¿Qué hace que recuerdes tus sueños? Un nuevo hallazgo tiene la clave
Te despiertas y ¡boom!, te acuerdas de tus sueños locos donde vuelas, pero otras veces, nada, solo un vacío. ¿Por qué pasa eso? Un estudio, publicado en Communications Psychology por la Escuela IMT de Lucca, dice que no es pura suerte. Recordar sueños tiene que ver con quién eres y cómo duermes, y después de […]

Te despiertas y ¡boom!, te acuerdas de tus sueños locos donde vuelas, pero otras veces, nada, solo un vacío. ¿Por qué pasa eso? Un estudio, publicado en Communications Psychology por la Escuela IMT de Lucca, dice que no es pura suerte. Recordar sueños tiene que ver con quién eres y cómo duermes, y después de rastrear a más de 200 personas con relojes y grabadoras, los científicos tienen pistas que podrían cambiar cómo entendemos nuestras noches.
Tu personalidad juega un papel en recordar los sueños
Primero, lo que te hace tú: si te gustan los sueños y tu mente divaga mucho, es más probable que los recuerdes. Los investigadores descubrieron que quienes ven los sueños como algo genial —y no solo rarezas— suelen despertarse con imágenes vivas en la cabeza. ¿Eres de los que se pierden en sus pensamientos mientras hacen la fila del café? Eso también ayuda. Durante 15 días, los participantes grabaron sus mañanas, y los soñadores más “despistados” ganaron en recordar. Así que, si tu mente es un poco caótica, felicidades, tus noches podrían ser un cine personal.
El sueño ligero es tu aliado
No todo depende de tu carácter; cómo duermes también cuenta. Pasar más tiempo en sueño ligero aumenta tus chances de recordar. El estudio usó relojes inteligentes para medir patrones, y los que tenían fases largas de sueño superficial —esa etapa donde no estás del todo knock-out— se levantaban con más historias que contar. Es como si el cerebro, al no hundirse tan profundo, dejara la puerta abierta para que los sueños se queden grabados. ¿Duermes como un tronco? Quizás por eso tu mente amanece en blanco.
La edad y las estaciones también importan
Aquí va otro dato: los jóvenes recuerdan más que los mayores. Los participantes de 18 a 30 tenían tasas altas de recuerdo, mientras que los de más edad solían reportar “sueños blancos”, esa sensación de “sé que soñé, pero no sé qué”. Podría ser cosa de cómo la memoria cambia con los años. Y ojo, hasta el clima juega un papel importante: en invierno, los sueños se desvanecían más que en primavera. Los científicos creen que el ritmo circadiano o la luz solar podrían estar detrás. Así que, si febrero te borra las noches, no eres el único.
Recordar sueños no es al azar
Giulio Bernardi, el jefe del estudio, lo dice claro: es un reflejo de ti y tu descanso. Esto podría ayudar a entender la salud mental o incluso cómo funciona la conciencia. Por ejemplo, si tienes ansiedad alta —otro dato que midieron—, tal vez tus sueños se te escapen más. Los investigadores planean usar esto para estudiar trastornos del sueño o comparar con pacientes clínicos. Es como si tus noches fueran un espejo de tu cerebro.
¿Quieres recordar más?
Prueba esto: ten una libreta o grabadora al lado de la cama y anota lo primero que pienses al abrir los ojos (aunque sea “no sé qué soñé”). Hablar de tus sueños al despertar los fija en la memoria, dicen los expertos. También, cuida tu sueño: evita pantallas antes de dormir para no saltarte el sueño ligero.
Al final, recordar sueños no es solo un capricho del cerebro; es una mezcla de cómo piensas, cómo duermes y hasta cuándo naciste. La próxima vez que despiertes con una aventura nocturna, ya sabes que no es casualidad —tu mente y tus noches están conspirando para que no lo olvides—.