Los señalados del Madrid en el descalabro del Emirates

De los cuatro equipos que jugaron ayer los cuartos de final de la Champions, el que menos corrió, y con mucha diferencia, fue el Real Madrid. 101,6 kilómetros recorrieron los jugadores de Ancelotti, doce menos que los 113,56 del Arsenal. Una importante diferencia que se amplía aún más con el Inter, que corrió 120,81 kilómetros en el Allianz. Un poco por debajo del Bayern , que sumó 122,96 kilómetros, casi 23 más que el equipo blanco. Los datos confirman que el Madrid del anoche en el Emirates volvió a ser ese Madrid egoísta e insolidario de casi toda la temporada. Vinicius perdió 18 balones, solo pisó el área de Raya en cuatro ocasiones, no disparó a portería, ganó solo uno de los seis duelos y no realizó ni un solo regate con éxito. Números que en el caso de Rodrygo son aún más turbios. Ningún disparo, ni a puerta ni fuera, ningún regate, ningún centro con acierto y cinco balones perdidos. Y lo que es peor en ambos brasileños, una insolidaridad a la hora de ayudar a Valverde y Alaba que no es nueva y que, excepto en la eliminatoria ante el City, han mostrado toda la temporada. Mbappé tampoco se escapa de rositas. Siete años para fichar a un jugador que debe solucionar partidos como el de ayer. O, al menos, meter la que tenga. Su mano a mano ante Raya a los treinta minutos de la primera mitad tuvo una definición más propia de Higuaín que del que para muchos es el mejor jugador del mundo. Cuánto hubiera cambiado la película si el francés hubiera puesto en la red esa clarísima ocasión, ejecutada con un golpeo técnicamente deficiente. Así que el Madrid sumó en el Emirates su décima derrota de la temporada, sexta en lo que va de año, números muy alejados del pasado curso y que confirman lo que muchos vienen avisando desde agosto. La llegada de Mbappé no era suficiente y no reemplazaba las marchas de Kroos y Nacho. Traer a un delantero cuando se te van tu mediocentro de época y tu defensa multiusos no parece la estrategia más adecuada. Tampoco la de no ir al mercado cuando la defensa se vuelve a quedar desnuda con esos cruzados que son una maldición desde hace ya dos años. Le salió bien la pasada temporada, pero el riesgo fue muy elevado. Es compatible. Mucho tiene que cambiar para que el Madrid levante Champions, Liga o Copa esta temporada y si ha llegado vivo a abril en las tres competiciones es porque las individualidades han sostenido a un equipo que es de todo, menos un equipo. En la foto del Emirates salen en primer plano los tres de ataque, pero detrás hay más gente. El madridismo se empieza a preguntar ya muy seriamente si Camavinga es jugador para el Madrid. Alaba ya ha jugado los 50 mejores partidos de su carrera. Modric, también. Solo se salvan Courtois, a pesar de su error en la barrera en el 1-0, y Bellingham de salir en el retrato del Emirates, pero el inglés ya no puede multiplicarse por diez: «No estuvimos ni cerca. Es un hecho, y el Arsenal estuvo realmente bien. Sé que dos de sus goles fueron de falta, pero podrían haber marcado muchos más. El 3-0 es lo mejor», dijo Jude. Los jugadores, la planificación deportiva y, por supuesto, Ancelotti. No sale ileso el italiano del descalabro. En diciembre, cuando su equipo ganó la Intercontinental y apareció en la sala de prensa del Lusail de Doha, la ovación de los medios internacionales allí presentes, reconocimiento no solo al título sino a su histórico año 2024, le llevó a realizar varias confesiones que hoy se le vuelven en contra. Ancelotti dijo que tras el pésimo inicio de temporada y un mensaje que no calaba el vestuario, llegó pensar que no sería capaz de reconducir a su equipo. Durante algunas semanas pareció que sí lo había logrado y ese mismo día así lo confesó, pero era un espejismo. La química entre Carletto y el vestuario se ha evaporado. Son muchas veces las que, pública y privadamente, el italiano les ha dicho a sus jugadores que no corren ni están coordinados, y eso va también en el suelo de Ancelotti.

