Rafael Velázquez:¿Qué quiere Trump? y el futuro de la relación México-Estados Unidos
De México, es claro que Trump tiene cuatro intereses concretos.

Una variable fundamental para entender las relaciones internacionales es identificar los objetivos, los intereses y los medios dispuestos a utilizar de la contraparte externa. Es decir, un país debe saber lo que otros Estados buscan obtener de ellos.
En el caso de México, es inobjetable que su prioridad de política exterior es Estados Unidos. Por ello, el gobierno mexicano tiene que saber a ciencia cierta qué intereses y objetivos tiene Donald Trump para establecer estrategias efectivas de negociación y enfrentar los retos que implica la relación bilateral con esa nación.
De México, es claro que Trump tiene cuatro intereses concretos. El primero es detener la migración irregular que atraviesa el territorio nacional para internarse a Estados Unidos. Trump considera, erróneamente, que los migrantes representan una amenaza a su país. El segundo es garantizar la seguridad en la frontera sur.
El tercero, vinculado al segundo, es tener controlado el tráfico de estupefacientes y que la violencia no traspase las fronteras.
El cuarto, el más complicado, es tener mejores condiciones comerciales para las empresas estadounidenses. Esta idea implica el regreso al territorio americano de compañías que se encuentran en el exterior para incrementar los niveles de empleo de los estadounidenses.
Como ya se mencionó, no solamente es importante identificar los objetivos de la contraparte externa. Igual de importante es tener claridad de los medios que Donald Trump está dispuesto a utilizar para lograr sus intereses frente a México.
En este sentido, es claro que el estilo personal de Donald Trump es amenazar primero y luego negociar para poder obtener altos beneficios. En esta lógica, Trump amenaza con imponer aranceles a los productos mexicanos para obtener ganancias en las otras áreas.
A Trump no le importa si esas medidas violan el T-MEC, un acuerdo de libre comercio que él mismo diseñó. Su interés principal es quedar bien con su base electoral y mejorar las condiciones económicas del país. Es decir, el presidente estadounidense no mide las posibles consecuencias de una guerra comercial.
Claudia Sheinbaum está siguiendo el juego de Trump. Cede en los asuntos de migración y de seguridad para evitar aranceles al comercio de productos mexicanos.
Por ejemplo, su administración ha extraditado a varios capos del narcotráfico y mantiene una amplia línea de cooperación hacia Estados Unidos en materia de seguridad y migración.
Bajo esta lógica, la presidenta tiene un doble discurso porque a su base electoral le asegura que, frente a Estados Unidos, su administración defiende la soberanía. Sin embargo, al mismo tiempo cede a las presiones de Trump. Por ejemplo, el gobierno mexicano aceptó la utilización de drones para vigilar el territorio nacional. Pero la presidenta aseguró que esa medida no violaba la soberanía nacional.
Históricamente, el gobierno de México ha utilizado esa estrategia. Cooperar abiertamente con Estados Unidos y mantener un discurso de independencia hacia ese país.
Esta política es importante para satisfacer a los grupos nacionalistas internos y para lidiar con la compleja relación con Estados Unidos al mismo tiempo.
A corto plazo, es altamente probable que la administración de Sheinbaum siga utilizando esta estrategia. Por razones de vecindad inmediata y por la dependencia económica, México continuará cooperando con Estados Unidos en varias áreas, especialmente seguridad y migración. Pero al mismo tiempo el gobierno mantendrá un discurso nacionalista para consumo interno.
Es claro que el futuro de la relación con Estados Unidos luce complejo. La estrategia mencionada puede ayudar a darle más certidumbre al vínculo bilateral. Sin embargo, no hay garantía de que se obtengan los resultados esperados.
Ante este contexto, el gobierno de Sheinbaum debe conocer a detalle qué intereses y objetivos tiene Donald Trump y, a partir de esa información, negociar con Washington. Además, México debe buscar estrategias de poder blando que le permitan ampliar su capacidad de negociación internacional frente a Estados Unidos.
Una opción es convencer a Trump que los aranceles hacia México afectan también a la economía estadounidense por el nivel de interdependencia. Asimismo, el gobierno de Sheinbaum debe cooperar con Washington, pero a cambio debe obtener un beneficio tangente para los mexicanos.
El autor es profesor-investigador de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC). Es doctor en Estudios Internacionales por la Universidad de Miami. Pertenece al Sistema Nacional de Investigadores del CONAHCyT y es miembro de la Academia Mexicana de Ciencias. Es presidente del Centro de Enseñanza y Análisis sobre la Política Exterior de México (CESPEM).