«No recibimos la alerta en el móvil», denuncian algunos de los vecinos
Pasaban las cinco y media de la mañana cuando la familia de Joana Martí, de 51 años, y vecina de Vilanova i la Geltrú , recibió la alerta en sus móviles ordenando un confinamiento que, aseguran en conversación con ABC, están viviendo «con tranquilidad y nada de pánico»: «Hicimos lo que nos ordenaron, bajamos las persianas y nos hemos quedado en casa. Estamos tranquilos, confiando en que no se alargue mucho. Aunque algo de angustia sientes , claro». Pasadas las 12:30, la angustia se disipaba y se levantaba el confinamiento una vez controlado el fuego. Parte del ánimo tranquilo con que los vecinos han vivido el suceso es por que no percibieron olor alguno, explica Joana, que mostraba eso sí su extrañeza por el hecho de que su marido y sus hijos sí recibieron la alerta y ella no. Otros testimonios explican la misma situación. Joana y los suyos han formado parte de los 150.000 habitantes de los cinco municipios catalanes en los que Protección Civil ha ordenado un confinamiento, una orden que ha llegado con el sistema de alerta a los móviles. La Generalitat estudia ahora por que el sistema no llegó a algunos móviles , pese a que, aseguran, que el recibimiento del aviso ha sido masivo. Se estudia un posible problema con alguna antena, o casos particulares de usuarios que no tuviesen activado el sistema de alertas. La alerta se mandó a las 05:30, aunque el incendio ya llevaba varias horas activo, para que la gente siguiese durmiendo y evitar incluso más movilidad «Aquí seguimos, pendientes de los avisos. Tenemos un poco la misma sensación de cuando nos encerraron por la pandemia , aunque más tranquilos porque ya han avisado de que esto va a ser temporal«, añadía Joana hora antes de que se levantase el confinamiento. A diferencia de su testimonio, que explicaba no haber olido nada extraño, otros vecinos sí lo han percibido. A Esther Pérez y Fernando Soriano, vecinos de Barcelona pero con una segunda residencia en Segur de Calafell, población cercana al área confinada, la alerta les llegó a través de su jardinero, vecino de Calafell y que debía venir a arreglarles el jardín de su casa a las 09.00 horas. « No recibimos la alerta en el móvil pero el jardinero nos llamó a primera hora para avisarnos de que anulaba la cita por lo ocurrido», señala Soriano en declaraciones a ABC. Al conocer la situación, y aunque en Segur no había orden de confinamiento, el matrimonio se encerró en la vivienda, de tres plantas, situada en una urbanización, y conectaron el televisor y la radio para mantenerse informados. « No sentimos miedo ni intranquilidad porque sabemos que en unas horas acabará el encierro, aunque no es agradable estar así por una alarma de este tipo», aseguran a este diario. Antes de bajar las persianas y cerrar las puertas de su torre, Fernando y Esther asomaron a la terraza y percibieron un fuerte olor a cloro. És un olor, según explican, que les resulta familiar, ya que tienen familiares en la localidad tarraconense de Flix, donde está ubicada una industria química centenaria y donde, en ocasiones, se percibía un olor similar. «Alguna vez al ir a visitar a nuestros parientes habíamos notado el mismo olor. Mira, es como en Flix le he dicho a mi marido», señala Esther. Ambos, tranquilos, se mantienen pegados a la radio en espera de noticias. Aseguran que en la urbanización, todos los vecinos han seguido diligentemente las instrucciones de Protección Civil. En municipios colindantes con la zona de confinamiento, como es el caso de Segur de Calafell, se sigue haciendo ahora vida normal, aunque una vecina como Marta señala que algunos vecinos, «por precaución han decidido también quedarse en sus casas ». Peor lo ha pasado la madre de Marta, que trabaja de noche en Vilanova. «Sale de trabajar a las tres y media de la mañana, y el incendio ha sido sobre las dos. La salida del trabajo ha sido un drama. Aún no sabe si podrá ir o no a trabajar», explica a este diario. Otros testimonios han tenido que improvisar para poder cumplir con el confinamiento. Tres amigos que pasaron la noche de fiesta en la discoteca Village se encontraban en el momento de los hechos en la estación de Vilanova con la intención de regresar a Barcelona, aunque en vano por que el servicio estaba suspendido. Dieron aviso de su situación a través de X, y la policía local de Vilanova a través de la misma red les facilitó la dirección de una de sus comisarias para que acudiesen a guarecerse allí.
