«A veces lo inestable no eres tú, es la vida»

¿Qué hacer cuando todo se derrumba en nuestro proyecto de vida? El psicólogo sanitario especializado en terapia familiar, adolescencia, prevención del suicidio, duelo y crisis vitales Pablo R. Coca (Granada, 1998), conocido en su faceta de viñetista como @Occimorons, publica su tercera novela gráfica, ‘Las vidas que construimos’ (Lunwerg, 2025). Los personajes Occi y Morons, que ya han acompañado a miles de lectores, nos invitan a navegar la incertidumbre de la vida con un enfoque práctico para vivir con sentido y disfrutar del presente. Hablamos con su creador sobre gestión emocional, bienestar psicológico y autocuidado. En tus anteriores novelas gráficas […] La entrada «A veces lo inestable no eres tú, es la vida» se publicó primero en Ethic.

May 13, 2025 - 09:03
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«A veces lo inestable no eres tú, es la vida»

¿Qué hacer cuando todo se derrumba en nuestro proyecto de vida? El psicólogo sanitario especializado en terapia familiar, adolescencia, prevención del suicidio, duelo y crisis vitales Pablo R. Coca (Granada, 1998), conocido en su faceta de viñetista como @Occimorons, publica su tercera novela gráfica, ‘Las vidas que construimos’ (Lunwerg, 2025). Los personajes Occi y Morons, que ya han acompañado a miles de lectores, nos invitan a navegar la incertidumbre de la vida con un enfoque práctico para vivir con sentido y disfrutar del presente. Hablamos con su creador sobre gestión emocional, bienestar psicológico y autocuidado.


En tus anteriores novelas gráficas has hablado de pedir ayuda (Esas cosas que nos pesan, Bruguera, 2021) y de cuidar al cuidador (Durante la tormenta, Bruguera, 2023). ¿Qué te ha llevado a elegir ahora una temática tan profundamente filosófica como el sentido de la vida?

Pues complicarme la vida [risas]. Quise dar mi visión, mi traducción gráfica a ese tema como psicólogo. Las necesidades de plantear este tema fueron varias. La primera, que empecé a ver pacientes en mi consulta que tenían ese dilema de «qué hago con mi vida». La segunda, como persona que habita este mundo, fue el hecho de estar rodeado de gente que también se está planteando esto; incluso yo mismo estoy en ese conflicto de cómo ir reajustando y construyendo ese proyecto de vida más acorde a quien soy. Y, por último, la necesidad del propio personaje Occi. Necesitaba un libro donde pudiera vivir, donde ponerlo a andar. Está muy bien pedir ayuda [como hace en el primer libro], pero el psicólogo no lo es todo. Tienes que vivir, enfrentarte, ir construyendo, haciendo y siendo. Esto hizo que naciera este libro, sobre el proyecto de vida y sobre la prevención del suicidio. Quiero que la gente que lo lea pueda aliviar un poquito ese dolor que puede derivar en un sufrimiento muy intenso del sinsentido de la vida.

«Está muy bien pedir ayuda, pero el psicólogo no lo es todo»

Como psicólogo y dando charlas en institutos, has conocido a miles de adolescentes que buscaban un sentido a su vida. ¿Van a encontrar su reflejo en el personaje de Occi? ¿A quién te diriges con esta novela gráfica?

Es un libro enfocado a las personas que se sientan perdidas, que no encuentran eso que les agarra a la vida. Hablamos de dar pasito a pasito para ir cambiando tu vida o de golpe dar un giro de 180 grados. Se trata de acompañar ese proceso de que quizá se puede o quizá te mereces vivir otra vida, aunque eso no significa que no cueste o que siempre vaya a ser posible, pero por lo menos tener esa ilusión de intentar probar cosas nuevas, hacerlo de otra manera o pedir ayuda. En el libro hablo de ese punto de partida que tú tienes, porque ni podemos caer en la queja o la excusa eterna, ni en que puedes conseguir todo lo que te propongas, porque la realidad es que no siempre es así.

En tiempos de hiperproductividad, individualismo y positividad tóxica, ¿aporta el arte ese espacio necesario para la pausa, la duda y la vulnerabilidad?

Justo ese es mi objetivo. Al hacer este tipo de libros gráficos con estos dos personajes mi objetivo es traducir realidades complejas a algo sencillo, pero no darte lecciones morales, ni decirte «esta es la verdad», sino que la puedas cuestionar, que me puedas cuestionar a mí como autor, a tu propia historia, a los propios personajes. Esa es la riqueza de las viñetas, del arte y de la lectura. Cuando voy a dar charlas a chavales en institutos, todo lo que les cuento parte de historias, porque las historias transforman. Cuando he intentado meter algo más teórico, fracaso absoluto, porque desconectan enseguida. Toda la charla es gráfica y a través de las viñetas voy construyendo una historia en torno a la salud mental, a pedir ayuda. Es increíble cómo todo este material conecta.

Pablo R. Coca

Tu personaje Occi camina por el filo entre el colapso y la lucidez. ¿Crees que estamos más cerca de la salud mental cuando dejamos de fingir fortaleza?

Parece que, si no somos fuertes, nos vamos a hundir en la miseria. Suelo escucharlo mucho en relación con diagnósticos o duelos. «Tienes que ser fuerte. Tienes que tirar p’alante». Es un tanto perverso ese tipo de discurso. Si se te muere una persona importante o te diagnostican un cáncer, qué menos que llores, que seas humano, ¿no? Sentir esas emociones no significa sumirte en una depresión severa. Es más, justamente ese tipo de discursos generan todo lo contrario. Si una persona no se siente en un espacio seguro como para sentir, al final va a acabar petando en algún momento, porque las emociones las sentimos, están ahí y tienen su función, por mucho que queramos reprimirlas. Occi está en esa cuerda floja constante y mi idea poniéndole ahí es mostrar la realidad del día a día, de ese intentar caminar hacia nuestro bienestar, pero muchas veces no poder por lo laboral, por lo familiar, por un montón de circunstancias que nos van arrastrando. Pero la idea es que se va caminando hacia eso que te hace sentir vivo.

