles recíprocos de Estados Unidos a prácticamente todos los países del mundo. Exceptuando a Rusia, Bielorrusia y Corea del Norte, que no sufrirán ningún arancel por tener relaciones comerciales insignificantes, estos aranceles van desde un mínimo del 10%, aplicado a una multitud de países, hasta un máximo de 49%, aplicado a Camboya. Los aranceles del 10% supuestamente entrarán en vigor el viernes 5 de abril a las 12:01 –hora estadounidense– y el resto de los aranceles superiores (entre los cuales está el 20% a la Unión Europea) lo harán el miércoles 9 de abril a la misma hora. Es importante controlar las fechas porque no sería la primera vez que Trump anuncia unos aranceles que no terminan de entrar en vigor porque los acaba cancelando o posponiendo tras una negociación con el país afectado. Una negociación de la que siempre obtiene algo, por supuesto. Donald Trump dijo que cada país va a sufrir exactamente el mismo nivel arancelario que sufre actualmente Estados Unidos por su parte, aceptando una reducción en algunos casos para supuestamente “demostrar que no son tan malvados” como otros países. Pero es que a las pocas horas de anunciarse estas medidas se descubrió que todo eso era una farsa: el nivel arancelario anunciado a cada país no tiene absolutamente nada que ver con los aranceles que actualmente están en vigor en esos países. La propia Casa Blanca ha revelado la fórmula que ha utilizado para calcular los aranceles que sufre Estados Unidos y es fácil comprobar que es simplemente la división entre el déficit comercial de Estados Unidos con respecto a cada país y las importaciones desde ese país. En el caso de que no haya déficit comercial, la fórmula arroja automáticamente un 10%. En el resto de los casos el resultado se divide entre dos, para “demostrar que no son tan malvados”. Una tomadura de pelo en toda regla, porque eso no son aranceles recíprocos. Una cosa es lo que cada país te ponga como barrera arancelaria, y otra muy diferente el saldo entre lo que le compras y le vendes. De hecho, en muchos casos es que ni siquiera hay algún tipo de relación. Por ejemplo, Estados Unidos firmó con Corea del Sur un acuerdo de libre comercio que entró en vigor en 2012 y que eliminó recíprocamente el 95% de todos los aranceles y, sin embargo, Estados Unidos tiene un elevado déficit comercial con este país, lo que hace que la fórmula de la Casa Blanca arroje un supuesto arancel teórico del 50%. Algo parecido ocurre con México y Canadá, con quienes tenía un acuerdo de libre comercio en el que apenas se recogían aranceles, y sin embargo Trump les puso un arancel del 25%. Todo esto no hace sino demostrar que el objetivo de Trump es otro diferente al de lograr justicia comercial. Si de verdad quisiera equilibrar las barreras arancelarias e imponer aranceles recíprocos, les pondría aranceles elevados a quienes hacen lo mismo con Estados Unidos, y viceversa. Pero está claro que Trump no busca eso, sino en todo caso reducir el déficit comercial estadounidense con cada uno de los países. Toda esta historia de los “aranceles recíprocos” es una excusa que se ha inventado para dotar de cierta legitimidad su discurso proteccionista. Pero no deja de ser una de las mayores farsas que hemos visto recientemente. O quizás el verdadero objetivo ni siquiera sea el de reducir el déficit comercial, sino simplemente utilizar ese relato como excusa para comenzar una negociación con todos los países desde una posición de fuerza: “si quieres que te retire los aranceles, haz esto o dame esto”. De momento es lo que hemos visto con algunos países como Canadá, México y Colombia, obteniendo compensaciones relacionadas con la inmigración y la seguridad. Aunque también es verdad que no hemos visto lo mismo con China, a quien le ha aumentado bastante las barreras arancelarias, sin que las haya retirado o pospuesto, o sacado algo en alguna negociación, al menos de momento. Todos los analistas coincidimos en que, si estos aranceles “recíprocos” entran finalmente en vigor, la economía estadounidense sufrirá mucho. Es innegable que los aranceles se traspasarán en mayor o menor medida a los precios de los productos, lo que empobrecerá a los consumidores de Estados Unidos, hundiendo ventas, beneficios empresariales y empleos a corto plazo. Aunque se habla mucho menos de que el impacto económico negativo sería muchísimo más grave en otros países cuyas economías dependen mucho de las exportaciones al gigante americano. Por ejemplo, las exportaciones de Vietnam a Estados Unidos suponen aproximadamente un tercio de todo su Producto Interior Bruto, y el arancel an

Abr 4, 2025 - 06:03
 0
Trump toma el pelo a todo el mundo con sus aranceles “recíprocos”

Trump toma el pelo a todo el mundo con sus aranceles “recíprocos”

Todo esto de la "reciprocidad" es una farsa. Quizás el verdadero objetivo ni siquiera sea el de reducir el déficit comercial, sino simplemente utilizar ese relato como excusa para comenzar una negociación con todos los países desde una posición de fuerza

Ya llegó el esperado “Día de la Liberación” y el anuncio de los aranceles recíprocos de Estados Unidos a prácticamente todos los países del mundo. Exceptuando a Rusia, Bielorrusia y Corea del Norte, que no sufrirán ningún arancel por tener relaciones comerciales insignificantes, estos aranceles van desde un mínimo del 10%, aplicado a una multitud de países, hasta un máximo de 49%, aplicado a Camboya. Los aranceles del 10% supuestamente entrarán en vigor el viernes 5 de abril a las 12:01 –hora estadounidense– y el resto de los aranceles superiores (entre los cuales está el 20% a la Unión Europea) lo harán el miércoles 9 de abril a la misma hora. Es importante controlar las fechas porque no sería la primera vez que Trump anuncia unos aranceles que no terminan de entrar en vigor porque los acaba cancelando o posponiendo tras una negociación con el país afectado. Una negociación de la que siempre obtiene algo, por supuesto.

