Comunicar bien para salvar vidas: el papel de la IA en las alertas sísmicas
Porque en el momento en que la tierra tiembla, no hay tiempo para dudas. Solo hay tiempo para actuar. Y actuar bien depende, en gran medida, de cómo comunicamos.

En tiempos de crisis, cada segundo cuenta. Y en el caso de un sismo, un par de segundos pueden ser la diferencia entre la vida y la muerte. Por eso, hablar de la comunicación efectiva no es un asunto secundario, sino un eje central en cualquier estrategia de protección civil. Hoy, gracias a los avances tecnológicos, tenemos una herramienta poderosa para mejorar esa comunicación: la inteligencia artificial (IA).
México es uno de los países con mayor actividad sísmica en el mundo. Esto se debe a que se encuentra ubicado sobre cinco placas tectónicas: la de Cocos, la del Pacífico, la de Norteamérica, la de Rivera y la del Caribe. Tan solo en 2023, el Servicio Sismológico Nacional (SSN) registró más de 30,000 sismos en territorio nacional, con epicentros principalmente en estados como Oaxaca, Guerrero, Chiapas y Michoacán. Aunque la mayoría fueron de baja magnitud, el riesgo de eventos mayores siempre está latente.
Jocelyn Vargas, especialista en tecnología aplicada a la gestión de emergencias y CEO de Siesmic AI, lo explica claramente: “El uso de IA te permite procesar y filtrar la información de una manera más eficiente y expedita”. ¿Qué significa esto en términos prácticos? Que los sistemas de alerta pueden dispararse antes, con mayor precisión y dando a la población unos segundos vitales más para reaccionar. En ciudades como la Ciudad de México, donde el sismo de 2017 dejó 369 personas fallecidas y miles de viviendas dañadas, esos segundos son literalmente cuestión de vida o muerte.
Pero no basta con tener tecnología de punta si no se gestiona adecuadamente. Vargas advierte que “la mala gestión de datos, sin importar su origen, trae como consecuencia errores en la ubicación, estimación de intensidades y generación de la alerta”. El resultado puede ser tan grave como una alerta tardía, una alerta que nunca llega o, incluso peor, una falsa alarma. Esto no solo pone en riesgo vidas, sino que mina la confianza de la población en el sistema de alerta sísmica.
En un país como México, donde las alertas se activan con regularidad, esa confianza es clave. No podemos permitirnos que la ciudadanía dude del sonido de la alerta o que decida ignorarlo. Por eso, la comunicación efectiva durante un sismo no se trata solo de emitir un mensaje, sino de que ese mensaje esté basado en información confiable, que llegue a tiempo y que genere una reacción inmediata y adecuada.
Aquí es donde la IA vuelve a jugar un papel fundamental. Según Jocelyn, una de las mayores ventajas de estas tecnologías es que permiten “un aprendizaje automatizado”, lo que agiliza procesos que antes tomaban meses o incluso años. En lugar de esperar grandes volúmenes de datos para entrenar los sistemas, hoy los algoritmos ajustan parámetros casi en tiempo real, generando modelos más precisos con menos datos. Esto no solo ahorra tiempo: reduce el margen de error y fortalece la fiabilidad del sistema.
La conclusión es clara: la comunicación efectiva durante un sismo no empieza cuando suena la alerta, empieza mucho antes, en la forma en que se recopila, procesa y transmite la información. Apostar por tecnología de IA no es un lujo, es una necesidad. Pero como toda herramienta poderosa, requiere de una gestión responsable, transparente y con visión de largo plazo.
Porque en el momento en que la tierra tiembla, no hay tiempo para dudas. Solo hay tiempo para actuar. Y actuar bien depende, en gran medida, de cómo comunicamos.