Abr 9, 2025 - 13:06
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Los señalados del Madrid en el descalabro del Emirates
De los cuatro equipos que jugaron ayer los cuartos de final de la Champions, el que menos corrió, y con mucha diferencia, fue el Real Madrid. 101,6 kilómetros recorrieron los jugadores de Ancelotti, doce menos que los 113,56 del Arsenal. Una importante diferencia que se amplía aún más con el Inter, que corrió 120,81 kilómetros en el Allianz. Un poco por debajo del Bayern , que sumó 122,96 kilómetros, casi 23 más que el equipo blanco. Los datos confirman que el Madrid del anoche en el Emirates volvió a ser ese Madrid egoísta e insolidario de casi toda la temporada. Vinicius perdió 18 balones, solo pisó el área de Raya en cuatro ocasiones, no disparó a portería, ganó solo uno de los seis duelos y no realizó ni un solo regate con éxito. Números que en el caso de Rodrygo son aún más turbios. Ningún disparo, ni a puerta ni fuera, ningún regate, ningún centro con acierto y cinco balones perdidos. Y lo que es peor en ambos brasileños, una insolidaridad a la hora de ayudar a Valverde y Alaba que no es nueva y que, excepto en la eliminatoria ante el City, han mostrado toda la temporada. Mbappé tampoco se escapa de rositas. Siete años para fichar a un jugador que debe solucionar partidos como el de ayer. O, al menos, meter la que tenga. Su mano a mano ante Raya a los treinta minutos de la primera mitad tuvo una definición más propia de Higuaín que del que para muchos es el mejor jugador del mundo. Cuánto hubiera cambiado la película si el francés hubiera puesto en la red esa clarísima ocasión, ejecutada con un golpeo técnicamente deficiente. Así que el Madrid sumó en el Emirates su décima derrota de la temporada, sexta en lo que va de año, números muy alejados del pasado curso y que confirman lo que muchos vienen avisando desde agosto. La llegada de Mbappé no era suficiente y no reemplazaba las marchas de Kroos y Nacho. Traer a un delantero cuando se te van tu mediocentro de época y tu defensa multiusos no parece la estrategia más adecuada. Tampoco la de no ir al mercado cuando la defensa se vuelve a quedar desnuda con esos cruzados que son una maldición desde hace ya dos años. Le salió bien la pasada temporada, pero el riesgo fue muy elevado. Es compatible. Mucho tiene que cambiar para que el Madrid levante Champions, Liga o Copa esta temporada y si ha llegado vivo a abril en las tres competiciones es porque las individualidades han sostenido a un equipo que es de todo, menos un equipo. En la foto del Emirates salen en primer plano los tres de ataque, pero detrás hay más gente. El madridismo se empieza a preguntar ya muy seriamente si Camavinga es jugador para el Madrid. Alaba ya ha jugado los 50 mejores partidos de su carrera. Modric, también. Solo se salvan Courtois, a pesar de su error en la barrera en el 1-0, y Bellingham de salir en el retrato del Emirates, pero el inglés ya no puede multiplicarse por diez: «No estuvimos ni cerca. Es un hecho, y el Arsenal estuvo realmente bien. Sé que dos de sus goles fueron de falta, pero podrían haber marcado muchos más. El 3-0 es lo mejor», dijo Jude. Los jugadores, la planificación deportiva y, por supuesto, Ancelotti. No sale ileso el italiano del descalabro. En diciembre, cuando su equipo ganó la Intercontinental y apareció en la sala de prensa del Lusail de Doha, la ovación de los medios internacionales allí presentes, reconocimiento no solo al título sino a su histórico año 2024, le llevó a realizar varias confesiones que hoy se le vuelven en contra. Ancelotti dijo que tras el pésimo inicio de temporada y un mensaje que no calaba el vestuario, llegó pensar que no sería capaz de reconducir a su equipo. Durante algunas semanas pareció que sí lo había logrado y ese mismo día así lo confesó, pero era un espejismo. La química entre Carletto y el vestuario se ha evaporado. Son muchas veces las que, pública y privadamente, el italiano les ha dicho a sus jugadores que no corren ni están coordinados, y eso va también en el suelo de Ancelotti.