Pedro Miguel: Gato por liebre
Si WikiLeaks ha tenido un impacto mundial profundo y perdurable es porque lo guían un proyecto informativo riguroso y definido y principios éticos claros. Julian Assange entendió el mundo, actuó para cambiarlo y asumió las consecuencias. Pese a una intensa persecución, la organización y su fundador lograron exhibir las miserias de los cúmulos del poder político, empresarial y mediático. Ese mismo éxito generó un subproducto indeseable: la proliferación de entidades, sitios y operativos de propaganda o monetización que usan el sufijo leaks para presentarse como lo que no son y medrar con golpes de efecto; entidades divulgadoras de mentiras rotundas o de verdades a medias que posicionan nociones determinadas en la opinión pública, casi siempre para socavar la autoridad moral de una persona o de un proyecto político. Se dan a conocer con espectacularidad en medios y redes sociales y anuncian que poseen gigabytes o terabytes de información comprometedora.
