Miguel Mateos: los 40 años de Rockas vivas, la música en familia y su deseo para el país

Al regreso de su gira por los Estados Unidos, el cantante hará un tour por nuestro país con las canciones de sus primeros álbumes

May 12, 2025 - 11:38
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Miguel Mateos: los 40 años de Rockas vivas, la música en familia y su deseo para el país

Cuando a Miguel Mateos se le pregunta si en el próximo show que dará en el Movistar Arena volará sobre el público, como lo hizo en el Luna Park, hace cuarenta años, para el estreno del disco Rockas vivas, responde simpáticamente: “No, ya estoy mayor para eso”. Claro, tiene cuarenta años más, pero se lo ve con una gran vitalidad, y a caballo de un optimismo que lo mantiene en movimiento, sin detenerse.

Celebra con una gran gira de shows -16 en los Estados Unidos y otra docena en el interior de la Argentina- esas cuatro décadas de su cuarto álbum, que fue uno de los más vendidos en la Argentina. También planea la grabación de una ópera rock que viene macerando hace unos años y piensa en un próximo álbum de canciones. Pletórico, así se encuentra Mateos. Es optimista con su presente y con el futuro de la Argentina, aunque dice, también, que hay que estar alerta.Entre mayo y septiembre dará más de treinta recitales en Canadá, Estados Unidos y la Argentina

A los 71, Miguel también deja que a sus palabras las conduzca la emoción de hacer música con su hermano Alejandro, desde su juventud, y con su hijo Juan, desde hace algunos años. Y luego, al detenerse en ese hecho, le pone condiciones a su futuro profesional.

Los próximos shows –en la Argentina comienzan el 3 de julio, en el Movistar Arena y se extenderán por salas de Córdoba, Catamarca, La Rioja, Mar del Plata, Junín, Mendoza, San Luis, San Juan, Neuquén, Corrientes, Santa Fe y Rosario- apuntan a celebrar el período 1981-1985 de Mateos, que incluye sus discos con Zas (el primero, que lleva el nombre de la banda, luego Huevos y más tarde Tengo que parar). Esto, en definitiva, está contemplado en Rockas vivas, que resumió un repertorio con las canciones más importantes de esos discos e incluyó inéditos.

Mateos prefiere aclarar que esta retrospectiva es parte de una época, después de todo, habrá mucho más que aquellas nueve canciones que terminaron publicadas en Rockas vivas. “Decidí hacerlo así por esa razón. Hay un montón de canciones que quedaron afuera. Y me pongo a escuchar los temas de esos discos y encuentro mucho material”.Miguel Mateos y la restrospectiva 1981-1985:

-¿Qué ves en la tapa de Rockas vivas?

-Veo una pasión irrefrenable que tenía por la música. Me veo parado en Uriburu y Rivadavia, donde estaban los estudios de Music Hall, que es donde se grabaron estos discos. Me veo con la guitarra en la mano, yendo a la parada del colectivo, para venir hasta acá [el estudio-sala de ensayo que Miguel tiene desde siempre], que es donde yo vivía en ese momento. Me veo y me gusto mucho. Esa es la parte soberbia de esto. Porque digo: “Gracias Dios mío por darme el empujón”. Pero eso es esta retrospectiva. Hoy me veo en el 81, aunque esa tapa es del 85. Fue un período fuerte, no sólo para Zas o para Miguel Mateos, lo fue para la Argentina. En lo artístico, social y político. Estar inmerso en eso y seguir acá, 45 años después es altamente gratificante. Perdón que lo diga así.

-El libro El Jefe, biografía sobre tu vida que escribió Gustavo Bove, recuerda una discusión con tu manager de ese momento, Oscar López. En otras palabras, vos le decías que no querías ser el hit de un momento sino durar cuarenta años. Se te dio.

-Por eso es gratificante. Estoy más feliz de lo que parezco. Oscar, que falleció el año pasado, fue una parte importantísima en todo esto, como productor. No me paraba, me empujaba hacia adelante. Ese comentario, de los cuarenta años, fue después de hacer cuatro Luna Park y de haber volado por el aire, sin haberlo probado.

