Le diagnosticaron cáncer por segunda vez y aunque se sorprendió no niega el aprendizaje: “Todo empieza a ser impredecible”

La recaída a Laura, como ella misma cuenta, la rompió en mil pedazos y la llevó a lo más profundo del pozo. A partir de ese momento, todo se tornó impredecible.

Mar 25, 2025 - 08:00
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Le diagnosticaron cáncer por segunda vez y aunque se sorprendió no niega el aprendizaje: “Todo empieza a ser impredecible”

“Ya sabía lo que se venía, ya tenía información, ya conocía los términos médicos, sabía los efectos de la radioterapia, las 1000 visitas a los médicos, toda la incertidumbre y el miedo otra vez me invadían de la punta de los pies a la cabeza. De noche temblaba, de día lloraba. No veía una luz de esperanza, pensaba que mi vida empezaba a tornarse hacia ese rumbo y que nunca más iba a volver a estar bien, sonreír, disfrutar y agradecerle a la vida”.

En marzo de 2021 Laura Dziwak parecía que estaba viviendo una pesadilla. Al menos, es lo que sintió ese día en plena pandemia cuando la palabra cáncer volvía a aparecer en su vida tres años después de haberse cruzado con la misma enfermedad.

Como la primera vez, Laura tuvo que realizarse una biopsia y nuevamente el miedo, la angustia y la ansiedad tomaron la delantera en ese tobogán de sensaciones que la abrumaba.

“El segundo cáncer terminó de hacer todo el trabajo que el primero no había terminado de hacer, me rompió en mil pedazos. Literalmente, me sentía en lo más profundo del pozo. Tener que volver a atravesar el cáncer y pasar por el proceso de la mastectomía me hizo llorar como nunca antes, me hizo afirmar y reafirmar que cuando el cáncer llega, todo empieza a ser impredecible”.

El principio de la historia

En marzo de 2018, cuando tenía 34 años, a Laura le tocaba realizarse sus controles mamarios que se los hacía desde muy joven ya que su mamá había tenido cáncer de mama. Era una ecografía más, cuenta, hasta que el técnico, antes de acabar con el estudio, le recomendó que pidiera un turno lo antes posible con su ginecóloga para que analizara el resultado.

En ese momento Laura se sorprendió por la sugerencia, pero, como ella dice, en lo más mínimo sospechó de lo que esa frase iba a impactar en su vida. No sabía el recorrido que a los pocos días iba a transitar.

Luego de realizarse la biopsia, el 12 de abril su doctora le confirmó que tenía cáncer de mama. No tuvo casi tiempo de procesar tanta información porque en menos de dos semanas se encontraba en una sala de operaciones.La familia y sus amigos también fueron pilares que la ayudaron a renacer en ese momento complejo de su vida.

Laura debutaba en el quirófano con una cuadrantectomía en su mama izquierda. Posteriormente, recibió un ciclo de radioterapia. Después vinieron los controles cada seis meses y las visitas al oncólogo. Si bien seguía con miedo y algo de angustia, sentía que durante ese lapso estaba “renaciendo lentamente” y su estado de ánimo estaba más para arriba que cuando todo había empezado.

“Yo creo que hay tantas formas de enfrentar y atravesar el cáncer como personas en el mundo. Cada uno lo vive como puede, como le sale. A cada uno lo conecta con otras cosas. Hay gente que le sale tirarse a llorar y otras que, como fue mi caso, me hizo abrir los ojos. Enfrentar la enfermedad es una montaña rusa. El diagnóstico es un shock, un tren de frente. No estoy agradecida de haberlo pasado, mucho menos dos veces, pero sin duda no puedo negar que me dejó y me sigue dejando grandes aprendizajes”.

La importancia de sentirse acompañada

En diciembre de 2018, además de todo lo que afrontó con la enfermedad, Laura conoció a César con quien se puso en pareja. Él estuvo muy pendiente de su evolución, con el timing justo para hablarle sobre el tema cuando era necesario y callar cuando el momento así lo ameritaba.El mismo año que tuvo el primer cáncer conoció a César, un amor incondicional.

También en ese año tan difícil se animó, casi impulsivamente, a adoptar un perrito: Ciro. “Ambos fueron y siguen siendo clave. Ciro me conecta con lo simple, con la alegría, la lealtad y, sobre todo, con la importancia de animarse a hacer lo que uno desea y no esperar a enfermarse como me pasó a mí”.

La familia y sus amigos también fueron pilares que la ayudaron a renacer en ese momento complejo de su vida. Ella misma lo cuenta: “Atravesar una enfermedad que llega de golpe es una trompada de lleno y tener gente cerca que sepa acompañar, marca la diferencia. Obviamente, cada uno lo hace como puede y como le sale, pero habiendo enfermado también pude ver no solo la importancia de acompañar, sino lo relevante que es no hablar de más o preguntar cosas innecesarias. Incluso, no dar tantos consejos sino simplemente acompañar escuchando, acompañando a algún médico, dando un abrazo, saliendo al cine o yendo a cenar”.

