Muy duro: Revelan el estado de salud de los niños de la “casa de los horrores” de Oviedo tras su primera revisión
Cuando un caso estremece al país. Hay noticias que no solo ocupan titulares, sino que sacuden a la sociedad entera. Situaciones tan extremas que invitan a preguntarse cómo pudieron pasar inadvertidas durante tanto tiempo. La reciente aparición de tres menores encerrados durante casi cuatro años en una vivienda de Oviedo es una de ellas. El ... Leer más

Cuando un caso estremece al país.
Hay noticias que no solo ocupan titulares, sino que sacuden a la sociedad entera. Situaciones tan extremas que invitan a preguntarse cómo pudieron pasar inadvertidas durante tanto tiempo. La reciente aparición de tres menores encerrados durante casi cuatro años en una vivienda de Oviedo es una de ellas.
El desconcierto y la incredulidad se mezclan con la indignación. Los niños, de ocho y diez años, vivían aislados del mundo exterior, sin escolarización y en condiciones insalubres. El caso ha abierto heridas colectivas y plantea preguntas profundas sobre la protección infantil y la vigilancia social.
Lo urgente es reconstruir su mundo.
Tras su rescate, los menores han sido trasladados a un centro especializado donde están recibiendo atención. Según las autoridades, su estado físico es bueno, pero ahora comienza un proceso mucho más complejo: el psicológico. Los profesionales buscan primero generar un entorno de seguridad antes de someterlos a evaluaciones más profundas.
Por ahora, los tres pequeños, que solo hablan inglés, empiezan a interactuar con las personas a su alrededor. La prioridad es que recuperen la confianza en el mundo exterior, después de años sin contacto más allá del núcleo familiar. La consejera Marta del Arco ha recalcado que lo más importante es darles calma y tiempo.
Un encierro sin sentido en pleno siglo XXI.
El caso salió a la luz gracias a una denuncia vecinal que alertó a las autoridades. Cuando llegaron al domicilio, encontraron a los menores recluidos en una casa rural llena de basura, medicamentos y excrementos. El patio estaba cerrado y no se les permitía salir ni a respirar aire libre.
Sus progenitores, un hombre alemán de 53 años y una mujer de 48 con doble nacionalidad alemana y estadounidense, están ahora en prisión provisional. La investigación intenta determinar si sufrían algún tipo de alteración mental que los llevó a esta conducta extrema. Mientras tanto, el juzgado ha suspendido su patria potestad.
Un proceso judicial con muchas capas.
El Gobierno del Principado se ha sumado formalmente a la causa penal como acusación. Las diligencias en marcha consideran posibles delitos de violencia doméstica, maltrato habitual, abandono y hasta detención ilegal. Un cuadro jurídico tan complejo como el trauma que deja.
Además de la vía judicial, las autoridades trabajan contrarreloj para localizar a familiares de los menores. Debido a su nacionalidad extranjera, la búsqueda requiere la intervención de organismos internacionales y una alta coordinación institucional. Todo con el objetivo de ofrecer a los niños un futuro fuera del sistema de tutela.
La mirada puesta en su futuro.
Este es uno de esos casos que no se resuelven con una sentencia ni con un simple traslado. La recuperación emocional será larga y necesitará del compromiso de muchas personas y recursos. Es fundamental que se pongan en marcha mecanismos de protección reforzados.
Los niños tienen por delante una reconstrucción vital. Afortunadamente, ya no están solos: ahora comienza una nueva etapa en la que su bienestar debe ser el centro de todas las decisiones. Lo sucedido en Oviedo es un recordatorio doloroso de lo que puede pasar cuando fallan todos los sistemas de alerta.