Tatuajes estéticos en perros y gatos: "Desde el punto de vista veterinario, no es ético, no deja de ser una herida"

En los últimos años se han visto diferentes vídeos en redes sociales mostrando gatos y perros con tatuajes.

Feb 19, 2025 - 10:04
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Tatuajes estéticos en perros y gatos: "Desde el punto de vista veterinario, no es ético, no deja de ser una herida"

Nuestros perros y gatos se han convertido en un miembro más de la familia y, con esta tendencia, han crecido el mercado vinculado a sus cuidados y las modas que les atañen, que, en ocasiones, atentan contra su bienestar.

En los últimos años, las redes sociales han sido escenario de fotografías y vídeos de perros y gatos tatuados. Influencers y modelos con presencia en plataformas como Instagram o TikTok han mostrado a sus animales tatuados: gatos esfinge (conocidos por su falta de pelaje) o perros de raza Bulldog francés, son algunos ejemplos que podemos encontrar en internet.

"Un tatuaje es un proceso estético que consiste en hacer una herida que se inserta en la piel y, por mucho que sea algo estético, no deja de ser la producción de una herida en ese animal", condena Ana Ramírez, experta veterinaria de Kivet, la red de centros veterinarios de Kiwoko. "Desde el punto de vista médico, sometes al gato a realizar una herida en su piel, con el riesgo que ello conlleva".

Los tatuajes como forma de identificación y registro

Aunque cada vez que ha aparecido un caso de animal tatuado en redes sociales la respuesta del público y los profesionales ha sido contraria y negativa, la realidad es que el uso de tatuajes en la industria animal no es algo nuevo.

Desde hace mucho tiempo, el tatuado se ha utilizado para la identificación de animales de ganado y domésticos y es habitual ver números o símbolos en las orejas de vacas, ovejas y cerdos.

De igual manera, en algunos países (entre los que se incluye España), los perros y gatos eran tatuados en la oreja o el vientre para su identificación oficial, antes de la llegada de los microchips. De hecho, a pesar de la popularización de este nuevo método identificativo, el tatuaje sigue siendo utilizado en algunos sectores como en estudios científicos.

"En España es una práctica que ya no se realiza, pero antes eran habituales los pequeños tatuajes en la oreja con un numerito, cuando no había posibilidad de identificarlos de otra forma", asegura Ramírez. "Pero aquello no se puede comparar con lo que podemos ver hoy en día en redes sociales, empezando porque entonces se realizaba bajo la supervisión veterinaria y con materiales específicos para ellos".

Tatuajes en animales, ¿moda o maltrato?

"Desconozco el proceso de tatuado de algo así porque nunca lo he visto y, como veterinaria yo me hubiera negado a un proceso así", asegura Ramírez. "Es un proceso doloroso si no se realiza con anestesia o sedación y, en cualquier caso, es algo cruel para el animal".

La tinta puede provocar reacciones alérgicas severas, inflamación, irritación e incluso la muerte del propio animal

La veterinaria defiende que la piel de los gatos, al igual que la nuestra, siente e, incluso realizada bajo anestesia, no deja de ser un proceso que hace sufrir al animal. "Ya solo el hecho de sacarlo de casa, llevarlo a otro sitio, sedarlo y que despierte con un tatuaje que no entiende de dónde procede y que tendrá un proceso de curación estresante, podemos considerarlo maltrato".

Además, debemos recordar también que la piel de nuestros perros y gatos es diferente a la nuestra por lo que, la utilización de tinta para personas en ellos puede causar una reacción adversa y tóxica. "Está compuesta por sustancias químicas y pigmentos que no están testados en animales", aclara la veterinaria.

"Al hacer el tatuaje, el tatuador está insertando la tinta de forma permanente, por lo que la reacción que pueda provocarle al perro o gato no solo ocurrirá durante el proceso de curación de la herida, si no de forma permanente, hasta que la tinta sea eliminada", advierte. "Esto puede provocar reacciones alérgicas severas, inflamación, irritación e incluso la muerte del propio animal a consecuencia de una de las anteriores".

En este sentido, la experta insiste en que, aunque la fisionomía de la piel de los gatos o perros pueda ser parecida a la nuestra, el proceso de tatuado en sí no está pensado para ellos. "Las agujas y la tinta están elaboradas para una persona, por lo que el riesgo es muy alto", añade.

"También es arriesgado si pensamos que, al producir una herida puede que ésta cicatrice bien o no, ya que no podemos asumir que va a curarse igual de bien que lo haría en nuestra piel", explica Ramírez. "Además, podemos ocasionar problemas dermatológicos crónicos que afecten a la calidad de vida del animal".

Por estos motivos, casos como el de la modelo rusa Elena Iwanitskaya, que llevó a tatuar el pecho de su gato esfinge Yasha (que falleció el pasado 9 de febrero a los ocho años); o el de Aleksandr Purtov, tatuador que plasmó su arte en el lomo de su minino (de la misma raza), para Ramírez "no tienen justificación". "Desde el punto de vista veterinario, no es ético", concluye.