Limitar el tráfico, los 'free tours' y los grandes eventos: las acciones que valora Madrid para proteger la Plaza Mayor de la saturación
El Plan Director de la Plaza Mayor sugiere eliminar carteles, mejorar el mobiliario y controlar la actividad turística.

El Ayuntamiento de Madrid ha dado a conocer el Plan Director de la Plaza Mayor para proteger uno de los espacios más emblemáticos de la capital y su entorno. El documento analiza la situación y propone acciones concretas para conservar este lugar histórico. A partir de ahora, el Consistorio estudiará las medidas planteadas para valorar cuáles puede llevar a cabo. Entre las recomendaciones se encuentra limitar los vehículos por su alto impacto sobre la movilidad peatonal, controlar la “saturación turística” mediante la regulación de los ‘free tours’, restringir los grandes eventos que se celebran en la plaza o mejorar el pavimento, el mobiliario urbano y la iluminación.
La Dirección General de Patrimonio Cultural y Paisaje Urbano inició los trabajos de redacción el 1 de junio de 2024 para evaluar de forma exhaustiva el estado del Bien de Interés Cultural y definir a corto, medio y largo plazo las líneas de actuación de este enclave y sus calles y plazas aledañas. Así, tras el análisis, lo que más peligra en este momento en la Plaza Mayor es “su integridad” por “los cambios de uso y el exceso de turistificación del espacio”. El uso intensivo, a veces inapropiado, de la plaza también se aprecia “en la suciedad, problemas de mantenimiento, desafección por parte de las personas locales, etc.”.
La empresa encargada de la redacción del plan, Paisaje Transversal, atribuye parte del deterioro a la actividad turística. Hay elevados niveles de saturación peatonal en los recorridos principales ocasionados por grandes grupos, free tours, tuk tuks… y en los espacios colindantes como la Cava de San Miguel o la calle Mayor. Esto ha provocado que la población local no acuda a la plaza salvo en ocasiones puntuales como el mercado navideño por tener la percepción de “haberse convertido en un espacio turístico vinculado al turismo de masas”. Sin embargo, los visitantes no permanecen en el espacio por la “escasez de activos” para que eso se produzca.
Por ello, proponen elaborar un plan de usos que contenga la expansión del turismo masivo y contemple una moratoria para la implantación de actividades turísticas; y regular y controlar los flujos de visitantes en visitas organizadas, los conocidos como ‘free tours’. Además sugieren extender la prohibición del uso de megafonía o altavoces que ya existe para los músicos callejeros a estas visitas turísticas. Para que la población residente pase tiempo en la plaza, habría que mejorar el mobiliario urbano y añadir otros espacios que acaben con los “déficits dotacionales y de servicios públicos”. Por ejemplo, incorporar zonas infantiles en la plaza de Santa Cruz, crear un segundo arco de bancos concéntrico a las farolas-banco actuales, sustituir el vallado por gradas vegetadas en el perímetro de la estatua de Felipe III e incluir una segunda línea de banco. Además, poner árboles nuevos y zonas de sombra en la plaza de las Provincias, plaza de Puerta Cerrada y travesía de Bringas con calle Mayor.
"Repensar el funcionamiento" del mercado navideño
El documento asegura que los grandes eventos que se celebran en este entorno protegido también son los responsables de expulsar a los vecinos. “Es difícil la recuperación de parte de sus valores inmateriales como los usos cotidianos”, señalan. Esto es, añaden, especialmente significativo en relación al comercio tradicional, a la vivienda -solo hay unas mil personas empadronadas en la plaza- y a la condición de espacio de paseo o disfrute ciudadano. Sí que se mantienen “un poco mejor” las celebraciones tradicionales como la Semana Santa o el mercado navideño aunque ven necesario “repensar su funcionamiento por las quejas en cuanto a su diseño y las aglomeraciones que se producen”.