Tres años después, el mismo diagnóstico

En marzo de 2021 Laura se encontró con esa pesadilla que jamás hubiera querido volverse a cruzar. Otra vez cáncer, pero en la otra mama. “Antes de iniciar rayos, opté por hacerme una mastectomía bilateral avalada y aprobada por mis médicos. Con eso no tuve que hacer rayos y aunque la seguridad no la tiene nadie, me siento un poco más tranquila con la decisión que tomé”.

El segundo diagnóstico, dice, la llevó tan al fondo que casi la obligó a realizar un trabajo interno muy profundo que le permitió tomar un impulso y salir de otra manera de la que estaba antes de conocer la enfermedad. “Entre ambos tumores yo no pude volver a ser la misma, mi perspectiva, mis prioridades y mi forma de ver y encarar el mundo eran totalmente diferentes a las que traía con mi yo anterior”, recuerda Laura.

Tanto es así eso que sintió que poco después de enterarse del segundo diagnóstico y habiendo pasado por la mastectomía, abrió una cuenta en Instagram a la cual sin dudarlo le puso “Tachame la doble” haciendo alusión a lo que había vivido con sus mamas.Una de las publicaciones en su perfil de Instsgram.

“Mi perfil de Instagrgam se convirtió en mi cable a tierra, me escriben mujeres que pasaron o están pasando por el cáncer (no sólo de mama) y me cuentan sus experiencias, me preguntan cosas, compartimos miedos. Yo vuelco ahí mi historia, mis sentimientos, lo que me tocó atravesar y sigo atravesando. Hablo desde mi corazón y desde mi experiencia. No a todas nos pasa lo mismo ni todas sentimos lo mismo, y eso está perfecto porque todas somos diferentes. Si bien el cáncer de mama es uno solo, la enfermedad se transforma en única e irrepetible porque todas traemos nuestros miedos, nuestra mochila”.

“Soy mucho más que el cáncer”

Laura está convencida de que haber tenido cáncer la reconectó con su ser más interno. Dejó de darle importancia a las cosas más superficiales. Ahora, cuenta, disfruta muchísimo de los momentos lindos con su familia, con su novio, con sus amigos y con su perro. “Un rato al sol, el viento en la cara, poder pisar la arena, bailar, cantar, reírme, y estar triste y llorar si es lo que mi cuerpo necesita. El cáncer me dio todo eso: aprender a aceptar lo que me pasa. Abrazarme y quererme como soy. A veces, me cuesta, pero en líneas generales lo voy logrando”. Laura confiesa que el cáncer se quedó para siempre en su mente, en sus pensamientos, con sus miedos, sus angustias y sus temores. “A veces siento que esa maratón me dejó de cama para siempre. Después pasa y vuelvo a recargar energías y pareciera como que esa sensación de desgaste y de agotamiento los hubiera tenido otra persona. Pero no. No es otra persona, no me lo contaron, no fue en un cuerpo prestado. Fui yo, soy yo. Me pasó a mí. Y ahí me registro. Me doy cuenta, me sonrío y me abrazo. Porque me priorizo, me tengo en cuenta, estoy primera. Y si estoy cansada, descanso. Y si no alcanza, duermo. Y si estoy con pilas, me muevo. Y si estoy triste, lloro. Y si estoy contenta, lo disfruto”.

Sin embargo, está convencida que ella es mucho más que la enfermedad, aunque la haya tenido que enfrentar dos veces en tres años. “Soy la que se rompió en 1000 pedazos y se volvió a armar. Soy la persona que después de caer bien profundo al pozo, salió. Seguí indicaciones. Seguí a mi intuición. Hice lo que pude, lo sigo haciendo. Soy todo lo que pude ser a partir del cáncer”.“Soy la que se rompió en 1000 pedazos y se volvió a armar. Soy la persona que después de caer bien profundo al pozo, salió. Seguí indicaciones. Seguí a mi intuición

Hace unos meses cumplió 41 años y decidió compartir con la comunidad que la sigue en Instagram una foto apagando las velas con unas palabras que emocionaron a la mayoría de sus seguidoras. “Cumplir un año más me llena de agradecimiento. Tengo muy presente que mi historia podría haber sido otra sin tener la fortuna de poder sonreír al lado de mis seres amados cuando me toca dar una nueva vuelta al sol. Cumplir años me hace reflexionar y entender que la vida es un regalo y que quienes nos acompañan en el camino hacen que ese regalo valga la pena. Me siento realmente afortunada de la vida que tengo, la que pude ir construyendo, armando, soñando y concretando de a poco. Me siento bendecida por haber podido llenar mi caja de herramientas de la vida, aunque más de una me haya costado miles de lágrimas”.