Pasaban las cinco y media de la mañana cuando la familia de Joana Martí, de 51 años, y vecina de Vilanova i la Geltrú , recibió la alerta en sus móviles ordenando un confinamiento que, aseguran en conversación con ABC, están viviendo «con tranquilidad y nada de pánico»: «Hicimos lo que nos ordenaron, bajamos las persianas y nos hemos quedado en casa. Estamos tranquilos, confiando en que no se alargue mucho. Aunque algo de angustia sientes , claro». Pasadas las 12:30, la angustia se disipaba y se levantaba el confinamiento una vez controlado el fuego. Parte del ánimo tranquilo con que los vecinos han vivido el suceso es por que no percibieron olor alguno, explica Joana, que mostraba eso sí su extrañeza por el hecho de que su marido y sus hijos sí recibieron la alerta y ella no. Otros testimonios explican la misma situación. Joana y los suyos han formado parte de los 150.000 habitantes de los cinco municipios catalanes en los que Protección Civil ha ordenado un confinamiento, una orden que ha llegado con el sistema de alerta a los móviles. La Generalitat estudia ahora por que el sistema no llegó a algunos móviles , pese a que, aseguran, que el recibimiento del aviso ha sido masivo. Se estudia un posible problema con alguna antena, o casos particulares de usuarios que no tuviesen activado el sistema de alertas. La alerta se mandó a las 05:30, aunque el incendio ya llevaba varias horas activo, para que la gente siguiese durmiendo y evitar incluso más movilidad «Aquí seguimos, pendientes de los avisos. Tenemos un poco la misma sensación de cuando nos encerraron por la pandemia , aunque más tranquilos porque ya han avisado de que esto va a ser temporal«, añadía Joana hora antes de que se levantase el confinamiento. A diferencia de su testimonio, que explicaba no haber olido nada extraño, otros vecinos sí lo han percibido. A Esther Pérez y Fernando Soriano, vecinos de Barcelona pero con una segunda residencia en Segur de Calafell, población cercana al área confinada, la alerta les llegó a través de su jardinero, vecino de Calafell y que debía venir a arreglarles el jardín de su casa a las 09.00 horas. « No recibimos la alerta en el móvil pero el jardinero nos llamó a primera hora para avisarnos de que anulaba la cita por lo ocurrido», señala Soriano en declaraciones a ABC. Al conocer la situación, y aunque en Segur no había orden de confinamiento, el matrimonio se encerró en la vivienda, de tres plantas, situada en una urbanización, y conectaron el televisor y la radio para mantenerse informados. « No sentimos miedo ni intranquilidad porque sabemos que en unas horas acabará el encierro, aunque no es agradable estar así por una alarma de este tipo», aseguran a este diario. Antes de bajar las persianas y cerrar las puertas de su torre, Fernando y Esther asomaron a la terraza y percibieron un fuerte olor a cloro. És un olor, según explican, que les resulta familiar, ya que tienen familiares en la localidad tarraconense de Flix, donde está ubicada una industria química centenaria y donde, en ocasiones, se percibía un olor similar. «Alguna vez al ir a visitar a nuestros parientes habíamos notado el mismo olor. Mira, es como en Flix le he dicho a mi marido», señala Esther. Ambos, tranquilos, se mantienen pegados a la radio en espera de noticias. Aseguran que en la urbanización, todos los vecinos han seguido diligentemente las instrucciones de Protección Civil. En municipios colindantes con la zona de confinamiento, como es el caso de Segur de Calafell, se sigue haciendo ahora vida normal, aunque una vecina como Marta señala que algunos vecinos, «por precaución han decidido también quedarse en sus casas ». Peor lo ha pasado la madre de Marta, que trabaja de noche en Vilanova. «Sale de trabajar a las tres y media de la mañana, y el incendio ha sido sobre las dos. La salida del trabajo ha sido un drama. Aún no sabe si podrá ir o no a trabajar», explica a este diario. Otros testimonios han tenido que improvisar para poder cumplir con el confinamiento. Tres amigos que pasaron la noche de fiesta en la discoteca Village se encontraban en el momento de los hechos en la estación de Vilanova con la intención de regresar a Barcelona, aunque en vano por que el servicio estaba suspendido. Dieron aviso de su situación a través de X, y la policía local de Vilanova a través de la misma red les facilitó la dirección de una de sus comisarias para que acudiesen a guarecerse allí.
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