El resurgir chulapo trae de vuelta los trajes de San Isidro: "Cada vez se viste más gente joven"
Los madrileños alquilan, cosen o compran más trajes "por la influencia de las redes" y "por recuperar la tradición".

Cantaba Olga Ramos en su chotis Si te casas en Madrid: "Si en Valencia tienen fallas / y el encierro en San Fermín / que nos dejen por lo menos / las verbenas de San Isidro en Madrid". Esta letra, escrita en 1983, cobra más sentido que nunca en 2025. Los trajes regionales españoles vuelven a estar de moda. Quizá sea "por las redes sociales y las influencers, que cada vez se visten más y lo enseñan en redes sociales", tal y como explica Salvador Carrasco, propietario de la tienda de alquiler de trajes regionales Vestuarios París. O, quizá, "por el esfuerzo por recuperar lo tradicional para tener algo con lo que diferenciarse", como valora Maty, gerente de la tienda de danza que lleva su nombre. En cualquier caso, ambos concuerdan en que, desde hace unos años, la moda chulapa está en auge en Madrid.
El día grande del madrileño es el 15 de mayo y, su epicentro, es la pradera de San Isidro. Para mujeres: vestidos ajustados, volantes y mangas de farol coronados con un pañuelo blanco y claveles. Para hombres: americanas, chalecos y parpusas —nombre castizo para la boina de chulapo—. Colores, estampados y lunares femeninos conviven con una discreta pata de gallo blanca y negra masculina. "Hace unos años se rechazaba la tradición. Se consideraba de clase baja. Ahora, despierta cada vez más interés y los madrileños preparan sus trajes con más antelación, e ilusión", explica Carrasco. Su tienda, Vestuarios París, ocupa un primer piso en Antón Martín. Un espacio de alquiler de trajes regionales con apenas dos estancias —mostrador con probadores y, detrás, el taller— de 52 años de antigüedad. Alquilar es una de las tres opciones para aquel que quiera lucir chulapo en mayo. Las otras dos: coser o comprar.
En Vestuarios París se agota la opción de arrendar, en Maty se pueden comprar trajes de todos los precios y tipos y, por último, el Ayuntamiento ha remitido por segundo año consecutivo patrones en varias tallas junto a una lista de tiendas de telas y modistas para aquellos que se animen a confeccionar sus propios trajes. "Quien no se vista de chulapo este año, es porque no quiere", bromeaba la delegada municipal de Cultura, Marta Rivera de la Cruz, en la presentación de dichos patrones. Y así es. En Vestuarios París, a escasos diez días de San Isidro "casi no quedan existencias": "La gente viene con tiempo para probar y elegir. Una vez seleccionado el traje, vendrán a recogerlo el 14 y ya lo devuelven el día laborable siguiente", explica. Los precios del alquiler van desde los 50 a los 70 euros, y en el propio taller ajustan —dentro de lo posible— los vestidos a los cuerpos de las clientas.
La diferencia entre comprar un traje y un disfraz
Aún así, hay chulapas que prefieren comprarse un traje para, así, poder mantenerlo para siempre en su armario y desempolvarlo cada mayo. En ese caso, muchos recurren a la tradicional tienda de trajes regionales Maty, inaugurada en 1943 en el corazón de Madrid. En su segunda planta, tienen una sección dedicada enteramente al chulapismo. Trajes, americanas parpusas, mantones y… chalecos de pata de gallo adaptado a las curvas de las mujeres: "Para las que quieran ir más cómodas". "El chico se está animando más que las chicas. Dicen: 'Si mi novia o mis amigas van vestidas… ¿Por qué no voy a ir yo?'", explica Maty. La propietaria sí que ha notado un creciente interés por vestirse y apunta a que los colegios son los responsables: "Tanto la Comunidad de Madrid como el Ayuntamiento están ayudando más. Si no hubiera sido por los colegios, esto se hubiera perdido o quedado en un círculo más mayor".
En su tienda venden desde disfraces hasta trajes artesanales "para todo tipo de bolsillo". Maty asegura que la diferencia de hechura, tela y calidad "es abismal", pero entiende que "no todo el mundo quiere hacer un desembolso para un día al año". Los más caros llegan a los 400 euros y los mantienen al otro lado del mostrador, alejados de las manos curiosas. Aún así, desde la lejanía, se aprecia la diferencia de grosor, confección y caída en la tela comparado con los disfraces y trajes más económicos. En el establecimiento también ofertan hacerse uno a medida, "como se ha hecho siempre". La opción de coserse un traje de chulapa es la tercera de las alternativas. Se puede hacer en modistas, pero también animarse a hacerlo por uno mismo. El Gobierno de Almeida lleva dos San Isidros publicando los patrones para que los madrileños puedan confeccionarse su propio vestido o chaleco y chaqueta regional.
Los valientes que se atreven a coserlos ellos mismos
Con estos patrones se animó Álvaro Navarrete, estudiante de diseño de producto. El madrileño lleva cosiendo desde hace dos años y, el pasado San Isidro, se animó a hacerle un traje a medida a su amiga. "Llevamos disfrutando de las fiestas durante años y mi amiga me animó a meternos todavía más en la tradición vistiéndonos y hacerlo nosotros mismos. Nos hacía ilusión ir de chulapos, pero todavía más hacer entre los dos nuestros trajes, fue divertido", cuenta. Aparte de animarles su afición por las verbenas y actividades de San Isidro, también les impulsó el 'boom' creciente en redes sociales. "Veíamos mucho en Tiktok a jóvenes vestidos de chulapos y chulapas. Nos pareció también una forma de reivindicar la tradición. Y lo hemos hecho", concluye.
Ahora, la cuenta atrás para el día grande roza su fin. Los cuatro puntos clave de la ciudad ya están engalanados con claveles por doquier y acogen eventos cada tarde. En Vestuarios París, las modistas hacen los últimos arreglos para que los clientes lleguen el 14 por la tarde para recoger sus vestidos. En Maty, se formarán largas colas de madrileños que han dejado para el final la compra de su parpusa, pañuelo o incluso de un mantón de manila. Y, los valientes que se hayan animado a ser costureros, estarán rematando los últimos volantes. Todo por un traje regional que inundará de color la pradera. Madrileños con ganas de disfrutar, pero también de reivindicar que su ciudad tiene identidad. Y, esa identidad, es castiza y chulapa.