Recordando a mi madre, ciento quince años de historia
Hace unos días, con la llegada de la primavera, hubiera cumplido ciento quince años; hace ya veinte años que murió. Nació dos meses antes de lo previsto y de entre algodones salió adelante. Corría el año 1910. Madrid su espacio, lineal, entre poniente y levante. Nació junto al Palacio Real. Murió junto al de los Deportes. Felisa, tres veces López y un San Juan. Activa y entusiasta, con el gracejo especial de los madriles. Siento el cordón que me une a ella, la época y al lugar. Mi aprecio por Madrid viene de mi madre, nacida en la calle Bailén, gata, castiza y buena gente. Vecina» de Alfonso XIII, mal recuerdo tenía de su boda. Madrid empezaba a dejar de ser el pueblo castellano y polvoriento que era hasta entonces y la monarquía estrenaba reina. El día 31 de mayo de 1906, al menos 28 personas murieron y un centenar resultaron heridas. Mi abuela Teresa fue víctima del atentado en la calle Mayor contra Alfonso XVIII. Desde entonces, nada fue igual, el trastorno de estrés postraumático la acompañó hasta su muerte unos años después. El atentado ocurrió a la vuelta de la esquina de su casa. Regresaban de los Jerónimos, en coche descubierto, con Victoria Eugenia de Battemberg espléndida. Un ramo de flores, con una bomba en su interior, arrojado desde un balcón del número 88 de la calle Mayor, originó la tragedia. Los reyes salieron ilesos. El anarquista Mateo Morral, dos días después se suicidó después de matar a un guardia civil que le detenía. Madrid ha sido lugar de fiestas, toros y verbenas; también de magnicidios. Anarquistas, nacionalistas, fascistas y ahora yihadistas. También del poder por el poder; contra gobernantes y contra el pueblo. Recordamos los atentados del 11 de marzo de 2004, en el que murieron 192 personas y cerca de dos mil resultaron heridas. Recordamos el asesinato en 1912 de José Canalejas, Presidente del Consejo de Ministros, cuando miraba el escaparate de la desaparecida librería San Martín en la Puerta del Sol. Eduardo Dato en 1921, asesinado por los disparos salidos desde el sidecar de una moto, en la Puerta de Alcalá. En la calle del Turco, hoy Barquillo, mataron a Prim en 1870. Juan Prim y Prats, presidente del Consejo de Ministros y ministro de la Guerra. En otro tiempo el almirante y presidente del gobierno Carrero Blanco (1973), sufrió igual suerte por ETA y por lo que parece, con ayuda externa de la ultra mar del norte. Mi madre fue testigo de infinidad de acontecimientos y yo con ella. Casi un siglo de vida da para mucho. De colegiala a modistilla, hasta su boda durante la guerra, con Víctor, mi padre. Nacido en Toledo, donde, tras liberar el Alcázar, Franco fusiló a mi abuela Antonia Arrogante. Vivía en el Callejón de los Niños Hermosos. Oigo las botas contra el empedrado, los gritos y empujones, los culatazos de los fusiles sobre sus espaldas. Veo la cara perpleja y asustada de mi abuela, embarazada, y las...
Hace unos días, con la llegada de la primavera, hubiera cumplido ciento quince años; hace ya veinte años que murió. Nació dos meses antes de lo previsto y de entre algodones salió adelante. Corría el año 1910. Madrid su espacio, lineal, entre poniente y levante. Nació junto al Palacio Real. Murió junto al de los Deportes. Felisa, tres veces López y un San Juan. Activa y entusiasta, con el gracejo especial de los madriles. Siento el cordón que me une a ella, la época y al lugar. Mi aprecio por Madrid viene de mi madre, nacida en la calle Bailén, gata, castiza y buena gente. Vecina» de Alfonso XIII, mal recuerdo tenía de su boda. Madrid empezaba a dejar de ser el pueblo castellano y polvoriento que era hasta entonces y la monarquía estrenaba reina. El día 31 de mayo de 1906, al menos 28 personas murieron y un centenar resultaron heridas. Mi abuela Teresa fue víctima del atentado en la calle Mayor contra Alfonso XVIII. Desde entonces, nada fue igual, el trastorno de estrés postraumático la acompañó hasta su muerte unos años después. El atentado ocurrió a la vuelta de la esquina de su casa. Regresaban de los Jerónimos, en coche descubierto, con Victoria Eugenia de Battemberg espléndida. Un ramo de flores, con una bomba en su interior, arrojado desde un balcón del número 88 de la calle Mayor, originó la tragedia. Los reyes salieron ilesos. El anarquista Mateo Morral, dos días después se suicidó después de matar a un guardia civil que le detenía. Madrid ha sido lugar de fiestas, toros y verbenas; también de magnicidios. Anarquistas, nacionalistas, fascistas y ahora yihadistas. También del poder por el poder; contra gobernantes y contra el pueblo. Recordamos los atentados del 11 de marzo de 2004, en el que murieron 192 personas y cerca de dos mil resultaron heridas. Recordamos el asesinato en 1912 de José Canalejas, Presidente del Consejo de Ministros, cuando miraba el escaparate de la desaparecida librería San Martín en la Puerta del Sol. Eduardo Dato en 1921, asesinado por los disparos salidos desde el sidecar de una moto, en la Puerta de Alcalá. En la calle del Turco, hoy Barquillo, mataron a Prim en 1870. Juan Prim y Prats, presidente del Consejo de Ministros y ministro de la Guerra. En otro tiempo el almirante y presidente del gobierno Carrero Blanco (1973), sufrió igual suerte por ETA y por lo que parece, con ayuda externa de la ultra mar del norte. Mi madre fue testigo de infinidad de acontecimientos y yo con ella. Casi un siglo de vida da para mucho. De colegiala a modistilla, hasta su boda durante la guerra, con Víctor, mi padre. Nacido en Toledo, donde, tras liberar el Alcázar, Franco fusiló a mi abuela Antonia Arrogante. Vivía en el Callejón de los Niños Hermosos. Oigo las botas contra el empedrado, los gritos y empujones, los culatazos de los fusiles sobre sus espaldas. Veo la cara perpleja y asustada de mi abuela, embarazada, y las...
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