Donald Trump dijo que cada país va a sufrir exactamente el mismo nivel arancelario que sufre actualmente Estados Unidos por su parte, aceptando una reducción en algunos casos para supuestamente “demostrar que no son tan malvados” como otros países. Pero es que a las pocas horas de anunciarse estas medidas se descubrió que todo eso era una farsa: el nivel arancelario anunciado a cada país no tiene absolutamente nada que ver con los aranceles que actualmente están en vigor en esos países. La propia Casa Blanca ha revelado la fórmula que ha utilizado para calcular los aranceles que sufre Estados Unidos y es fácil comprobar que es simplemente la división entre el déficit comercial de Estados Unidos con respecto a cada país y las importaciones desde ese país. En el caso de que no haya déficit comercial, la fórmula arroja automáticamente un 10%. En el resto de los casos el resultado se divide entre dos, para “demostrar que no son tan malvados”.

Una tomadura de pelo en toda regla, porque eso no son aranceles recíprocos. Una cosa es lo que cada país te ponga como barrera arancelaria, y otra muy diferente el saldo entre lo que le compras y le vendes. De hecho, en muchos casos es que ni siquiera hay algún tipo de relación. Por ejemplo, Estados Unidos firmó con Corea del Sur un acuerdo de libre comercio que entró en vigor en 2012 y que eliminó recíprocamente el 95% de todos los aranceles y, sin embargo, Estados Unidos tiene un elevado déficit comercial con este país, lo que hace que la fórmula de la Casa Blanca arroje un supuesto arancel teórico del 50%. Algo parecido ocurre con México y Canadá, con quienes tenía un acuerdo de libre comercio en el que apenas se recogían aranceles, y sin embargo Trump les puso un arancel del 25%.

Todo esto no hace sino demostrar que el objetivo de Trump es otro diferente al de lograr justicia comercial. Si de verdad quisiera equilibrar las barreras arancelarias e imponer aranceles recíprocos, les pondría aranceles elevados a quienes hacen lo mismo con Estados Unidos, y viceversa. Pero está claro que Trump no busca eso, sino en todo caso reducir el déficit comercial estadounidense con cada uno de los países. Toda esta historia de los “aranceles recíprocos” es una excusa que se ha inventado para dotar de cierta legitimidad su discurso proteccionista. Pero no deja de ser una de las mayores farsas que hemos visto recientemente.

O quizás el verdadero objetivo ni siquiera sea el de reducir el déficit comercial, sino simplemente utilizar ese relato como excusa para comenzar una negociación con todos los países desde una posición de fuerza: “si quieres que te retire los aranceles, haz esto o dame esto”. De momento es lo que hemos visto con algunos países como Canadá, México y Colombia, obteniendo compensaciones relacionadas con la inmigración y la seguridad. Aunque también es verdad que no hemos visto lo mismo con China, a quien le ha aumentado bastante las barreras arancelarias, sin que las haya retirado o pospuesto, o sacado algo en alguna negociación, al menos de momento.

Todos los analistas coincidimos en que, si estos aranceles “recíprocos” entran finalmente en vigor, la economía estadounidense sufrirá mucho. Es innegable que los aranceles se traspasarán en mayor o menor medida a los precios de los productos, lo que empobrecerá a los consumidores de Estados Unidos, hundiendo ventas, beneficios empresariales y empleos a corto plazo. Aunque se habla mucho menos de que el impacto económico negativo sería muchísimo más grave en otros países cuyas economías dependen mucho de las exportaciones al gigante americano. Por ejemplo, las exportaciones de Vietnam a Estados Unidos suponen aproximadamente un tercio de todo su Producto Interior Bruto, y el arancel anunciado es del 46%, un nivel disparatado que sería demoledor para su actividad económica. En el gráfico adjunto elaborado por El Orden Mundial se puede apreciar cuáles son los países que más sufrirían el impacto del “Día de la Liberación” a tenor de su dependencia de exportaciones a Estados Unidos.

Gráfico

El gráfico anterior hay que combinarlo con el siguiente, que muestra el nivel de aranceles impuestos. Como se puede ver, el impacto que sufriría Vietnam es el mayor de todos con mucha diferencia, especialmente teniendo en cuenta los dos gráficos. Por cierto, la línea recta que se aprecia es la prueba de que Trump se ha inventado los aranceles con una fórmula sencilla y ridícula que nada tiene que ver con la heterogeneidad de niveles arancelarios actualmente en vigor.

Gráfico

En fin, no hay forma humana de entrar en la cabeza de Donald Trump y saber qué quiere lograr con todo esto, pero de lo que sí podemos estar 100% seguros es de que los aranceles recíprocos anunciados no son aranceles recíprocos y de que no está buscando equilibrar las barreras proteccionistas. Sea lo que sea lo que busque, eso no es.

Este sitio utiliza cookies. Al continuar navegando por el sitio, usted acepta nuestro uso de cookies.