Las viviendas con mayor eficiencia energética son cada vez más caras y cuestan casi un 10% más
El Banco de España señala que las de etiqueta A consumen un 90% menos y llama a apoyar la rehabilitación.

La diferencia de precio entre las viviendas con mayor y menor eficiencia energética es cada vez más abultada. Según un informe publicado recientemente por el Banco de España, los inmuebles con las calificaciones energéticas más altas (A y B) son de media casi un 10% más caros que aquellos donde el desperdicio de energía es más elevado (F y G). La brecha de precios se ha incrementado en los últimos años y para evitar que el coste se convierta en un desincentivo para la reducción estructural del consumo energético, la institución dirigida por José Luis Escrivá llama a diseñar políticas que mitiguen el impacto económico de la adaptación al cambio climático y favorezcan la transición verde.
Al comparar entre 2015 y 2022 el coste de las viviendas con calificación A y B con aquellas que tienen etiqueta F y G, se observa que la eficiencia energética aumenta de media un 9,7% el precio de venta de una casa. En el caso de los inmuebles con calificaciones intermedias —los que cuentan con certificados C y D—, son de media un 5,7% más caros que los de mayor consumo, mientras que en los etiquetados como E la diferencia es de un 3,3%. En España toda vivienda nueva, en alquiler, que se haya vendido o que haya sido reformada profundamente debe contar con este tipo de certificado de eficiencia energética, que tienen en cuenta el consumo de energía primaria y las emisiones de dióxido de carbono del edificio. El 86,5% del parque inmobiliario tiene calificación E o inferior.
Además, el impacto económico de la eficiencia energética sobre el precio de los pisos ha sido creciente en los últimos años. Según el estudio, en 2017 la diferencia de precios entre los inmuebles con mayor y menor calificación energética era de un 5,4%, mientras que en 2021 y 2022 aumentó respectivamente hasta un 11,5% y un 18,3%. El informe sugiere que este aumento de la brecha coincide con un alza en los precios de la energía, un encarecimiento de los materiales de construcción y problemas de escasez de mano de obra para acometer reformas.
El estudio señala que influyen también en el nivel de impacto económico de la eficiencia energética sobre los precios aspectos como el tipo de vivienda y las necesidades de calefacción y refrigeración en función del lugar en que se ubique. Por ejemplo, en el caso de viviendas aisladas como son las casa unifamiliares independientes, los inmuebles con calificaciones A y B son de media un 19,5% más caros que los de etiqueta F y G. "Los resultados muestran que, a medida que aumentan las necesidades de calefacción de la localidad en la que se ubica el inmueble, el efecto de la eficiencia sobre el precio de la vivienda se intensifica", agrega el informe.
Ahorro en la factura de la luz
El Banco de España recalca que el mayor coste de las viviendas más eficientes se explica, en buena medida, por el ahorro económico que supone la reducción de las facturas energéticas, la mejora implícita de la habitabilidad y salubridad de la vivienda y la disminución del impacto ambiental. "Los proyectos de renovación generan empleo y los edificios más eficientes requieren un menor mantenimiento. Desde el punto de vista medioambiental, disminuyen las emisiones de gases de efecto invernadero, promueven el uso sostenible de recursos y mejoran la calidad del aire", añade el texto en referencia a los beneficios de potenciar la eficiencia energética de los edificios, que también apunta a que proporciona un mayor confort térmico y ayuda a aliviar la pobreza energética, entre otras ventajas.
Según las estimaciones recogidas en el estudio, de media un inmueble con una calificación energética A consume aproximadamente un 90% menos de energía que uno con una calificación de tipo G, lo que se traduce en un ahorro económico "sustancial". Utilizando como referencia los precios minoristas medios anuales de la electricidad, en 2015 una vivienda con alta eficiencia energética (A) ya lograba un ahorro anual de unos 63,8 euros por metro cuadrado frente a una etiquetada como G. El ahorro era de 53,7 euros por metro cuadrado frente a las F y de 35,2 euros frente a las E.
No obstante, esos márgenes han ido aumentando con el paso del tiempo, incrementándose un 35,5% hasta 2022. En el último año de estudio, la diferencia en la factura de la luz entre un piso con calificación A y otro G llega hasta los 86,5 euros por metro cuadrado (72,8 euros frente a viviendas con certificado F y 47,7 euros frente a las E). "Esta evolución de los precios de la electricidad subraya la relevancia de la eficiencia energética como factor mitigante del impacto económico en contextos de altos costes y tensiones en el suministro", expone el informe.
Apoyar la rehabilitación
Ante las "notables" diferencias de precios, el estudio del Banco de España pone sobre la mesa la necesidad de diseñar estrategias para mitigar el impacto económico de la eficiencia energética y la adaptación de los edificios al cambio climático con el objetivo de garantizar una transición "justa y eficiente". "Es fundamental que los precios de los distintos activos, incluida la vivienda, reflejen de manera precisa los riesgos ambientales, incentivando decisiones de inversión que fortalezcan la resiliencia climática del mercado inmobiliario y lo alineen con los objetivos de sostenibilidad a largo plazo", recalca el texto.
En esa línea, la institución encabezada por José Luis Escrivá señala como una "oportunidad" para que los hogares mejoren la eficiencia energética de sus viviendas los fondos europeos del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR), que comprende precisamente subvenciones para la rehabilitación de inmuebles residenciales que. Estas ayudas se acompañan de deducciones en el IRPF. Desde el Banco de España recuerdan que la mejora de la eficiencia energética de los edificios no solo repercute en la reducción de la factura energética de los hogares, sino que también incrementa el valor de las propias viviendas y subrayan el "potencial de la rehabilitación energética" en un parque inmobiliario de "muy baja" eficiencia energética como el español.