-Hoy con dos canciones que exploten en redes, una persona o un grupo ya son conocidos por millones. Los shows que dio Zas en Vélez, en 1981, como soporte de Queen, no los hizo famosos automáticamente.

-La remamos con tres discos, por eso la retrospectiva la hacemos así. Son discos que pasaron por debajo del radar. Y esa historia de las bandas norteamericanas que hacían giras en una minivan, nosotros también la vivimos. Nosotros dormimos en la minivan. Sabemos lo que es eso.

-¿Si hoy tuvieras que escribir un Rockas vivas, o los tres discos anteriores, de qué hablarían?

-La verdad, me hice esa pregunta en el verano. Pero de otra manera. No hablaría de lo mismo. Creo que tendría una visión más global. Rockas vivas tiene canciones muy locales. Juanito, mi hijo, vino con la aplicación para hacer música y me preguntó que quería ponerle, si tenía una letra o un título, y en tres minutos te hace la canción. Y digo: ¡qué lo parió!

-¿Te asusta eso?

-Lo que digo, cuando veo al pibe que sale de Music Hall y va a esperar el colectivo, pienso que esas canciones, gestadas con lluvia, sangre, sudor, lágrima, borrachera y un poco de droga, hay que rescatarlas. Mi hijo, cuando vemos el repertorio de aquellos discos, quizás me dice: ¿Cómo no vas a poner tal canción que es medio Steely Dan? Entonces contrato una sección de caños [vientos] para hacerla.

-¿Sigue tocando en la banda? ¿Está trabajando con vos el repertorio de estos shows?

-Juanito sigue tocando conmigo, sí. Me dice qué es lo que no tengo que dejar afuera. Me ha guiado para eso. Y también están las canciones que quedaron afuera de Rockas vivas, como “Tengo que parar”.

-Y viene con mucha demanda.

-Me han llamado de Chile, de Perú y Colombia. Bueno, llegué a Chile clandestinamente, a través de casetes, en plena dictadura de Pinochet. Cómo no voy a subrayar y poner el foco en esa época.

-Supongo que también tendrá que ver con que compran tu nombre, que es una marca.

-Sí, obviamente. Y también estará la gente que te putee porque no toquemos las cosas que quieren. Hay una película buenísima de Will Ferrell, Step Brothers, donde, con su hermanastro tocan en una banda tributo a Billy Joel. Pero solo un período de la carrera de Joel. Entonces cuando le piden “Piano Man”, se saca con el público. La recuerdo porque es muy graciosa y porque si en estos shows alguien me pide algo que se salga de la época, tendré que hacer lo mismo. ¡Esto es del 81 al 85, carajo! [se ríe].

-Se recuerdan más los shows del Luna Park de Rockas vivas que los del teatro Coliseo, donde fue grabado el disco. ¿Qué pasó una de esas noches? Alguien cae al foso “y no regresa”, como se te escucha decir en el álbum.

-Yo recuerdo más los coliseos, porque para los shows del Luna estaba aterrado. El teatro era mi ámbito. El Coliseo fue nuestro primer gran protagónico, para decirlo de alguna manera. Lo digo con ternura porque, además, muchos años antes, yo iba a los conciertos que se hacían por la mañana, de Los Gatos, Vox Dei o Almendra. Es un lugar icónico para mí. Lo que pasó uno de esos días es que se pusieron a saltar y uno se cayó en el foso.

-¿Dónde va la orquesta? Ahora en un recital con sillas si te levantás de tu asiento y das dos pasos, viene alguien de seguridad y te vuelve a sentar...

-Claro. No, en ese momento no. El foso donde va la orquesta se tapa, pero no queda un piso muy estable. Y se ve que empezaron a saltar, eso se terminó rompiendo y en un momento me avisaron desde el costado lo que estaba pasando. Lo que dije fue para calmar los ánimos de toda esa gente. Y lo dejamos en el disco, por suerte, es parte de la historia. Es muy simpático. Miguel Mateos:

-¿Se vuelven a repetir situaciones como las del Coliseo o del Luna?