«Las emociones las sentimos, están ahí y tienen su función, por mucho que queramos reprimirlas»

¿Cómo influye el proyecto de vida que construimos en nuestra salud mental?

Eso se ve super claro en terapia. A mí me llega gente con el proyecto de vida muy colapsado y ahí es cuando empiezo a trabajar mucho con los valores, el conflicto de valores, qué es lo importante para ti y otras tantas cosas. El proyecto de vida es quiénes somos y qué queremos; es un proyecto como persona que engloba a la familia, la pareja, lo laboral… engloba todas las áreas. Quizá tenemos que bajar un poco de la utopía de que todas las áreas de nuestra vida nos satisfagan, porque habrá etapas o momentos en nuestra vida en las que sí, pero la realidad es que en lo laboral podemos estar bien, pero de repente un familiar enferma, de repente en el trabajo hay una restructuración, o de repente nuestro amigo del alma ya no nos habla… Siempre va a haber esa falta. Pretender construir un proyecto de vida sin falta es muy frustrante porque, como en una balsa, al final siempre va a haber algún agujero por el que entre agua. Habrá momentos de calma, pero pretender que todo sea calma es complicado. La renuncia también forma parte de la vida.

«La renuncia también forma parte de la vida»

En el libro leemos: «A veces, esperamos que pasen cosas que posiblemente nunca van a pasar porque no hacemos nada para que pasen». ¿Hasta qué punto podemos elegir la vida que queremos? ¿Hablamos también desde el privilegio?

Esa viñeta va muy hilada con la escena de Occi en el castillo, donde se protege de todo lo malo, pero también se protege de todo lo bueno. Muchas veces queremos que nuestra vida cambie porque el universo ha decidido que cambie, pero no por que caminemos hacia ese cambio. Un colapso en tu vida te puede hacer meterte tanto en tu castillo que lo que es la propia vida resulte complicado: volver a pasear, a tomar algo, a quedar con gente… Pero claro, todo esto depende de las circunstancias. Si, por ejemplo, tienes que cuidar a tu padre o tu madre con alzhéimer, es difícil para los cuidadores hacer esa vida. Pero sí es cierto que, cuando pasa esa etapa de cuidado, muchos siguen viviendo encerrados en ese castillo. ¿Por qué seguir enfocado en vivir en ese castillo si ya tu realidad es diferente?

Una de las viñetas de Pablo R. Coca

Pablo R. Coca

Buscar sentido a la vida es algo transversal a todas las generaciones. De hecho, en las viñetas del libro leemos que el proyecto de vida está «en construcción permanente». ¿Cuál sería la clave para vivir una vida plena?

Vivir de acuerdo con tus valores. Pero ese es el reto y el constante dilema, porque muchas veces va a haber valores en conflicto, que sean prioritarios a otros, en función de mi etapa vital. No es lo mismo ser adolescente que empezara a trabajar, que estar formando una familia, que entrar a la vejez. La vida cambia.

Vivimos en una época en la que todo se mide, se etiqueta, se monetiza. ¿Qué espacio le queda al misterio, a lo inefable, lo que no se puede explicar, pero sí sentir?

A veces lo inestable no eres tú, es la vida. Es el sistema que tenemos, es la realidad que tenemos los jóvenes hoy día con la vivienda, con la precariedad, con todo. El libro es muy metafórico, y con eso juego para que cada uno se lo lleve a su terreno y haga su lectura. La incertidumbre está ahí, pero hay vidas o realidades que soportan mucha más incertidumbre que otras. Se ve en las primeras páginas del libro, cuando Occi ve a otro niño comprar un globo con 500 euros. Ese dinero le permite acceder a herramientas que a Occi no. Él se tiene que esforzar, tiene que averiguar cómo conseguirlas, con el desgaste que eso conlleva. A lo mejor alguien ve el libro muy reduccionista o individualista, aunque yo he intentado que no, pero al final es que el proyecto de vida es tuyo y se construye en función de tu contexto, tu entorno, otras personas… pero es tuyo. Y en ese pequeño porcentaje de que es mío, puedo hacer cosas. A mí me preocupa caer en él «yo no puedo hacer nada, todo es por culpa del sistema». Es cierto que el sistema tiene un peso enorme, pero no podemos caer en la pasividad. Es una línea muy fina y al final mi labor como psicólogo, ojalá fuera a resolver la precariedad, pero es ayudar a actuar en ese porcentaje que sí podemos manejar. Considerando las dificultades (yo tengo pacientes con problemas graves de salud, con incapacidades graves), ahí ves lo complicado que es construir un proyecto de vida. Intento ser refugio de todas las realidades, pero la realidad es que me dejo fuera un montón de cosas. Esa es la falta y la renuncia con la que he tenido que lidiar durante todo el libro.

En tus obras hay ecos de filosofía existencial, de psicología humanista, incluso de espiritualidad laica. ¿Cuáles han sido tus referentes más influyentes al construir este universo narrativo y visual?

Hay muchas lecturas que tienen su influencia, como Viktor Frankl y El hombre en busca del sentido, pero también mi vida personal, mi hermana [diagnosticada con el síndrome 22q11 y con un problema de salud mental grave] y sobre todo los pacientes, que son una representación de filosofía de la vida. A través de las historias vitales ese «mundo de las ideas» se traduce al día a día, a cómo cada uno va intentando resolver todos esos dilemas y conflictos.

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