Modos de vibrar
A esta tensión se enfrenta Jon, el protagonista, quien se siente mujer teniendo el cuerpo de un hombre, a la duda entre el ser y el deber ser, entre lo que quiere uno ser y lo que esperan de uno que sea. Agentes endógenos frente a otros exógenos más temibles, como la figura de un... Leer más La entrada Modos de vibrar aparece primero en Zenda.

En ocasiones, la barrera que separa literatura, filosofía y ciencia no resulta tan clara. Ocurre porque hay cuestiones fundamentales que rozan y atraviesan toda experiencia. Así sucede en la reciente novela de Luisa Etxenike, Cuerdas, que desarrolla una narración en torno a la posibilidad del ser, intentando conocer a los muchos que habitan en uno para identificar el que más nos pueda representar. Una idea muy próxima a la que expresa, precisamente, la teoría de cuerdas, que cuenta cómo —en determinadas condiciones— un electrón con forma de cuerda y no de punto suspendido en el espacio tiene la capacidad de vibrar de diferente modo y de comportarse como un fotón, un quark u otras partículas. En el libro la autora recupera la misma idea utilizando las cuerdas de la guitarra portuguesa: «Para eso son las cuerdas, no para decirte lo que tienes que ser, sino para que explores posibilidades de ser».
Si bien la novela tiene un halo esperanzador, la tensión y el dolor mencionados están muy presentes. Su juego es constante a lo largo de la historia, representan dos territorios que colindan: esperanza y dolor, y en medio, esa frontera que alienta y derrumba al mismo tiempo. Lo vemos cuando Jon toma conciencia de que «según y por dónde vaya» puede vestir y comportarse como quiera pero, de momento, no puede hacerlo; o cuando se pregunta si Ángela, una prostituta, será capaz de disfrutar de la libertad que transmite las fragancias de los tilos o si le entristecerá olerlos, porque le recuerdan a su prisión; o cuando Ángela piensa en la niñez y dice que «la infancia es como un corral: sabes cuándo estás dentro y cuándo cruzas la cerca hacia fuera». Todos los personajes se baten en esa dicotomía, en el filo de esa frontera: entre el dolor de lo que viven y sienten y la esperanza de lo que les gustaría vivir y sentir.
Nos encontramos ante una novela coral, en la que cada historia es relevante y se relaciona, de algún modo, a las restantes. Podemos apreciar, por ejemplo, la importancia que tienen las manos tanto para Ángela como para Paulo; de qué manera se repiten en ambos las reflexiones: la posibilidad de ser raptado por un ave rapaz; incluso hasta qué punto se parecen las historias vitales: Paulo recibió refugio cuando más lo necesitaba y ahora es él quien se lo ofrece a Jon. Realidades parejas que inducen a uniformizar las experiencias, acercándonos y reclamando empatía, intentando expresar que —en el fondo— todos tenemos emociones y sentimientos muy próximos.
Estas son las búsquedas centrales de esta novela. Una redacción rica en saltos temporales, con reflexiones recurrentes que van y vuelven entre párrafos, recordando a la forma de operar del mismo pensamiento. Pensamiento que, como expresa la autora, implica un «otro». Se muestra evidente en los diálogos internos: Jon siempre alude a Ángela o a Emi, su asistenta y cuidadora; Ángela alude a Manuel, un antiguo cliente; Paulo alude a Lidia, la pareja que tuvo, o a Cardoso, su maestro… De esta manera superan sus fantasmas, a través de la confesión y de la fraternidad, compartiendo y siendo escuchados, sin juicios ni prejuicios.
Se deja entrever el trasfondo moral que siempre ha caracterizado la escritura de Luisa Etxenike, una autora comprometida con su tiempo y crítica ante toda injusticia social. Su regreso con Cuerdas (Nocturna Ediciones) vuelve a poner de manifiesto lo anterior, con un firme rechazo al oscuro mundo de la prostitución, un contundente discurso en contra de pensamientos reduccionistas y una defensa clara del derecho a la identidad personal.
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Autora: Luisa Etxenike. Título: Cuerdas. Editorial: Nocturna. Venta: Todos tus libros.
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