-Sí, por suerte. Soy un artista del vivo. Me gusta hacer giras, ahora hacemos una de 16 shows en 30 días, por los Estados Unidos. Y hay varios shows en Canadá, en lugares donde nunca toqué. Estoy grande, pero me gusta tocar y tengo una buena banda. Nos divertimos mucho. Lo veo en los que tengo como ejemplos: Bruce Springsteen, Paul McCartney, Rod Stewart. Ellos tocan. Y en función de lo que decís, uno siempre busca que se repita cierto espasmo emocional, como cuando llegamos a Estados Unidos, por primera vez e hicimos el Whisky a Go Go o el Palace de Hollywood, o el Auditorio Nacional de México. Inclusive los conciertos chicos, porque el Palace es un club chico, para 1500 personas, donde tocaron desde Hendrix hasta el que quieras nombrar. Y aquellos shows del Coliseo son un tesoro absoluto para mí.

- ¿Cómo es tocar música en familia?

-Este aniversario es también de Alejo, que es más chico que yo, pero tiene los mismos años con esto. Cuando miro para atrás, en el escenario, lo tengo a Juan y a Alejo en línea recta. Y mirá, no sé, te lo digo con sinceridad, no sé si me resultaría tan excitante seguir tocando si no tuviera esa línea que me une. Si un día mi hermano deja de tocar, no sé si yo sigo. Me costaría mirá para atrás y no verlo. Tampoco verlo a Juan. Eso me mantiene en vilo, alerta.

-¿Cómo te ven ellos? Porque arriba del escenario sos el jefe.

-No, tengo muchos años tocando con la misma banda, casi veinte. Con Alejo toco desde siempre. Nos seguimos divirtiendo.

-¿La retrospectiva te quita la presión de hacer algo nuevo?

-Voy a hacer un disco nuevo. Pero no voy a decir nada de eso [se ríe]. En realidad, el año que viene voy a grabar la ópera Los tres reinos, mi visión loca de la Conquista de América. Por presupuesto la vamos a grabar en vivo, con orquesta, banda, cantantes y coro, durante un par de fines de semana en el Gran Rex. Me cuesta mucho, pero lo voy a hacer. Si le costaba a grandes figuras, como Frank Zappa, hacer música sinfónica, cómo no me va a costar a mi hacer una ópera rock. Pero guardé un poquito de plata, para pasar el invierno y hacerla.Miguel Mateos:

-¿Ya tenés todo listo?

-Sí, solo me faltan las víctimas [se refiere a los cantantes]. Yo voy a hacer uno de esos personajes. Y como mi mujer hace, el año que viene, una gran exposición de pintura voy a hacer una musicalización para eso. Y es por eso que recién un nuevo álbum sería para 2027.

-Se te escucha muy optimista con tu trabajo.

-Más bien.

-¿Y con el contexto?

-Era lógico que pasara lo que está pasando. Que venga alguien a auditar las cuentas fiscales está bien. Ahora, lo que se está sacando de un lado, si se estaba despilfarrando, hay que ponerlo en educación o en tecnología. En los buenos que hay en el Conicet. Si eso pasa, va a estar bien. Yo estudié en el Conservatorio Municipal Manuel de Falla. La cosa más refrescante que hemos escuchado últimamente, CA7RIEL y Paco Amoroso, salió del Esnaola, una escuela pública con orientación musical. Hay cosas que apoyo, fui a la marcha por la educación pública. Obviamente, espero que todo lo que pase sea para ponernos en un camino más trasparente y que no se hagan los vivos otra vez. Mi prédica es hacia una idea nuestra. A la idea de Malvinas. Vivo acá, no en la ciudad, pero sí en la costa argentina. Soy de esa clase, no me bajo de ahí. Veremos qué es lo que acontece. Hay que cuidar ciertas cosas. Estar alerta.