Sin embargo, los eventos se han multiplicado “en exceso”, con una ocupación de la plaza próxima a los 60 días al año, y las condiciones no resultan siempre “idóneas”. Se refiere, por ejemplo, a conciertos, eventos promocionales o la presencia de hooligans, para lo que este espacio “no está preparado”. Por eso, el plan considera necesario establecer un equilibrio entre la identidad que generan los eventos y el impacto sobre la población residente, especialmente en el caso de grandes eventos masivos como los conciertos de San Isidro.
Estos grandes eventos generan una contaminación acústica que afecta a los vecinos de la Plaza Mayor. También lo hacen las terrazas de los bares y restaurantes del entorno. Además, asegura que amenaza con intensificarse por la desaparición de las zonas saturadas que imponían más restricciones a las terrazas de hostelería tras la derogación de la ordenanza de 2022. En este sentido propone reordenar estas terrazas en los arcos de Zaragoza y Botoneras para respetar las zonas de acceso y, para las de fuera de Plaza Mayor adoptar soluciones que minimicen el impacto visual: almacenar el mobiliario en el interior del local, prohibir la instalación de cartelería informativa o publicitaria así como el adosamiento de estas terrazas a los soportales. Junto a estas medidas, deberá haber una campaña de disciplina urbanística que sancione la cartelería ubicada incorrectamente.
Un "centro de reparto de mercancías"
La carga y descarga también supone una molestia para el BIC, según el informe; a lo que se suma el alto impacto sobre la movilidad peatonal de vehículos estacionados en aceras, sobre todo motocicletas y tuk tuks. En el diagnóstico señalan que la plaza funciona como “centro de reparto de mercancías”, lo que también impacta negativamente en la conservación del pavimento. Para evitar esta situación, sugieren prohibir el aparcamiento de los triciclos turísticos, crear una zona específica de carga y descarga para vehículos pequeños y delimitar otros espacios para aparcamiento de motos y otros vehículos. La intensidad de este tráfico de mercancías ha provocado el deterioro del pavimento, por eso hay que restaurarlo o sustituirlo.
Además, proponen desviar el tráfico por la calle de El Salvador, cambiando su sentido de circulación y crear nuevas entradas accesibles peatonales: reformar la entrada del callejón del Triunfo, reabrir la entrada de la calle de la Sal a través de sótanos y bajos de edificios, cerrar o reconvertir la entrada de la calle Felipe III y cerrar la entrada peatonal por calle Zaragoza. Entre las sugerencias también se encuentra recuperar el alzado de la calle Mayor y prolongar el pavimento de la calle al interior de los comercios.
En el análisis detallado de la situación de la Plaza Mayor también se apunta al estado de las fachadas, con “significativos daños por la presión comercial y turística y presencia arbitraria de cartelería e instalaciones”. Para eliminar las patologías detectadas, “es necesario restaurar las fachadas y los soportales”. Además, durante el trabajo de campo se han realizado 357 cuestionarios de los que se extrae que sólo el 36,1% de los vecinos afirman que su vivienda no sufre ningún problema de conservación, por lo que habría que realizar un “plan de rehabilitación de la edificación residencial”. Con respecto a estos edificios, la campaña de disciplina urbanística deberá sancionar los aparatos de aire acondicionado y las casetas y pequeñas edificaciones en la cubierta.
El trabajo de campo que se ha realizado durante meses con sesiones de observación en el mismo espacio para identificar dinámicas de uso y los impactos en el paisaje extrae otras tantas conclusiones como cambiar la iluminación o promocionar la historia de la plaza. También habría que mejorar espacios como el Paisaje del Infierno, tal y como reclamaban los vecinos, a pesar de que “los valores visibles del BIC mantienen gran parte de su autenticidad”. El esfuerzo de mantenimiento, insisten, debe ser “constante” para preservar un monumento fundamental para contar la historia de la ciudad de Madrid. Ahora, el Consistorio estudiará qué medidas de todas las propuestas llevará a cabo en la Plaza Mayor y su entorno.